Mira al cielo

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—Estas fotografías no sirven —le dijo el director mientras revisaba el portafolio.

—Director, ¿puede ser más específico en qué desea?, ya este es mi tercer intento para este proyecto y me estoy preocupando un poco porque... —Jaehan guardó silencio cuando el director se levantó, dejó sobre la mesa su pago por el café, tomó su abrigo y se marchó.

Más que preocupado por perder su trabajo, Jaehan sentía que tal vez no era buen fotógrafo. En otras ocasiones había sido difícil que su director aceptara alguna fotografía de su portafolio sin antes mencionar por qué todas las demás no servían.

Mientras escuchaba comentario negativo tras comentario negativo, no entendía por qué conseguía aquel resultado si seguía al pie de la letra todo aquello que el director enumeraba. Por un momento pensaba que algunos de los comentarios eran muy subjetivos, pero finalmente dudaba de sí mismo y se decía "debo trabajar más duro hasta lograrlo". Sin embargo, cuando la meta no es clara, es imposible saber cómo llegar.

Jaehan salió del café y miró el cielo, estaba gris, ¿llovería más tarde o no?, de todos modos sintió deseos de no hacer las compras y dirigirse a su apartamento. Allí, sacó una hoja de papel y escribió dos columnas, los pros y los contras de mantenerse en su actual trabajo. Después de todos los pros: pago del apartamento, la luz, el gas y el agua; experiencia; posible participación en proyectos más grandes; probable crecimiento en la empresa y tal vez hasta llegar a realizar proyectos propios... no se atrevía a escribir algún "contra", su mente se bloqueaba.

Debería ser más agradecido. Además, trabajé tanto para entrar a la empresa, sería una pérdida de tiempo abandonar ahora. Y mis padres, ¿qué se supone que les diga? No quiero pensar en nada, solo dormiré y mañana revisaré el portafolio.

Al día siguiente, tomó su paraguas y se dirigió a la oficina.

Estaba sentado mirando las fotografías, mientras consideraba los errores que su director le había señalado y determinaba cómo arreglarlos. Luego debía llamar al restaurante para avisar acerca de la necesidad de hacer nuevamente algunas tomas de los productos. Sabía que el dueño se enojaría, la primera vez tuvo que haber sido suficiente, Jaehan también lo creía así, ¿cuál era la necesidad de empezar desde cero como el director lo había aconsejado?, ¿por qué simplemente no podía trabajar con las tomas hechas?, ¿tan mal era su trabajo?

El dueño se negó a atenderlo hasta dentro de dos días, Jaehan no tuvo más opción a pesar de que en ese caso solo tendría un día para terminar de montar el portafolio. Si esta vez el director le rechazaba su trabajo, le daría el proyecto a alguien más.

Desanimado, se disponía a intentar hacer algo con las fotografías que tenía cuando el sonido de notificaciones constantes en el celular llamó su atención.

"¡Hola!"

"¿Qué haces en la tarde?"

"¿Vamos al café?"

"Yo invito".

"¿Vamos?"

Después su amigo continuó repitiendo "¿vamos?" varias veces hasta que notó a Jaehan en línea.

—No tengo muchas de salir.

—Pero no siempre vengo por acá y tengo muchas ganas de verte, ¿puedo ser egoísta esta vez?, ¿puedes venir por mí?

—Ah, está bien, pero solo por un rato.

—¡Nos vemos entonces!

Seulki era su amigo más cercano y aunque viajaba con frecuencia debido a su trabajo, de vez en cuando hacía espacio para salir juntos. El pueblo natal de ambos no quedaba tan lejos, pero habían decidido vivir juntos en la capital con la esperanza de tener más posibilidades de trabajo. Jaehan realmente se alegró por Seulki cuando logró entrar a la empresa que deseaba, esperaba que con el tiempo él se sintiera de la misma forma en su actual empleo.

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