Las manos de Lapis se aferraban desesperadamente a las de Steven. La gema del océano sentía que su cuerpo se convertía nuevamente en luz elemental, mientras una fuerza colosal la resorbía hacia su propia gema.
No quería irse, pero ahora comprendía que le era imposible quedarse. Aquella fuerza era irresistible, una parte de su propia naturaleza. Ni siquiera una fusión de las cuatro diamantes hubiera podido contrarrestarla.
- ¡Steven, mi vida! ¡Por favor, cuida bien a nuestro niño!
Con los ojos arrasados en lágrimas, Steven respondió.
- Claro que sí, mi amor -y forzó una sonrisa para intentar animarla.
Steven entendía bien la situación, aunque su corazón se negara a aceparla. ¡Iba a perder al amor de su vida por segunda ocasión! Volvería a perder la felicidad y la paz que había encontrado al lado de su preciosa gema azul. El hecho de que fuera a dejar a un niño en su lugar no era un verdadero consuelo.
¿Su padre había sentido lo mismo, cuando su madre desapareció?
Ahora se arrepentía por nunca preguntar; por no haber hablado de aquello cara a cara con su padre, y tal vez proporcionarle algún consuelo por el dolor que todavía podría guardar en su corazón. Pero, ¿quién iba a pensar que algún día iba a pasar por lo mismo? Greg murió cuando todavía era feliz al lado de su primera esposa.
Nunca hubo oportunidad de hablar, y ya era demasiado tarde para arrepentirse.
Lapis se aferró a él con sus últimas fuerzas, mientras una refulgente luz azul invadía toda la estancia del antiguo templo.
- No importa dónde esté, corazón. ¡Jamás te olvidaré! ¡Siempre te amaré, a ti y a nuestro niño! ¡Dale todo el amor que tenías guardado para mí!
***
Todo se dio tan rápido que Steven y Lapis no tuvieron tiempo de reaccionar. Ni siquiera pudieron solicitar ayuda en Homeworld. Enseguida se dieron cuenta de que los portales de la Distorsión Galáctica y de la base lunar no funcionaban.
Lapis no lo mencionó, pero estaba segura de que Peridot había huido a Homeworld después de su pelea. De seguro ella había desactivado los portales.
Seguramente podrían reactivarlos. Estaban optimistas, porque se las arreglaron para encontrar los manuales de diseño y operación de los portales en la base de datos de la Luna. Y como Lapis comprendía bien el lenguaje de las gemas y había aprendido mucho de Peridot, seguramente lograrían encontrar juntos la forma de hacer las reparaciones necesarias.
Por desgracia, ya no pudieron hacerlo. Lapis tuvo una crisis: un dolor lancinante, como el de cualquier mujer humana normal que estuviera a punto de dar a luz. Era tan fuerte, que la obligó a doblarse sobre sus rodillas.
- ¿Qué pasa, mi amor?
Steven ya se había dado cuenta de que el vientre de Lapis crecía a ojos vista, y tuvo la certeza de que los nueve meses de embarazo de una mujer normal quedarían reducidos a muy pocos días. Lo peor es que el color azul de la piel de Lapis había empalidecido, y se notaba muy cansada.
- No lo sé -respondió Lapis entre gemidos-. Es como... como si me desgarrara por dentro. Como si estuviera sufriendo un daño tan grave que me hace volver a mi gema.
- Lapis... Creo que, por algún motivo, el embarazo se adelanta. Me pregunto si esto es normal.
A pesar de su preocupación, Steven se enojó consigo mismo. ¿Por qué nunca había hablado con su papá sobre el embarazo de su madre?
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Te he esperado tanto tiempo... (Lapiven)
FanfictionDespués de 85 años, Steven y Lapis están juntos al fin. ¿Podrán mantenerse así? Historia original de: Stevenuniverse20yy