Capítulo 27

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"1142 palabras"

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Narra Toni:

- ¿Y cuando se haría el gran robo? - le pregunté a Hai desde el sofá en el que estaba sentado.

- Se halía en 2 semanas - contestó simple, parecía que ya llevaba tiempo planificándolo.

- 2 semanas... - susurró Carlo, a lo que yo le miré.

- ¿Tiene algún problema, Carlo? - preguntó Igor sin deshacer su postura recta.

- Credo di no (supongo que no) - suspiró, a lo que yo le miré extrañado.

¿Y a éste qué le pasaba?

- ¿Habéis visto a Anya? - preguntó Igor.

- No se ha vuelto a saber nada de ella desde la gala - contestó Carlo.

- Estal muy atentos, chicos - dijo el chino - puede sel una amenaza, no es de fial -

- ¿Alguien es para ti de fiar? - pregunté aguantándome la risa.

- Tú, Pony - me sonrió.

Ok questo è strano (Vale, esto es raro)

- Si no hay nada más de lo que hablar - dijo Carlo levantándose del sofá - nosotros nos vamos que tenemos que vender - mintió, hoy no nos tocaba vender.

- Está bien, cuídense - se despidió el alfa de aroma a whisky.

- Addio (Adiós) - dijimos Carlo y yo al unísono.

[...]

- El chino de mierda va detrás tuya, donde vaya tu culo va él - dijo Carlo mientras conducía hacia algún sitio.

- No digas tonterías - negué con la cabeza.

- È vero (es cierto) - respondió.

- ¿A dónde vamos? - le cambié de tema.

- Yo había quedado con Horacio para ir al casino - sonrió de lado.

- Ah, ¿Me abandonas? - me puse una mano en el pecho dramáticamente- que fuerte -

- Yo no me quejo cuando te vas con Gustabo - contraatacó el Gambino mayor.

- Que mentira - miré por la ventana, seguía lloviendo a cántaros.

- Que verdad - miró al frente para que no nos chocáramos - si quieres te llevo donde Gus -

- Me parece bien - sonreí.

- Me lo imaginaba - se rió.

[...]

Minutos más tarde aparcamos enfrente de la casa de los omegas.

- Llegamos - mencionó el de aroma a canela mientras salía del coche, copié su acción y salí del coche.

Empezamos a caminar hacia la puerta de la entrada, cuando llegamos hasta ella timbramos y esperamos a que nos abrieran la puerta, grata fue la sorpresa cuando nos abrió un hombre con cara de pocos amigos y un fuerte aroma a café.

- ¿Y vosotros quién mierdas sois? - preguntó aquel hombre con voz grave, a simple vista se podía decir que era un alfa.

- Som... - iba a hablar Carlo pero fue interrumpido por una voz más suave que la del alfa.

- ¿Quién es? - se asomó una cresta roja por la puerta.

- ¿Los conoces? - preguntó aquel hombre.

- Em... si, son unos amigos - nos miró con un miedo notable.

Freccia del destino [Gustoni]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora