THALÍA.
Los días posteriores a la noche en la fiesta estaban algo borrosos en mi mente.
La intensa lluvia se había apoderado del frondoso bosque impidiendo que cumpliera con mi aventura diaria a casa de Brina.
En parte era algo que agradecía. Tenía mucho en lo que pensar.Güngor y yo habíamos decidido darnos un tiempo y era algo de lo que aún tenía que hablar con mi morena. El problema era que no me atrevía a hacerlo.
Tenía la esperanza de que fuera algo temporal y antes de que me diera cuenta estaríamos juntos de nuevo.
Sabía que Brina acabaría con toda mi esperanza de un solo estamento. La quería mucho, pero a veces era demasiado directa y parecía no notar que muchos de sus comentarios podían llegar a herir a alguien, incluso cuando lo hacía con la mejor intención posible.También estaba el otro problema: los hermanos Buzolic.
No era un secreto que Brina tenía sentimientos encontrados hacía Deimos, incluso cuando ella misma intentaba ocultarlo. No podía juzgarla. Era la clase de hombre que acaba con tu estabilidad emocional y sabía que Brina ya había experimentado esa sensación y no quería volver a hacerlo.Y después estaba Dánae.
No sabía describir bien como me sentía respecto a ella. La vuelta en la noria aquella tarde en la feria y la lujosa fiesta en su casa sirvió para conocernos algo mejor pero no fue suficiente para mi.
Tenía la sensación de querer saberlo todo de ella, absolutamente todo.El recuerdo de sus manos trenzando delicadamente mi pelo rubio me puso los pelos de punta.
Mis manos se dirigieron a la parte de atrás de mi cuello, siguiendo el recorrido que las suyas hicieron esa fría tarde de invierno.
Mis yemas tocaron la parte desnuda de mi nuca enviando corrientes por toda mi columna.Cerré los ojos, casi sintiendo la presencia de Dánae frente a mi, tomando el control de mis manos.
Fueron descendiendo despacio hacía el valle de mis pechos, donde el frío metal de mis anillos hizo que algo se revolviera dentro de mí.
Mi respiración se aceleró haciendo que me temblaran las piernas.Daba gracias a que me encontraba sentada, supuestamente estudiando para los exámenes finales. La tarde se presentaría de otra manera, por lo visto.
Incluso más despacio que antes, mis temblorosos dedos hicieron contacto con la tela de mi ropa interior, haciendo que contuviera la respiración.
Tomé una gran bocanada de aire, colando mis dedos por dentro de mis braguitas de Spiderman y acariciando delicadamente mientras mi otra mano se aferraba a la parte baja de mi camiseta.
Justo cuando la tarde empezaba a ponerse interesante, el sonido de unos golpes en la puerta de mi habitación me hicieron soltar un gruñido.
Me levanté despacio, mordiéndome la lengua hasta sentir el sabor metálico de la sangre en mi boca.La respiración se me cortó al ver la figura frente a mí.
La sonrisa de Dánae me paralizó por completo. No fue hasta que me fije en el extraño brillo en sus ojos que no volví en mí.
− Dánae – conseguí decir.
− Tu madre me ha dejado entrar, espero que no te moleste – levantó las cejas tras unos cuantos segundos de silencio por mi parte.
− Sí, claro. Perdón. Pasa – me hice a un lado, rezando porque el notorio rubor de mis mejillas y la excitación de mis ojos desapareciera cuanto antes – perdona el desorden, estaba estudiando – carraspeé al ver como sus ojos me recorrían de arriba a abajo sin pudor.
− No sonaba como si estuviera estudiando – me congelé a medio camino del escritorio – No te cortes por mí, sigue con lo que estabas haciendo antes de que te interrumpiera. Puedo esperar a que termines -
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𝑺𝒆𝒓𝒆𝒏𝒅𝒊𝒑𝒊𝒂 ~
FantasyEn el pequeño pueblo de Royal Earth, jóvenes y adultos están condenados a vivir bajo las estrictas reglas del poderoso Gobierno de Control de Elementos. Teniendo prohibida la relación entre individuos de fuera de "la gueto", Brina aprenderá a vivir...