Capítulo 2: La cripta.

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Si había algo que en todos los clanes se consideraba de igual manera era tener un séptimo hijo. Un hijo o hija que nacía en el séptimo lugar era un hijo especial, se les presumían dones y capacidades que otros no tenían, eran inteligentes y dispuestos y aunque no lo fueran, el hecho de haber nacido con el número siete ya era un augurio de buena suerte. Cuando la reina Odela se quedó embarazada por séptima vez, todo fueron parabienes. Ese año hubo una buena cosecha de cereal, no hubo tormentas de nieve demasiado profundas y el corto verano que se daba en aquellas frías tierras duró una semana más de lo normal. Nunsaib nacería en febrero con la luna de nieve, todo estaba previsto y los eruditos comenzaron a investigar su posible  carta astral para ver cuál sería su futuro. Sin duda Nunsaib sería un ser excepcional con un futuro tranquilo y esplendoroso. Pero Nunsaib no quería estar más tiempo en el vientre y nació un mes antes, en la luna del lobo.

Fue algo completamente imprevisto, la reina se puso de parto en una noche de ventisca y mucho frío, el pequeño benjamín tenía prisa por salir al mundo y Tinusbel era todo alboroto y carreras de un lado a otro para asistir al parto. La reina ya era veterana y no hubo muchos problemas para el nacimiento del esperado séptimo hijo pero cuando todo ya se hubo tranquilizado, Timmia entró a la habitación donde la reina amamantaba al pequeño Nunsaib con una cara un tanto inquietante.

—Mira Timmia, es tan bello como un amanecer de primavera. Ha nacido antes pero es un niño de nieve no obstante.

La decana miraba al pequeño que se alimentaba ajeno a todo lo que sucedía a su alrededor, sin duda era un niño de nieve aunque la  luna de nieve no lo hubiera traído. Estaba bajo la luna del lobo y eso le dotaba de inteligencia y determinación. Pero lo que preocupaba a Timmia no era su luna sino su estrella. Para los omegas azules la observación del firmamento nocturno era todo un arte. Estudiaban el movimiento de las estrellas y la luna y predecían las condiciones climatológicas para las cosechas. 

Sobre todo venían muchos campesinos desde Jiangzi y Lughon para saber cuándo era mejor plantar el arroz, llevar a pastar al ganado a las montañas o recoger las cosechas de frutas. Eran expertos en eso y sus predicciones eran una de las maneras en las que obtenían dinero o víveres que no se podían conseguir en Eridan. Las predicciones eran bastante precisas, también lo eran cuando un niño nacía, que además se complementaban con la lectura de las piedras sagradas. Pero en el caso de Nunsaib había un problema importante que no dejaba ver claro cuál sería su destino.

De entre todas las estrellas que había en el cielo, había una estrella especial llamada Sila. Sila era una estrella doble y eso significaba que los que nacían cuando esa estrella errante aparecía, no podían saber con precisión cuál sería su destino debido a su dualidad. Podía pasar una cosa o su contraria, podía modificarse el destino a lo largo de la vida o simplemente no se dejaba ver y ese era el caso de Nunsaib. Tenía una gran luna que lo guiaba pero su estrella era imprecisa, misteriosa y poco clara por lo que no podían predecir si su vida sería larga o corta, tormentosa o tranquila. No sabían si tendría las dotes de un estratega o de un músico o si simplemente sería un omega normal.

Timmia se intranquilizó aún más cuando en la ceremonia de la alianza años después, no se reveló el alfa destinado de Nunsaib que quedó solo a la espera de que apareciera algún día.

***

Nunsaib fue regañado tras el ensayo por el Gran Maestre Rons que le indicó lo importante que era para la corte que supiera sus funciones y las cumpliera. Sin tradiciones estaban perdidos, olvidarían su forma de vida y a sus ancestros y eso era algo que el Gran Maestre tenía muy claro y le gustaba recordar a cada momento. El pequeño príncipe apresuró el paso cuando se vio libre del Gran Maestre y buscó a su hermano mayor.

Veneno Alfa: La Montaña NevadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora