Capítulo 27: La Otra Mitad

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Febrero 9, 1977

Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería

Dormitorio masculino de Gryffindor

1:30 p.m.

Sirius se mantenía cepillando su cabello oscuro cuidando de cada detalle para aquel día. Una media cola, chaqueta de cuero roja con detalles dorados, pantalones negros y zapatos altos consistían de su estilo, el cual completó con unas cadenas, delineador y esmalte de uñas negro. Sentía que se veía bien. Sin embargo, no se sentía bien. 

Llevaba más de un mes sin hablar con Stella o Remus. En un punto, por más que quiso negárselo, sabía que lo había arruinado. Había arruinado la relación que tenía con Stella (más de lo que ya estaba) y su amistad con Remus, con el cual esperaba haber podido ser algo más.

Sirius sabía que con Remus lo arruinó desde el segundo que decidió jugarle aquella broma a Snape y James lo regañó. Debió darse cuenta en ese instante que la cagó. 

No fue así, como pueden notar. No se dio cuenta hasta que fue muy tarde.

También sabía que su segundo error fue tardarse en decirle. Le explicaba todo en el momento y a lo mejor el enojo de Remus no hubiera sido lo suficientemente grande como para decidir dejar aquella amistad. Se quería convencer que, de haber hablado antes, lo hubiera perdonado. 

No lo hubiera hecho, era su mayor secreto después de todo, pero prefería haberle dicho él y no que se enterara por su hermano y sus amigos.

Esa era otra cosa que aún no entendía.

¿Cómo ellos sabían?

No fue Snape. Sirius sabía que él podía ser muchas cosas y podría odiarlo, pero si no lo delató con las autoridades, no se lo habría dicho a ellos tres. Menos ahora que está con Stella y respeta mucho sus decisiones.

Stella mucho menos. Quería mucho a Remus como para decirles a ellos. Creería más que ella fue directamente con Moony que con ellos.

Ahora que pensaba eso, tampoco debió dejar que Stella y James guardaran su secreto. Él se lo había pedido, pero también ellos aceptaron con la condición de que él le dijera personalmente. Y pasó un año.

—Eres una mierda ¿Sabes?—dijo él mirándose en el espejo y respiró hondo—. Stella decía la verdad, si me quiero disculpar, debe ser genuinamente...

Repasó lo que haría y respiró hondo. 

1. Hablar con Stella.

2. Ir al partido Gryffindor vs Hufflepuff.

3. Hablar con Remus.

Hablaría con Remus durante el partido de no ser porque este se encargaría de comentar lo que ocurriría. 

De hecho, hubiera hablado con Remus primero de no ser porque encontró a su hermana en la sala común de Gryffindor mientras salía.

Desde hacía un rato le sorprendía encontrársela rondando por la torre de Gryffindor antes de la hora de dormir. Se sabía que se la pasaba en las mazmorras, ya sea por Snape, Brianna o Regulus, pero allá se la pasaba últimamente.

En su defecto, la torre de astronomía. 

Ese día estaba ahí a solas, para mayor impacto. Era raro que la sala común estuviera vacía, seguramente se debía al juego de aquel día, pero se esperaba que hubiera gente acomodando las cosas. Mínimo, tres personas hablando.

Para su conveniencia, eran sólo ellos dos. Respiró hondo y dio un salto de fe. 

Se acercó a Stella por la espalda y ella le extendió una poción en un frasquito azul sin verlo. Ella iba con un vestido blanco, un cárdigan rojo, pantimedias blancas, unos calentadores y unos zapatos mafalda negros. Era lista, seguía haciendo frío.

La Noble Casa BlackDonde viven las historias. Descúbrelo ahora