Prólogo.

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Ciudad de New York.

En lo único en lo que podía pensar Leo Di'angelo mejor conocido Hierro en el bajo mundo era en cuanto podía aguantar la respiración un tipo amarrado de pies y puesto de cabeza y ya llevaba más tiempo de lo que se había imaginado que aguantaría.

-Bueno ya saquen lo de hay.
- ordeno con voz firme y autoritaria su jefe y mejor amigo Damián Mosconi.

Damián era un tipo alto, fornido, de pelo oscuro, ojos cafés, piel pálida y rostro duro y redondo y sobretodo tenía una imponente presencia que intimidaba a cualquiera con solo verlo; Leo siempre pensó que Damián era el prototipo perfecto de un mafioso y no solo por su físico sino por su frialdad y falta de escrúpulos a la hora de tratar con los enemigos de su familia. Leo no conocía personalmente a toda la familia de Damián solo a uno de sus hermanos menores pero sabía que pertenecía a una de las familias más poderosas de la mafia italiana ya que su familia los Mosconi era una de las cinco familias que dirijan la temible organización secreta conocida como el Consejo Supremo la mafia más poderosa del mundo y el era el próximo jefe de su familia por lo qué tenía que demostrar que estaba capacitado para el puesto.

-Bueno Freddy te voy a dar una última oportunidad de confesar la verdad antes de que me ponga violento de verdad y ya sabes cómo soy cuando me pongo violento de verdad.- le digo Damián al tipo al que acababan de sacar por medio de una cuerda atada a sus pies de una tina de agua helada, este temblaba por el frío y tocia para intentar recuperar el aliento.-¿A quien le vendiste el cargamento que supuestamente iba a llegar está noche al puerto?.- preguntó con un tono de voz rasposo y amenazante.

Llevaban a próximamente dos horas "interrogando" al tipo llamado Freddy por un cargamento de 500 toneladas de cocaína que el debía de recoger está noche en el puerto para después llevarlo a una bodega propiedad de Damián pero al parecer lo vendió a otra persona desconocida. Leo fue quien lo descubrió y el mismo lo entrego a Damián, en el fondo Leo se sentía mal por eso ya que Freddy era su amigo pero en este negocio no se perdona la traición y Damián más que su amigo es su jefe aquien le debe lealtad.

-Damián te lo juro no sé que paso con la coca yo la recogí y la dejé en la bodega de siempre te lo juro por Dios Damián.- dijo Freddy suplicante y Leo pudo notar como la paciencia de Damián empezaba agotarse.

-Asi y entonces porque no está hay eh si sabés que me tocó pagarle a los Colombianos por un cargamento que no tengo osea perdí aproximadamente unos 25 millones de dólares por tu culpa y de alguna forma me tienes que pagar mi querido Freddy y si no es pagandome el dinero que perdí será diciéndome aquien le vendiste mi coca imbécil porque si no te voy abrir de arriba a bajo y te sacaré las entrañas.- Damián sacó una navaja de su pantalón y puso la hoja de esta en el estómago de Freddy no bromeaba con lo que dijo hace rato.

-Por favor Damián Hierro se equivocó yo no le vendí esa coca a nadie te lo juro.

Ese comentario en serio ofendió a Leo haciendo que le dieran ganas de destripar el mismo a Freddy no podía creer que fuera tan cobarde como para acusarlo a el cuando el mismo había descubierto su traición pero sabía que Damián nunca le creería a Freddy más que a él.

-Por favor Freddy yo mismo te vi recibir dinero de un tipo de lentes oscuros justo cuando descubrimos que el cargamento no había llegado al lugar acordado y además de eso tú eras el único aparte de Damián y de mi que sabía dónde iba hacer la entrega.- aclaro Leo viendo a Freddy con indiferencia ya estaba cansado de esto tenía ganas de irse a su casa de una buena vez.

-Y además de eso confío en Leo como confío en mi mismo y por intentar culparlo a el ahorra si te voy abrir las tripas pedazo de mierda.

Damián comenzó a bajar su navaja por el estómago de Freddy haciendo que una línea de sangre se escurriera por este y soltará un muy ruidoso grito de dolor. Mientras Freddy gritaba Leo se fijaba en la cara de satisfacción y sadismo qué ponía Damián mientras hundia su navaja en el estómago de este y oía sus gritos de dolor; aunque Damián era su jefe y mejor amigo había veces en las que Leo no podía evitar preguntarse qué le había pasado a Damián en el pasado para que disfrutará de esa forma tan enfermiza de la tortura y dolor ajeno aunque había de suponer que crecer en una de las familias mafiosas más poderosas del mundo te formaba el carácter de esa manera pero había algo que le hacía dudar que esa fuera la razón.

MOSCONI: Código de Sangre Donde viven las historias. Descúbrelo ahora