Lunes 28 de septiembre, 6 a.m.
Después de un fin de semana extraño, vuelta a la rutina, aunque hoy era un día un tanto especial ya que después de casi dos años iba a quedar con un chico, a solas, y nada menos que con Pedri; por lo que decidí vestirme un poco diferente a lo de siempre. Solía ir con ropa ancha, ya que mis inseguridades no me dejaban vestir de otra manera; me puse un pantalón vaquero un poco más ajustado de lo normal, con un top corto rojo y encima de este una sudadera blanca.
Antes de las seis y media ya estaba metida en el coche, y como no esperando a Nico.
- Nicolás por favor, no se como puedes tardar tanto - dije mirando desesperada, lo cual provocó su risa.
- Que estés nerviosa no es mi culpa, vamos a llegar mucho antes que de normal, así que me debes un desayuno - dijo dándome un par de palmaditas en la cara. Era verdad que íbamos a llegar mucho antes pero es que mis nervios no me dejaban estar más tiempo dando vueltas por mi casa.
- Bueno esta bien, pero no le vayas a decir nada de lo de Pedri a Emma porque osino la voy a tener toda la mañana poniéndome más nerviosa - dije amenazándole con la mirada mientras sacaba el coche de la cochera.
- Esta bien, pero necesito mi desayuno ya.(...)
12.30 a.m.
Al final las clases acabaron media hora antes de la hora indicada, y la verdad es que se lo agradecí como si me hubiese dado un billete de quinientos. Emma y yo salimos de clase corriendo hacia la copisteria de la universidad, ya que teníamos que sacar algunas copias que el maestro nos había mandando, por lo que toda la clase iba a aprovechar para hacer lo mismo que nosotras. Después de quince minutos y comprar unas cuantas de cosas más por fin salimos de esta rumbo a la puerta de la clase donde estaba Nico, bueno y Pedri, para así salir juntos de la universidad.
- Hoy me pongo yo delante ¿no? - preguntó Emma guiándome un ojo - tu hermano me lo dijo anoche, y te entiendo, porque sino me lo llega a decir esta mañana, hubiera estado poniendote más nerviosa de lo que estás ya.
- ¿Tanto se nota? - la verdad es que estaba a punto de un ataque de nervios y no había estado atenta a nada en las clases.
Emma y yo empezamos a especular sobre cómo sería la tarde de hoy, mientras que me repetía unas veinte veces que le contara todo cuando llegase a casa. De repente las puertas del aula se abrieron y empezaron a salir mientras esperábamos a un lado de estas. Las dos mirábamos atentas a la puerta esperando a que los dos salieran, y después de unos minutos, como no, salieron los últimos.- ¡Nico! - gritó Emma llamando la atención de los dos, lo que provocó que la mirada de Pedri y la mía se conectarán y empezáramos a reírnos como dos niños pequeños cuando se conocen y les da vergüenza - que monos sois - me susurró Emma antes de que los dos se acercaran a nosotras.
- ¿Qué hacéis aquí? - preguntó Nico mientras se acercaba a Emma a darle un beso; no sé en qué momento ha pasado todo esto pero me parece rarísimo.
- Hemos salido antes y pues hemos venido a buscaros - dije respondiendo a lo que acababa de preguntar mi hermano.
- Bueno nosotros nos vamos a ir ya ¿no? - dijo Nico mirando a Emma y a continuación se despidieron de nosotros - por cierto necesito más capítulos - me dijo Nico al oído haciendo que yo recordará que le había mandado los capítulos esta mañana y a su vez poniéndome nerviosa; ya que siempre me ha dado mucha vergüenza que la gente pudiera leer las cosas que yo escribía.
- Ya veremos - dije dándole un beso en la mejilla a este último - bueno, nos vemos luego en casa.
- Tened cuidado - amenazó Nico con la mirada provocando la risa de los dos.Cuando mi hermano y Emma se marcharon mis nervios volvieron a aparecer pero esta vez se notaban mucho más que antes.
- ¿Dónde vamos a comer?
- Pues ahora lo verás - dijo Pedri mientras miraba la hora en su móvil - tú sígueme y no preguntes - la verdad es que pensaba que íbamos a comer aquí en el comedor pero por lo visto no entraba en sus planes.(...)
Después de unos diez minutos andando y sin hablar mucho más allá de tonterías, llegamos a un bloque de edificios, donde Pedri empezó a buscar por su mochila, por lo que supuse que era aquí donde vivía.
- Ya hemos llegado - me dijo con una sonrisa y con las llaves en la mano.
Subimos un par de escaleras y Pedri abrió la puerta. La verdad es que el piso, o más bien estudio, era muy acogedor y estaba aparentemente demasiado recogido.
- De normal no lo tengo así - me dijo este mientras se arrascaba la nuca - no soy muy desordenado pero no me da la vida para más - a lo que yo le respondí riéndome - puedes dejar las cosas en el sofá, o en la habitación o donde quieras - empezó a decir cada más rápido, al menos no soy la única que está nerviosa.
- Bueno ¿y que vamos a comer? - le pregunté; había desayunado a las siete de la mañana y la verdad es que tenía un hambre que me moría. En ese momento, Pedri destapó un bol que tenía en el que había un gran trozo de masa - ¿pizza? - pregunté mientras notaba como se iluminaba mi cara, la verdad es que me apetecía muchísimo.
- 4 quesos - dijo mientras que sacaba del frigorífico algunos paquetes - ¿es tu favorita no? - preguntó haciendo que yo asintiera y le sonriera.(...)
Después de una hora haciendo las pizzas y de ponernos hasta las cejas de harina, por fin empezamos a comer, y a decir verdad tenían una pinta exquisita.
- Venga los dos a la vez - dijo mientras cogíamos un trozo, y llevandolo a la boca provocando que ambos abrieramos los ojos como platos.
- Es la mejor pizza que he probado nunca - no lo dije por cumplir, sino porque era verdad, estaba deliciosa - vaya manos tienes en la cocina muchacho.
- No es lo único en lo que tengo mano - dijo mientras guiaba el ojo, a lo que yo cogí un trapo que hacía cerca y se lo tiré a la cara.(...)
19.00 p.m.
Despues de estar toda la tarde estudiando por fin habíamos terminado, y la verdad es que había estado muy agusto y más concentrada que en mi propia casa. La verdad es que gracias a Pedri, mi lunes no había sido tan lunes, y se había pasado volando; no sé qué había hecho este muchacho en mi pero desde el primer momento que lo conocí me había transmitido mucha confianza la cual me ayudaba a no esconder a la verdadera Valeria. Aunque todavía quedaba mucho para estar al cien por cien, sabía que de una manera u otra me iba a ayudar.
- Tierra llamando a Valeria - pasó la mano de arriba a abajo llamando mi atención.
- Perdón estaba pensando en mis cosas - dije de vuelta a la conversación - oye muchas gracias por esta tarde, no te puedes imaginar lo bien que me has hecho sentir - dije mientras su mano se unía a la mía y notaba como la sangre subía de golpe a mis mofletes.
- Pues que sepas que puedes venir aquí cuando quieras y no tienes ni que avisar ¿vale? - me dijo mientras no dejaba de mirarme.
- Bueno ya va siendo hora de me me vaya, osino mi madre va a empezar a extrañarse - dije aunque si por mi fuera no me iría de aquí - ¿sabes que autobús deja más cerca de mi casa?
- Anda coge los cascos que hay ahí, no te voy a dejar que te vayas sola. ¿Te apetece que demos una vuelta por Madrid en moto antes de soltarte?
- Si te soy sincera no he visto nunca Madrid en moto, bueno ni andando lo único para salir y la universidad - dije mientras cogía la mochila.
- Pues hoy vamos a cumplir una de esas cosas que no has hecho - dijo mientras cogía uno de los cascos que yo estaba sujetando.(...)
Despues del paseo por Madrid, llegamos a mi casa y con eso, el fin del lunes.
- Muchas gracias por el día de hoy, y por el paseo, y por la pizza, en fin por todo, me ha encantado - dije mientras me acercaba a él para abrazarle.
- Gracias a ti por querer pasar el día conmigo - dije atrayéndome hacia él - hay que repetir eh - a lo que yo asentí.
- Bueno, nos vemos mañana en la universidad Pedrito, avísame cuando llegues - dije mientras me acercaba a la puerta de casa y le tiraba un beso con la mano.
- Hasta mañana Valierita - se despidió este mientras esté arrancaba la moto.
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Incondicional - Pedri González
FanficA veces es mejor dejar de pensar en lo que pueda pasar y disfrutar del momento.