Capitulo I

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Pensé que el amor olía a rosas y chocolate, pero en realidad huele a sangre, lluvia y sudor.
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Me desperté con un grito estremecedor, yo estaba tumbada en la cama de mi cuarto, me incorporé pero antes de poder abrir la puerta la vecina del 4°A, Alma, entró con una botella de vodka rota en la mano. Cuando me vió tiro la botella al suelo y me abrazó, empezaron a sonar sirenas, no podia distinguir si eran de ambulancias o de policías, pero sabia que no era nada bueno.
Me llevaron a la comisaría de policía, y al llegar mi vecina me sentó en una silla y dijo.
- Kess, tu madre a muerto. - Ella me abrazó pero no sentí nada, pensaba que cuando ella muriese seria el mejor alivio del mundo y que me pondria a dar saltos de alegria, pero solo sentí indiferencia. LA ODIABA, ella solo tenia dos números grabados en el movil, el de mi vecina y el de su camello, ni siquiera tenia el mio, se pasaba el dia o en el bar o en su cuarto drogandose con lo que sea que se metiera en el cuerpo. - Ese polícia de ahí te tiene que hacer unas preguntas, yo estaré detras del cristal viendote, ¿vale?. -
No le respondí, me tocó el hombro, salió por la puerta y la cerro. Un hombre asiático que estaba en la esquina del cuarto se sentó en la mesa conmigo.
-Bueno...Kesia García Martínez,¿no?. -
-Efectivamente, agente, pero los apellidos quitamelos de la lista, anda. - El me ignoró.
-¿Viste o oiste algo cuando pasó el incidente.? -
-Me desperté con un sonido muy estruendoso, me levante de la cama , luego entró Alma y me llevaron aqui. -
-¿Que tipo de sonido? -
-No lo se, como si se hubiera caido algo.- El me miró y apuntó en su libreta.
-Vale muchas gracias por tu colaboración, Kesia. - Me tocó el hombro. -Y...suerte.-
Todo el mundo tiene una pequeña obsesión con tocar los hombros de la gente cuando creen que estan tristes. El dejó la puerta abierta y mi vecina me llamó.
-Kess, nos han dicho que ya nos podemos ir. Vente hoy a dormir a mi casa, cuando lleguemos debo decirte una cosa.- Asentí von la cabeza y me levante de la silla, aun estaba en pijama, serian como las diez de la mañana y ya empezaba a hacer calor. Salimos de la comisaría y nos dirigimos a su coche, durante el camino reinó el silencio, un silencio muy incomodo.
Llegamos mi edificio, ella vivía puerta con puerta de mi casa, la entrada a el que mi madre me obligaba a llamar hogar estaba sellada con una cinta policial y un agente custodiaba la puerta, dentro estaban los forenses examinando el cadáver de mi madre, Alma me apartó la mirada de la puerta y entramos en casa, ella tenía un hijo, Fran, estaba alli. El era alto, de tez blanca y pelo castaño claro aunque ya se le estaba empezando a caer el pelo, el vivía al otro lado del pais, era abogado a si que abría venido para arreglar papeles, herencias (aunque seguro que no me quedaría mucho) y cosas así.
-Kesia, cuanto has crecido. - Dijo acercandose a mi dandome un fuerte abrazo.- Siento lo de tu madre, te doy el pésame. -
-Gracias. -
-Bueno, mamá, ¿quieres explicarselo tu o se lo explico yo?. - Se miraron entre sí y luego me miraron a mí.
-Kess...- Dijo con voz llorosa. -El asesino de tu madre fue Alberto García Pozos. Tu padre quería tu custodia y tu madre no quería, mientras se gritaban él cogió una botella de vodka de tu madre, la rompió contra la mesa y la asesino.
Tu madre quería que te quedases conmigo, pero hay un pequeño problema. - Me cogió las manos y anunció. - Yo ya estoy muy mayor, y Fran me a ofrecido irme a vivir con el a Cantabria, y quiero que te vengas vivir conmigo allí. - Me quedé de piedra, era lo que había estado esperando toda mi vida.
-No me lo pienso pensar dos veces.- La abrazé y empezamos a llorar. La quería como a una madre y ademas ODIABA esta ciudad, todo el mundo que me había hecho sufrir se quedaría allí.
-Pues muy bien, aligeraré los tramites para que podamos salir de Málaga lo antes posible. -Dijo Fran.
3 dias después él le entregó los papeles a Alma y salimos de esa odiosa ciudad de una vez por todas.
El viaje en coche fue un poco pesado, diez horas en coche no son amenas para nadie, pero la esperanza de llegar pronto a Cantabria era increíble. Fran vivía con su mujer y sus dos hijos, en un pueblecito llamado Mesón, las casas eran todas de ladrillo y madera, se notaba que estaban preparadas para intensas lluvias y el frio.
Llegamos como a las siete de la tarde, el clima no era como el de Málaga, hacia fresco aunque fuese de día y verano. Nos recibió su perrita Sammy, era una Dogo Argentina de color blanca, me dió un poco de miedo al principio pero nos saludó alegremente moviendo el rabo, entramos a la casa, nada mas entrar nos encontramos las escaleras y un pasillo bastante largo, a la derecha estaba el salon y a la izquierda el comedor. Una señora algo bronceada con un delantal blanco y unos vaqueros azules estaba cocinando en la cocina.
-Oh, ya habeis llegado, bienvenidos. Llamaré a los niños. - Dijo con una voz calmada. -!Chicos, bajad.¡ - Mientras la mujer se quitaba y colgaba el delantal en la cocina bajaron un chico y una niña del segundo piso. El chico era rubito, estaba un poco moreno de piel y llevaba una camisa de manga corta blanca a rallas azules y unos pantalones tambien blancos. Era bastante alto, mediría 1,75 o 1,80 y tenia pecas. En cambio la niña, tenia el pelo castaño oscuro, ojos marrones y piel tambien un poco bronceada. Llevaba unos pitillos blancos, una camisa azul clarito y unas converse blancas. Iban los dos conjuntados.
-Kesia, ella es Rosario, mi mujer. - Dijo Fran, mientras la mujer me daba dos besos. -El es Alejandro, mi hijo, sois de la misma edad, el te ayudará a integrarte.-
-Hola.- Me dió dos besos y seguimos con la mas pequeña.
-Y esta señorita de aqui es Emma, dile hola a Kess.-
-Hola, Kesia, ¿te vas a quedar a vivir aqui?, eso me a dicho papá. -Dijo con una sonrisa de oreja a oreja.
-Em, si, me voy a quedar aqui a vivir contigo.- Siempre me han gustado los niños, mi madre me tuvo con 16 años, ella siempre decía que yo le había arruinado la vida a si que otro niño no hubiera sido muy deseado. Actualmente tenia la misma edad que ella cuando me tuvo y jamás cometeria ese error.
Después de eso Fran le dijo a Ale y Emma que me enseñasen mi cuarto. Subimos al piso de arriba, al subir las escaleras estaba el cuarto mi cuarto, continuo al mio el de Alejandro y despues, puerta con puerta con el de sus padres, el de Emma
-Este es tu cuarto, ¿Que te parece?. - Dijo Ale, me quedé sin palabras, en Málaga tenia un cuarto enano, con solo una cama, un escritorio y punto. En cambio, el nuevo tenía paredes blancas, una cama individual con una sabana negra, muchos cojines, un escritorio de madera blanca, un armario empotrado del mismo tipo, luces led, un corcho y una alfombra de beish.
-Que pasa, ¿no te gusta?. - Preguntó Emma.
-No, todo lo contrario, es impresionante.- Casi se me saltaron las lagrimas al ver que se habian preocupado por mi, por que me gustase mi nuevo cuarto y que me sintieses comoda.
- Te dejamos que te istales, nos vemos en la cena. - Les dije adiós y cerraron la puerta. Estaba tan cansada, me tumbé en la cama y sin sentirlo me quede completamente dormida.











Si Me Pasa Algo, Te AmoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora