Cuarto capítulo

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Sana's pov:

No supe el diagnostico del médico pero Tzuyu me dio unas pastillas para los temblores. Eran realmente efectivas, ya llevaba una semana tomandolas y los temblores eran mínimos, lo mejor era que ella ya había vuelto a dormir a mi lado enredando su brazo sobre mi cadera con su respiración chocando contra mi cuello. En las noches donde no podía conciliar el sueño me ponía a pensar en cosas triviales, a veces recuerdos, otras veces en sueños...Esa noche estaba pensando en cuando conocí a Tzuyu. Me atrajo desde el primer instante, fue en una visita de universitarios al instituto donde estaba cursando el último año, ella iba con un grupo de amigos numeroso pero no parecía realmente interesada en ellos. Yo estaba con Nayeon en ese momento, cuando Tzuyu me vio lo primero que hizo fue sonreirme y después me saludó con la mano. Yo hice lo mismo pero con más tímidez, mi amiga codeó mi estomago mientras me decía que le había gustado a la universitaria más guapa que había visto en ese grupo y no se equivocaba. Yo la amé desde el primer segundo, desde el primer beso después de la primera cita en en el porche de mi casa, desde la vez donde le di mi virginidad como un símbolo de cuánto la quería, cuando me pidió ser novias, en el primer golpe accidental, en el primer enojo...Yo sabía que ella era una persona que se enojaba con facilidad desde que comenzamos a salir y no me importó eso cuando me propuso que vivieramos juntas alejadas de mis amigas y de mi familia.

Yo la quería más a que a nadie en este mundo. Nadie la conoce como yo. Nadie sabe soportarla como yo.

Su suspiro en mi cuello me hizo temblar unos segundos para después voltear y acariciar su rostro que parecía tan irreal. Se veía como un bebé, tan tranquila mientras sus manos apretaban mis caderas tal vez con el miedo de que me fuera de su lado. Pero nunca lo haré, no seré como lo fue su cobarde madre.

Sus manos eran igual de suaves cuando tomaban mi cara con fuerza. Seguía viendola tan hermosa con sus cejas juntas y con sus venas marcandose por gritarme. Parecía ser que tenía dos almas, tal vez una era muy pura y la otra demasiado dañada...

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