𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝑫𝒐𝒄𝒆

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Jamil Viper se presentó inicialmente como un joven meticuloso y precavido, mostrando una cautela admirable al asegurarse de las intenciones que subyacen tras cada pregunta antes de proporcionar respuestas al interrogatorio. El joven brindó el mismo testimonio que los anteriores. 

—Sentí como si perdiera la consciencia por un momento. —Confesó tras relatar los detalles de su infortunio— No estaba adormilado, la sensación era más... como si se tratara de una magia única.

—Ya veo. —Canturreó Cater mientras se cruzaba de brazos, pensativo.— Por eso parecían simples tropiezos y solo la víctima notaba algo mal.

—Y al ser momentáneo, la víctima no distinguía entre un tropiezo y la magia. —Añadió Riddle, aportando una perspicaz observación al análisis.—

Grim, en un susurro apenas audible para sí mismo, reflexionaba en voz baja hasta que un destello de comprensión le asaltó la mente con fuerza arrolladora.

—¡Dae, Dae! —Agudizó su voz con urgencia, atrayendo la atención de su amigo mientras tiraba desesperadamente de su pierna— ¡Ya sé de quién es la magia única!

—¿Qué estás diciendo? —Inquirió con escepticismo, incapaz de comprender de dónde su compañero había extraído la información que faltaba— 

—¡Si, aquél con orejas, de Savanaclaw! —Afirmó con seguridad— Ruggie... no sé cuánto.

—¿Ruggie Bucchie? —sugirió el de ojos verdes, recibiendo una afirmación por parte de Grim— Ruggie está en la clase 2°B, vayamos a hablar con él.

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Daelo comprendía que enfrentarse de forma directa no constituía la elección más prudente. No obstante, anhelaba desentrañar las motivaciones que envolvían a ese joven y, para ello, precisaba forjar sus propias conclusiones.

El principal sospechoso, como si acatara sin chistar, los siguió hacia los pasillos desiertos, aparentemente sumiso y sin ofrecer resistencia alguna. Su comportamiento era la fachada perfecta destinada a desvanecerse en la primera oportunidad para escapar, arrebatando con destreza las plumas mágicas de sus superiores para facilitar su huida.

A pesar de ello, su fuga no parecía ser motivo de inquietud para el noble. Los lamentos desesperados de Rosehearts resonaban en el aire, acompañando una persecución frenética que se desplegaba tras el esquivo individuo. Daelo, sin embargo, optó por desviar su atención hacia otros quehaceres, girando sobre sus talones y emprendiendo una caminata pausada hasta topar con una otra presencia.

Las baldosas pulidas del pasillo resonaban bajo el eco de sus pasos, y el silencio reinante se veía interrumpido únicamente por el vaivén de las cortinas, permitiendo la entrada de una suave brisa.

Un destello fugaz de luz iluminó el rostro de Daelo cuando se encontró con aquel individuo. El bullicio del pasillo se apaciguó mientras el joven se dirigía hacia el albino con paso decidido. 

—Disculpe, joven Howl. —llamó, intentando romper el hielo que parecía envolver al contrario en una capa de silencio.— 

La respuesta no se hizo esperar, pero no fue verbal. En lugar de palabras, el chico de cabellos plateados le regaló una mirada penetrante, cargada de desconfianza, reflejando reservas y secretos que quedaban ocultos bajo su dura superficie.

—¿En qué curso está su líder? —inquirió, sin titubear, desafiando con su firmeza cualquier atisbo de intimidación que pudiera surgir.—

𝑬𝒏𝒊𝒈𝒎𝒂 - 𝑻𝒘𝒊𝒔𝒕𝒆𝒅 𝑾𝒐𝒏𝒅𝒆𝒓𝒍𝒂𝒏𝒅 (𝑴!𝑶𝑪)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora