Ya se estaba haciendo muy tarde y mis amigas habían decidido quedarse a dormir, eran las diez de la noche y chris aún seguía aquí muy tranquilo. Debía irse porque está prohibido llevar el uniforme puesto a altas horas de la noche y podría terminar con una sanción escolar. Iba hablar con él sobre eso, cuando se levanta del sofá:
—Bueno. Creo que es momento de irme— dejó las cartas del UNO sobre la mesa de centro.
—¿Cómo que te vas?— intervino mi tía.
—Si, ya es muy tarde y aún llevo el uniforme puesto— tomó su mochila que estaba detrás del sofá.
—Si...— apareció mi madre —Creo que es muy tarde y por eso es mejor que te quedes por hoy— ofreció muy amable.
¡¿Qué?!
—Yo creo que eso no es necesario— me negué interfiriendo.
—Si, si yo...— mi madre levantó una mano para que hiciera silencio.
—Si te llegas a meter en problemas me sentiré culpable, así que venga quédate. Arriba están las colchas— señaló a mis amigas —compre una nueva, vi que las suyas ya estaban muy gastadas.
—¡Sí!— gritaron al unísono.
Christopher sin más opciones volvió a sentarse en el sofá junto a, mirándome. Esperando que me quejara o algo por el estilo.
Haber.
En el fondo si quería que se quedara pero tampoco lo veía como una buena opción ya que con christopher y la oscuridad no se podían mesclar, ¡podían pasar cosas como las que sucedió en el jardín hoy!
Mi tía y mi madre se fueron despidiendo, al igual que kevin —quien iba a dormir en mi cama—, mis amigas acomodaron el salón para dejar las colchas una junta a otra con sus respectivas almohadas.
—Voy a buscar las otras— logré hablar luego de varios minutos.
—Te acompaño— christopher se ofreció. No me negué y camine hasta el pequeño cuarto de depósito en la planta baja.
—Si quieres que me vaya, lo haré sin ningún problema— murmuró ya dentro del cuarto.
—No— respondí de inmediato —es solo que... No se si tenias cosas que hacer...— no sabia que decir.
—Para ti siempre voy a estar libre— sentí su aliento susurrarme en la nuca.
—Chris— tenía que detener lo que estaba a punto de suceder.
—Lo siento. Es que estar tan cerca de ti hace que todos mis sentidos se despierten— sentía su calor corporal muy cerca de mi espalda. Mis mejillas comenzaron a arder.
—Están mi madre y mi tía— me di la vuelta. Grave error.
Su cuerpo estaba muy cerca al mío y al voltearme quedé a centímetros de su cara. Con el rabillo del ojo pude ver como tomaba el pomo de la puerta para cerrarla. Ya que estábamos aquí, nadie se podía negar a nada y yo tampoco lo haría ya. A lo que Dios quiera.
Sus manos tomaron mi cintura mientras unía sus labios con los míos, lentamente fui retrocediendo hasta sentir la pared tras de mí. Su cuerpo se pegó al mío que comenzamos una fricción muy deliciosa así sintiendo absolutamente toda su dureza.
Mi respiración estaba siendo demasiado irregular al sentirme muy eufórica, tomé un puño de su cabello para impulsarlo más a mi, quería todo de él, mi cuerpo ansiaba su cercanía, sentía que besarnos no era suficiente.
Un gruñido bajo salió de sus labios y eso hizo que me prendiera más, solté un suave jadeo sobre sus labios al sentir su mano acariciar mi pierna e inconscientemente la subí un poco acariciando con ésta la pierna que tenía él entre mis piernas.
Sus manos me tomaron por los muslos y me levantaron, enrolle mis piernas en su cintura y ataque con más firmeza sus labios. Nuestros besos ya había subido de nivel, eran muy desesperados y ansiosos.
Sentí mi espalda dejar la pared pero al segundo impacté con ella, christopher respiraba profundamente seguro era para controlarse un poco. Afloje mis piernas en su cintura cuando sentí que me estaba impulsando hacia abajo, a su parte íntima.
Me encajó sobre su masculinidad haciéndome sentir por completo su miembro, un gemido salió sin pensar de mis labios pero fue opacado por los labios de chris.
Subía y bajaba. Era un movimiento lento que provocaba un cosquilleo en mi parte, haciéndome mojar mi ropa interior. Sus labios descendieron a mi cuello, chupando, mordiendo, jalando.
Enterre más mi mano en su cabello tirando de él en un intento de que parace porque sentía que estaba llegando a mi límite y sinceramente no quería hacer ningún tipo de ruido vergonzoso.
Christopher fue dejando besos húmedos hasta el lóbulo de mi oreja mientras susurraba groserías que me hacían jadear cada vez más.
—Para por favor— gemi en súplica.
Ya no podía más, sentía que mi cuerpo se estaba debilitando y que algo dentro de mi iba a explotar en grandes cantidades.
—Déjame ayudarte un poco— su voz era muy ronca.
¡Oh Diosito!
¡Ahí te voy San Pedro!
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✨Vida✨
FanfictionPor ti daría mi vida. {C.V.} -"Dios le da guerras más difíciles a sus mejores guerreros"- Ángeles se repetía con dolor en el pecho. Tan niña y tan fuerte, tan joven y con un corazón tan roto. Siempre llega alguien cuando estamos en el borde del co...