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Christopher nos llevó a kevin y a mi a la escuela, se despidió para volver a su casa a bañarse y ponerse uniforme limpio.

La mañana transcurrió tranquila, di casi todas mis primeras clases —muy aburridas—. Mis amigas no paraban de hacer preguntas con respecto a lo que sucedió ayer en la noche, aseguran de que ya no soy virgen y que chris no me tocó solamente.

Tenía unas cuantas horas libres ya que los profesores no tienen mucho ánimo de dar clases, viene semana de exámenes y ahora se están enfocando más con los estudiantes que van mal en clase.

Como de costumbre, fuí con mi querido reynier mientras esperaba a que mis amigas presentaran algunos trabajos que debían a los profesores.

—¿Profesor Reynier Harrison?

Estaba en el salón de profesores preguntando por mi amigo ya que no lo encontraba por ninguna parte.

—Sexto año— la encargada del listado de profesores, respondió de mala gana.

Grosera.

Sin saber a qué sexto año se refería fuí de salón en salón viendo en cuál se encontraba, primero empecé por los que estaban vacíos y después por los que tenía estudiantes.

Por última opción quedaba el salón de christopher y si él llegaba a estar allí no tendría ningún tipo de intención en entrar.

Asomé la cabeza por la pequeña ventana de la puerta y... Efectivamente, allí estaba mi querido amigo reynier, llevaba sus gafas puestas mientras veía algo en su libreta de notas. Iba a darme la vuelta para irme a la cafetería cuando tropecé con una banca que estaba fuera —que ni siquiera había visto—, creando un ruido magistral.

¡Excelente ángeles!

Cerré los ojos con fuerza y volví a mirar por la Ventanilla para confirmar que no se haya dado cuenta de mi patético show, y claro, siempre soy el centro de atención cuando se trata de hacer el ridículo; todos en el salón estaban mirando en mi dirección. Incluido reynier, que estaba tratando de no reír. Me hizo una seña con la cabeza para que entrara y muy apenada así hice.

El salón estaba en completo silencio mientras caminaba en su dirección, al parecer rey se percató de eso y se mordió los labios con fuerza para no reírse pero la sonrisa en su rostro gritaba: —me estoy partiendo el culo—. Reynier era muy burlon cuando se lo proponía.

Cuando finalmente llegue hasta él, el salón volvió a su normalidad y los estudiantes comenzaron a hablar entre ellos sin importarle mi presencia. Menos a una persona.

Podía ver como apretaba los puños sobre la banca mientras miraba al frente. Enojado. Una chica tenía una mano sobre su hombro mientras le susurraba cosas, al otro lado de él había un chico haciendo la misma acción que la chica pelinegra.

—No tienes nada que hacer, supongo— dejó la libreta sobre el pupitre mientras se quitaba los lentes.

—Ya sabes, semana de exámenes— me encogí de hombros.

Asintió. —Chicos, los que ya se quieran retirar pueden hacerlo.

La mayoría de los estudiantes salieron casi despavoridos por la puerta, pero otros se quedaron en grupo mientras hablaban. Con el rabillo del ojo divisé a chris quien tenía a la chica en una de sus piernas sentadas, mientras hablaba con él chico frente a él.

Con que quieres jugar, eh...

Ya verás de lo que soy capaz, ojos bonitos.

Agarré una de las bancas que estaban al frente y la coloque junto a rey, la banca era para personas zurdas así que podría estar más íntima con él. Al sentarme mi cintura rozó su mano que reposaba en el respaldar de su silla, ni siquiera me importó si se habría visto.

—Siento que estoy formando parte de un juego— murmuró para los dos, apoyando sus brazos sobre el pupitre y acercando su rostro más al mío.

—No sé a lo que te refieres— murmure mientras masticaba mi chicle de forma ruidosa.

—Oh ¿en serio?— soltó una carcajada baja. Acercó su rostro hasta mi oreja —a los dos se les ve la cara de celos pura— susurró.

Se alejó hasta quedar en su posición habitual —y se notaba que no querías formar parte de mi juego— enarque una ceja.

Gire un poco mi cuerpo quedando frente al costado de rey, subí mis piernas para reposarlas sobre su regazo y recostarme un poco sobre mi respaldar.

—Ay chica, no sabes lo que haces— sentí un poco de picardía en sus palabras pero no le presté mucha atención.

—Ojo por ojo, ¿No es así, rey?— soltaba cada palabra con detenimiento.

—venga vamos a otro salón mientras espero mi próxima clase— fue recogiendo sus cosas aún con mis piernas sobre su regazo.

—Uy... ¿A qué me estás invitando, rey?— susurre con coqueteo. Mordí mi labio cuando sentí su mano en mi pantorrilla.

—Estás llegando al límite de la provocación— me miró fijamente —no juegues así conmigo si después no te harás responsable de tus actos.

Con cuidado bajo mis piernas y se levantó, tomando su maletín y saliendo del salón. Quizás se enojó por mí —No intencional— provocación, ahora no sabía si irme a otro lado o acompañarlo.

Volví a dejar la banca dónde la dejé y antes de irme le eché un vistazo a christopher quién ahora tenía un brazo por la cintura de la tipa.

Estúpido.

Reynier estaba sosteniendo la puerta a la espera de que saliera. —mira rey yo lo siento mucho, no fue mi intención— me disculpe.

—Solo cierra la boca y sígueme— comenzó a caminar mientras reía.

Éste también era otro estúpido.

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