PRÓLOGO

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Amor. Cuatro letras que unidas entre sí engloban tantos sentimientos y que al mismo tiempo son tan difíciles de expresar. Algunos lo describen como mariposas en el estómago. Otros, en cambio, como una corriente eléctrica que recorre el cuerpo de abajo arriba. Una mirada furtiva, un roce sutil en la piel, una sonrisa... suelen ser el detonante que advierte de la llegada de lo que es inevitable. Pero ¿qué sucede cuando uno se enamora de quién no debe, pese a saber que no es lo más sensato o correcto? Todos pensaréis que es simple la respuesta. Meditadlo.

Mientras la mente grita «no» una y otra vez, el corazón va por libre. En él no se manda, no responde a lógica alguna. Se deja llevar y se implica de lleno. Es una montaña rusa que se escapa a nuestro control y que nos arrolla con subidas y bajadas inesperadas. Y aquí es cuando comienza la batalla interna de la razón contra el sentimiento.

Dicen que el amor es ciego. Quizás en esa cita se debería de añadir sordo, mudo y algo estúpido también. Porque seamos sinceros, en cuantas ocasiones uno se ha planteado el motivo de lo que siente por alguien preguntándose «¿por qué te quiero?» sin obtener respuesta.

Si el amor fuera algo lógico guiado por la razón, posiblemente no llegaríamos a enamorarnos en la vida. Sin embargo, uno no escoge de quien se enamora. Dicen los

«expertos» que el amor, ese sentimiento de euforia, es causado por las endorfinas. ¡Qué fácil es culpar a las hormonas!

Pasión, lujuria, atracción desembocan con el tiempo en sentimientos incondicionales. Se da todo por la persona amada, te aferras con uñas y dientes a los momentos felices. Intentas hacer a un lado todas las lágrimas amargas que se han derramado, los desplantes y/o los gestos que te causan daño. Porque cuando te enamoras de la persona equivocada, te cierras en banda esperando que algo cambie. La idealizamos hasta tal punto que dejamos de ser nosotros mismos. Y llegados a ese punto, es cuando uno se vuelve a cuestionar y afirma... No sé por qué te quiero.

Antiliados.


No sé por qué te quieroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora