1-Escapada

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1-Escapada

La habitación lucia exactamente como una sala de quirófano de hospital, estaba bien equipada con todo lo necesario y en la plancha yacía el cuerpo de una chica en la cual todo el personal activo estaba muy concentrado. Nuevamente el dolor que las gruesas agujas provocaban a su ya dañada piel la hicieron volver en si trayéndola de vuelta de lo que parecio ser un profundo sueño luego de el inicio de su intervención. Cuando sus ojos se abrieron de golpe su pupila se contrajo en cuanto la densa e intensa luz blanca de la lámpara de techo casi la cegó. Era aquella tan familiar lámpara blanca la cual la seguía poniendo nerviosa hasta la fecha y a pesar de las muchas veces que ya la había tenido sobre ella antes. Sus ojos marrones claros se volvieron más intensos mostrando pequeñas manchas color miel en su iris.


-Necesito otra carga rápida de glucosa


Apenas pudo escuchar la clara voz de un hombre que se encontraba a su costado cambiando la solución de suero que colgaba en el tripee que tenia al lado de su cama. Se sentía demasiado débil como para comprobar que tenía una demandante baja de glucosa. Parecía ser el mismo episodio que tantas veces había vivido por los últimos meses, hasta cinco veces en lo que parecía ser un mes tenía que ser metida en esa desagradable habitación a la que odiaba más que nada en la vida. Siempre le ponían las vías IV en ambos brazos, tomaban demasiadas muestras de sangre, aplicaban diferentes medicamentos, probaban nuevos sueros en ella misma entre otras cosas más desagradables que las primeras. Ella era sin duda un experimento con el que hacían lo que les daba la gana y a pesar de sus protestas nada servía todo se volvía voluntario cuando se trataba de enfrentarse a los amantes de la ciencia y de los avances en la medicina y salud.


No tenía idea de cuánto tiempo llevaba en ese lugar pero para ella era el mismo infierno desde que había llegado y no pasaba ningún día en que no sintiera dolor corporal o traumas psicológicos, ellos no estaban para ayudarla a ella, estaban para ayudar a los demás acostas del sufrimiento que le causaban cada vez que le hacían una prueba nueva de las tantas que tenían o simplemente jugaban a experimentar en ella. Era una eternidad sin fin de la que nunca se acostumbraría.


-Necesito una intravenosa nueva


Dijo la misma voz gruesa y familiar de hombre que siempre pedía lo mismo casi al término de la intervención, le extrañaba que esta vez no la hubieran intubado de ser así su plan no serviría de mucho. Casi todos los de blanco que la rodeaban eran las mismas caras conocidas con las que había trabajado involuntariamente por tanto tiempo que ya había perdido la cuenta. A la fecha seguían poniéndola nerviosa y aunque anteriormente no le temía a los hospitales esos doctores y científicos le implantaron demasiado horror a la estancia hospitalaria. A pesar de saber el protocolo porque siempre le explicaban antes lo que le harían seguía sintiendo que bien podían extraer uno de sus órganos y jamás se lo contarían aunque para la mínima suerte de ella aun contaba con todos los órganos necesarios para vivir. Eran siempre entre seis o siete doctores y científicos los que la rodeaban y realizaban los procedimientos necesarios; ella siempre usaba una bata como las de hospital de un deprimente color gris.


-Casi finaliza la prueba necesito que apliquen otra dosis extra, monitorización de sus signos vitales y preparen el suero-ordeno la misma voz de antes, esa voz era la que siempre dirigía a todo el equipo medico


-Pulso estable, presión arterial dentro de sus límites, respiración superficial-dijo el hombre que se encontraba a la cabeza de ella. Había un montón de monitores que pitaban con diferentes colores-Saturación en un 80%, señor y bajando.

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