O N C E | B O C A

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«No me podía enfadar más cuando no la vi en el cuarto para enfrentarse con otros por lo que me hicieron

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«No me podía enfadar más cuando no la vi en el cuarto para enfrentarse con otros por lo que me hicieron. Y aquello me preocupó»

Gato.

Cronos aparcó su coche frente a la dirección que nos habían enviado por mensaje.

Observé dudosa de ver que el lugar que habían elegido no era el de siempre, sino un hotel de 5 estrellas. El cual, parecía que estaba cerrado de cara al público y 2 hombres vestidos de botones o que, se hacían pasar por botones, estaban frente a las puertas cerradas del hotel.

Miré a Carlo, el cual aún no había parado el coche con esa horrenda música sesentera que nadie había escuchado en su vida, exceptuando él. Paré la radio sin su permiso y luego me bajé del coche, colocándome la ropa que solía ponerme siempre. Miré mi rostro en el reflejo del cristal del coche de Cronos y vi que el maquillaje que me había puesto estaba perfecto y, sin dirigirnos ni una sola palabra, cada uno nos marchamos por nuestro lugar después de que los botones nos dejasen entrar.

Subí por un ascensor diferente al de mi compañero y luego apreté el número por el cual Venecia me había puesto por escrito. Me sorprendí por la elegancia que desprendía este sitio, para nada parecido al tugurio que siempre luchaban y el cual solo olía a alcohol, sudor y sexo. Y no precisamente en ese orden. Aquí era diferente, con todo bien puesto, sin grafitis ni hombres asquerosos que te mirasen de arriba abajo. Solo eran educados y eso era lo que más me extrañaba de todo esto.

¿A caso Magnus tenía contactos para que les dejasen hacer sus combates en los hoteles más lujosos? Eso nadie me lo había comentado y me estaba mosqueando tanto secretismo dentro de la misma policía.

Caminé por el largo pasillo, sobre la alfombra roja y bien limpia con ese color cremoso de las paredes y esas luces que tanto alumbraban, incluso siendo de noche.

Llegué a la puerta donde se encontraría mi luchador y respiré hondo antes de echarme atrás, para así entrar sin avisar antes.

Me sorprendí al ver a Serpiente hablando con Gato, el cual el primero parecía cansado de las palabras de este último y, al entrar, ambos hombres me observaron. Dudaba que fuese de sorpresa, pero me lo podría creer después de como acabamos el otro día entre él y yo.

Apreté la mandíbula al ver a ambos hombres, tan atractivos como deseosos. Mentiría si dijera que no me atraían para nada. Me atraían y más de lo pensaba.

Serpiente, acostumbrado a esas camisetas sin mangas y demasiado holgadas que le podía ver todo el torso, caminó con una sonrisa divertida al verme, observándome de arriba abajo, de la misma forma que lo hice yo el anterior día en el combate de Gato. Y sin duda, me gustó como Serpiente me miraba.

—Menos mal que has venido, porque Gato hubiese seguido dándome la tabarra.

Miré a Gato, el cual no habían abandonado mi rostro ni un segundo, con un rostro muy serio y que no mostraba ni un ápice de sentimiento. No entendía a que venía ese gesto de él, pero entendía que Gato era así.

GATO: Deséalo y perderás [+18] ✔️ (COMPLETA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora