La playa

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Era la primera vez que veía el mar. También iba a ser la última vez que lo viera. Ella estaba ahí, parada sobre la arena húmeda, sintiendo como el viento refrescaba su cara, como el agua le hacía masajes en los pies, y cuando el agua bajaba, la espuma le hacía cosquillas y le refrescaba los talones. Me acerqué para verla, y estaba riendo por las cosquillas que le causaba la espuma, al mismo tiempo que lloraba. Era imposible que no llore, incluso a mi me hacía llorar la situación. Era un día gris, por lo que no había más gente a nuestro alrededor, y aún así no estábamos solos. Nos acompañaba el miedo y el suspenso, que anticipaban la llegada de la muerte.
-es hoy, y es un día muy bonito- dijo cortando el silencio.
-no es un día bonito, está gris y en cualquier momento va a llover, hace frío y-
-y tenés miedo, ese es el problema- me interrumpió, se secó las lágrimas y continuó diciendo -yo no tengo miedo. Es más, me alegro de que sea hoy, me alegro de saber cuándo va a terminar.- hizo un silencio para que yo pueda procesar lo que decía. Ella tenía razón, me estaba muriendo de miedo, tenía frío y quería que la tierra me trague. Quería que nada de eso fuera real, y estar en mi casa con ella, comiendo algo y hablando de cualquier cosa. Finalmente volvió a romper el silencio
-no se trata de cuando termina, se trata de cómo termina, y yo termino bien. ¿No te gusta sentir el agua en tus pies? A mí me encanta, nunca lo había sentido así, se siente tan... Relajante...-
No podía soportarlo más, me puse a llorar, sin emitir sonido, para no interrumpir lo que me decía. Cada palabra, cada silencio cuenta cuando estás en una situación así.
-Gracias por traerme al mar, me encanta este lugar, es el lugar perfecto. En mi otra vida quiero vivir acá, en la Pla... ¿Estás llorando? Mírame-
Me giré para que no me vea, y me agarró la mano. Automáticamente mi cuerpo se calentó y deje de llorar. Me puse derecho y sentí el calor de su mano recorrer todo mi cuerpo para llegar a mi pecho, y la abracé.
-No me agradezcas por traerte al mar, y perdón por no poder hacer más, no puedo creer que no te voy a volver a ver, te voy a extrañar muchísimo-
-shhh ya está, yo también te voy a extrañar, pero no te tortures. Hiciste todo lo que pudiste, y aunque no lo creas, estar acá con vos me hace más feliz que cualquier otra cosa. Gracias por acompañarme, se que a vos te duele más que a mí-
Finalmente soltó una última lágrima, y se dejó caer en mis brazos. No, no se dejó caer, no lo hizo a propósito, ya no podía elegir que hacía y que no. La recosté en la arena, y la abracé una última vez.

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