Abro los ojos y veo a mi hermana Carol, de 12 años frente a mí. Me quedé dormida cuando llegué del instituto. Nos dejan salir solo para ir a estudiar, no podemos estar fuera de casa sin algún permiso especial. Solo lo pueden conseguir los que tienen algo más de dinero. Aquí nadie tiene grandes riquezas, todos vivimos en la pobreza, en el día a día. A veces logro escapar para conseguir algo de comida, intercambiándolo por ropa que encuentro por pisos y casas abandonadas. También cazo a escondidas, coloco trampas por las zonas donde más follaje hay para que no sean vistas por los militares. Suelo cazar liebres y conejos, es lo que más abunda por estas calles desoladas.
Hoy es mi cumpleaños, ya tengo 18 años. Eso me permite salir de este horrible lugar en el que nos metieron cuando murieron mis padres. En esos momentos, las dos éramos menores y no tuvimos más remedio que acatar las órdenes. Vivimos en uno de los pisos donde habita gente. Mi hermana y yo tenemos un cuarto compartido y nuestros tutores son personas mayores que nos tienen esclavizadas. También viven con nosotras otro matrimonio que nos ha hecho la vida imposible en más de una ocasión.
No tenemos ningún familiar, a todos, por desgracia, los han matado por intentar escapar. Nuestros padres nos contaron antes de su muerte, que en las afueras de los límites que nos tienen permitido llegar, existe una "Resistencia". Nos dijeron que allí, podríamos ser libres. Desde que mis padres ya no están, he estado pensando cómo llegar hasta ese destino, y aun sin saberlo, sé que tarde o temprano lo conseguiré, por mis padres y por todos los que nos han ayudado.
Al tener 18, pierdo el derecho de tener un tutor, y yo, paso a ser la tutora de mi hermana. Por lo que, en cierto lugar, somos al fin libres, y no tenemos por qué continuar con nuestros ex-tutores y hacer lo que nos pidan. Ser mayor de edad, también me permite tener una hora para poder salir al exterior sin que alguien me lo impida, pero el toque de queda se sigue manteniendo hasta las ocho de la tarde. Quién se encuentre fuera del horario, se le considerará un rebelde y lo condenarán por el simple hecho de encontrarse fuera a deshora. La vida se ha vuelto muy cruel y distópica. El instituto no es lo que fue tiempo atrás, ahora solo se estudian las reglas de la dictadura y toda la historia de las guerras anteriores, seguramente falsas.
Cuando me despierto, mi hermana se sienta a mi lado y me mira con esa carita de niña buena que tiene.
— Feliz cumple Lisa. - me dice mi hermana, de su bolsillo saca una pequeña cajita y me la da.
— Gracias bonita, no tendrías por qué haberme regalado nada. - cojo la cajita y la abro.
En el interior hay como un colgante de un águila, parece como si fuera de plata. Es un águila real, es mi animal favorito, es un animal con libertad y poder, poder volar por donde quiera sin que nadie le diga nada.
— Es precioso... ¿Dónde lo has conseguido? - le pregunto a Carol.
— En el colegio, cuando fui al baño me lo encontré detrás del retrete escondido, vi una luz reflejada en la puerta del baño cuando entre y lo cogí, pensé que te gustaría.- me contesta.
— Sí, es precioso. Parece que alguien lo dejo escondido en ese lugar, esperemos no tener problemas por ello, aun así, muchas gracias Carol, por alguna casualidad debiste cogerlo tú.- me pongo el colgante y me lo escondo por debajo de la camisa.- Carol, ahora me permiten salir una hora sin tener que ir escondida, quédate aquí mientras yo busco un lugar nuevo para vivir y alejarnos de esta casa en la que tan mal lo hemos pasado.- termino diciendo y ella asiente.
Me voy, dejando a mi hermana en la sala de estar, y camino hacia el aseo antes de salir. Solo nos permiten un minuto de agua para ducharnos, siempre suele estar a una temperatura normal, ni muy fría, ni muy caliente. Ya estoy acostumbrada al minuto que tenemos, al terminar me pongo una de las pocas prendas de vestir que tengo, casi todas las he tenido que vender para llegar a comer algo al día. Una camisa y pantalón ancho negro con mis únicos zapatos, unas botas negras con cordones. Me peino el pelo con la mano todo lo que puedo y me dirijo a la salida de la casa. Antes de salir, tengo que ponerme un reloj que contabiliza mi tiempo en la calle. Nos lo dan en el instituto, y nos lo debemos poner una vez que hayamos cumplido la mayoría de edad, ya que cada uno de los relojes que nos dan contienen el ADN de cada uno de nosotros, y si no nos lo ponemos en el plazo de 24h una vez cumplida la mayoría de edad, los militares del gobierno salen en nuestra búsqueda y el final no es muy agradable. Una vez puesto el reloj, se enciende y sale una vocecilla de él.
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Radioactivos
Teen FictionAño 2085, todos nos creíamos que el futuro sería como una película utópica, con una ciencia muy avanzada, coches flotantes, teletransportaciones, etc. Pues es justo lo contrario. Todo el mundo está destruido, la contaminación cada vez es mayor, ha h...