Mis hermanos se encontraban bastante curiosos sobre mi ausencia en los entrenamientos, mi herida aun no sanaba por completo, así que, aún llevaba una venda puesta y el gorro de Raiden. Nadie había dicho nada de aquella tarde, por lo que Nerea y Girax no sabían nada de lo ocurrido, por lo tanto, si entrenaba la mentira se vendría abajo, puesto que debía deshacerme del gorro, por ello me mantengo alejada.
Tengo que decir que intentar dormir con un golpe en la cabeza es un reto, he pasado más tiempo con dolor de cabeza estos días que en toda mi vida, sin exagerar, no logro dormir por mi cuenta, tuve que pedirle a Hela que me diera algo para dormir, en estos momentos podría pasar por zombi, tenía ojeras que iban profundizando, caminaba sin energía y miraba a todos con odio, como si tuvieran la culpa de todos mis males.
Iba en camino a ver a Heftian, él se encargaría de cambiar mi vendaje, mientras que Hela estaba en la cafetería, en los dormitorios de los líderes era menos probable que me encontraran mis hermanos, así que he estado viniendo aquí a cambiar el vendaje. Con respecto a Raiden, he mantenido distancia, cosa que él no ha notado porque he pasado tiempo en la biblioteca, he pausado un poco mi plan de salir.
He notado que nuestros alimentos llegan antes de que cualquiera de nosotros despierte, que cada noche hacen rondas por los dormitorios y por todo el campamento, la primera vez que los vi fui tras ellos, esa noche quienes patrullaban eran Heftian y Hela, a los cuales les di un susto, me explicaron que hacían eso en caso de que se presentara una amenaza, no les creí, era obvio que eso lo hacían para monitorear que ninguno de nosotros intentara salir.
Cada vez sentía más curiosidad por saber cuál sería la reacción de ellos al saber que alguien había salido, y que se enteraran que había sido yo, creo que es impensable que ocurriera, todos estos años he sido la que nunca se mete en problemas, al menos no graves, además de tener una buena relación con ellos, así que quiero creer que la impresión sería aún mayor.
—Al parecer ya no tendrás que seguir viniendo, Darling, tu herida sanó.
—¿Qué? Pero si ayer habías dicho que tendría que usarlo por al menos dos días más.
—Ayer te unté un ungüento que lo sanó, ventajas de ser primo de Niccolo.
—¿Eres el primo del doctor? ¿Cómo es que no lo sabía?
—Porque nunca surgió la conversación. Niccolo tiene los mismo poderes de curación que el dios Apolo.
—¿Es un regalo o es hijo de Apolo?
—No se te escapa nada, sí, es hijo de Apolo. En realidad, ninguno de nosotros somos cómo ustedes, no somos humanos con regalos, somos hijos de los dioses, Fares es hijo de Hades, Hela de Hera, Arecida como bien sabes es hija de Ares, Afrae es hijo de Afrodita y yo soy hijo de Hefesto, nuestros nombres son similares a nuestros padres como prueba de que lo somos.
—Entonces... eso... eso quiere decir que...
—No, no somos dioses, somos semidioses, nacimos con una parte humana, por eso podemos resultar heridos igual que ustedes, sin embargo, nosotros no necesitamos de cuidados para recuperarnos.
—Vaya, que bien se tenían escondido eso, me ofende un poco que lo sepa hasta ahora, pero supongo que tenían sus razones.
—Las tenemos, por eso es por lo que hay cosas de nosotros que solo las sabes tú, Vinisha. Hemos depositado nuestra confianza en ti, por eso también dejamos que vengas aquí en cualquier momento. Este lugar es donde podrías encontrarnos infraganti.
Algo en mi interior se remueve con incomodidad ante las palabras de Heftian, estoy violando la confianza que tienen en mí planeando salir, sin embargo, es una necesidad, es imposible que me quede aquí sabiendo que hay alguien que tiene algo para decirme, que mis padres están allá, que hay un mundo que no conozco y al cuál pertenezco, por estar aquí, por acoplarme más a este lugar no sé nada del que provengo, y no sé cómo actuar una vez esté ahí, entiendo que mis poderes hubieran acabado con todo, al igual que los poderes de los demás, sin embargo, mantenernos aquí, manteniéndonos en la ignorancia de lo que hay afuera, no es la mejor decisión que ellos han tomado, la mayoría ya no reconocerían a sus padres, dudo mucho que yo pueda hacerlo, lo único que hemos conocido en nuestras vidas son espadas, escudos, arcos, flechas, lanzas y a ellos, hemos estado aquí preparándonos para algo de lo que no tenemos el mínimo conocimiento.
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Semideum Perhibemus
FantasyLa guerra nunca acaba, la paz es solo una farsa, no hay ganadores o perdedores, solo hay destrozos, almas destruidas que nunca sanarán.