CAPÍTULO 38

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EL LEGENDARIO

Empiezo a dibujar su silueta y empiezo con el rostro. Veo como él sonríe y luego saca una hoja, empieza a dibujar, y niego divertida mientras le sigo retratando.

—Mira—dice emocionado y me tiende el folio, contengo la carcajada al ver la muñequita de palitos y tres pelos—Eres tú, se parece ¿a que si?—dice como niño pequeño. No digo nada.— Soy un artista.—dice con aire de suficiencia.

—Lo siento, Zack, pero parece que lo ha dibujado un niño de tres años. Es horrible.—digo sinceramente, y él hace un puchero.—venga Zack, si te esfuerzas y practicas seguro mejoras, seguro que si—le animo

—Nah, lo se, el arte no es para mi—dice normal, coge un boli negro y a él lado de la muñequita coloca una flecha señalándolo y escribe: Seyi, Preciosa <3 att: Zacki

Me encanta su letra. Sonrió y lo guardo en mi carpesano, sigo dibujándole.

—Nunca me dijiste que el primero de octubre era tu cumpleaños...— dice Zack mirándome distraído.

—No me gusta mi cumpleaños.— contestó sin expresión.

—Es imposible. A todo el mundo le emociona su cumpleaños.— dice mirando hacia al frente, donde está la profesora sustituta.

Menos mal es penúltima hora, por que ya me quiero ir a casa.

—Y a ti se te olvida que no soy como todo el mundo— retoco un poco más el brillo de los ojos, para que se parezca más a Zack.

—Ya lo se, eso fue lo que me enganchó— dice y siento mis mejillas arder un poco, las comisuras de mis labios se levantan pero sigo dibujándole.

Pasamos así la media hora que faltaba, al fin termine el dibujo. Cojo la hoja en una mano y la alejo un poco de mi, inclino mi cabeza a un lado y analizo mi retrato.

—No se, parece que te hice demasiado bueno.— le molesto.

—Quieras o no, así de bueno me vez tú.— coge el dibujo entre sus manos y lo mira satisfecho e ilusionado.—Dibujas increíble.—

—No es para tanto— guardo las cosas como caigan en la mochila. La cierro y saco la tableta de chocolate negro que ayer compré, parto dos cuadritos y me como uno.

El otro se lo acercó a Zack y él abre la boca, se lo meto en la boca y él sonríe como un niño pequeño.

—¿Hoy pasas a estudiar?— preguntó distraída mirando por el gran ventanal de clase.

—No, lo siento, tengo que ir a un sitio.— se lamenta

—¿Donde?— preguntó para formar conversación, aunque con él se puede hablar de todo y salir conversación de donde no la hay.

—Tranquila, solo tengo ojos para ti.—
Ruedo los ojos y sonrió un poco.

—No es por eso, sopenco— le doy una colleja suave.

—He quedado con unos del equipo, me han invitado a una tarde de juegos— explica aún mirando mi dibujo. Se lo quito de las manos para firmarlo—¡Oye!— se queja.

"De Seyi, para el sopenco que tengo de pretendiente <3" escribo en la parte de atrás.

Sonríe al ver eso y lo guarda en su mochila azul.

—Lo pegaré en mi cuarto.— dice orgulloso y yo sonrió divertida.

—Ponlo cerca de capitán América.—

—Hecho— dice y el timbre suena, nos levantamos a la vez y salimos los primeros.

La otra hora tuvimos que hacer un trabajo de tres: Alex, Zack y yo, un equipo tanto productivo como revoltoso. Pero me la pase genial con ellos...

Pensándolo bien, Zack me debe muchas tabletas de chocolate. Cuando me prometió que me traería una todas las semanas si le prometía  lo de llamarle si quería esnifar.

Yo:
Oye, las tabletas de chocolate de cada semana ¿que? Eso me lo debes.

A los dos minutos me contesta.

Zacki:
Se me había olvidado, la otra semana empiezo, lo prometo ;).

Yo:
No hace falta que se todas las semanas, si me das una al mes me basta. :3

Zacki:
-_- No te creo. Se que te encanta el chocolate negro con almendras... te llevaré dos por mes.

Yo:
Me parece justo. Acepto UwU

Zacki:
Te escribo cuando salga de aquí, acabo de llegar y están súper pesados.

Yo:
Valep! Chao.

Zacki:
<3

Y con ese último mensaje me planto una sonrisa de idiota enamorada.

Entran a mi habitación sin mi permiso, algo que odio con todo mi ser, pero al ver a mi hermano tirado en mi cama se me pasa.

Es un comienzo, ahora viene a mi habitación.

—¿Ne acompañas a una pelea?— dice Ara con la cabeza enterrada en la almohada.

—¿Te has metido en una pelea?— pregunta graciosa.

—No, me han invitado a ver una pelea. Y no quiero ir solo.— explica y sonrió al ver que me invita.

—Vamos— le digo poniéndome mis zapatillas y mi chaqueta de cuero encima de mi sudadera negra.

Me miro de reojo en el espejo, uno jean azul caro de rotos en las rodillas, una sudadera negra que deja ver mi ombligo y mi chaqueta de cuero con mis zapatillas vans.

Voy rápido al baño y me desinfecto el pircing, ya está curado, pero es mejor prevenir una infección.

Bajamos juntos y yo más feliz no puedo estar, mi hermano mellizo está jugando conmigo a los empujones.

Es decir, que lo estamos arreglando.
Me subo en el coche de mi hermano y vamos a ese lugar de la pelea.

Al llegar aparca cerca a un callejón, como de películas, las paredes están llenas de grafitis y sucias con basura en las esquinas. Y gente borracha sale de una pequeña puerta blanca un poco rota.

—Huele horrible.— me quejo cuando empezamos a caminar a la entrada, esa puerta blanca medio rota.

—Huele a vaca podrida.—

—¿Y tú cómo sabes a qué huele una vaca podrida?—

—No se, solo lo inventó— se encoge de hombros.

Entramos por la puerta y bajamos las escaleras de madera en muy mal estado, todo está oscuro, excepto por unas luces que alumbran el rin de pelea, este típico de pelis, que es un cuadrado y como una colchoneta muy dura.

Pasamos entre la gente y Ara encuentra a los del equipo de fútbol americano. Nos quedamos allí mientras conversamos de quién peleará, jamas había estado en una pelea ilegal ...

Me gusta ver el boxeo, en televisión, y me gusta lo ilegal... pero este lugar me trae un poquito de mal rollo...

Empieza a sonar una musiquita  haciendo que todos nos callemos. Me pego un poco más a mi hermano, para protegerlo, a ver, se que me saca una cabeza, pero aunque sea difícil de creer le he defendido de tantas peleas que no puedo contar.

Las luces antes rojas que alumbraban el rin, se ponen blancas dando más luz. Una puerta se abre y la luz alumbra allí, de esa puerta sale un señor de 25 años, con unos guates de boxeo y da un poco de repelus.

Me abrazo a mi misma ya que en este lugar hace mucho frío, ya que es subterráneo.

—Tenemos a nuestro ¡Roch! Un fuerte aplauso para él— anima el presentador, nosotros obedientes aplaudimos haciendo que este empiece a darse puños en el pecho. Hago una mueca de asco al ver como escupe, el tal Roch.

—Y ahora... ¡¡Nuestro mejor ganador este año!! Nuestro ¡legendario!—

¿Legendario?
Que nombre tan absurdo.
Oye, es original.
Hay que aceptarlo.

Damos un gran aplauso, pero al ver la persona que sale de allí, la sangre se me congela y el color se me va.

¿VOLVER A ENAMORARME? Donde viven las historias. Descúbrelo ahora