Dulces de humo ✎ yoonseok.

088. Espera.

Durante la tarde, Hoseok se deshace de su saco y la corbata, dejando ambos sobre su escritorio para posteriormente salir de su despacho. Es hora de su supervisión diaria al hogar. En este horario nuevo, porque Chaewon le continúa prohibiendo fervientemente ver a Taehyung demasiadas veces a la semana. «Ni siquiera deberías hacerlo en sí» le mencionó hace no muchos días.

El calor es insoportable, por momentos siente ganas de hasta quitarse la camisa o de reinventar el código de vestimenta del centro y el hogar durante el verano.

—Director —le saluda Chaewon cuando entra en su despacho—. ¿Qué necesita?

—Como Hoseok, por favor. —Se sienta frente a ella, quien lo mira con una ceja enarcada y una sonrisa coqueta—. ¿Qué?

—Que desaliñado andas.

—Ya lo sé, pero es que me muero de calor.

—No pasa nada. Eres el jefe. —Chaewon sonríe y devuelve la mirada hacia sus papeles—. ¿Qué necesitas?

—Quería saber si... hay novedades sobre la adopción.

—Oh. —Es todo lo que ella dice.

La mira con atención, mientras ella mueve un par de cosas entre sus cajones y luego cliquea sobre su teclado con avidez y concentración por varios segundos que le saben a horas.

—Nada —murmura para sí misma, aunque él puede escucharla bien—. Nada —reitera hacia él—, lo siento.

Podría revisarlo por sí mismo. A diario. En todo momento. Tiene todas las claves del sistema. Todos los ingresos. Todas las salidas. Las adopciones. Las entregas de custodia. Todo pasa por él primero. Sin embargo, Hoseok se ha prometido hacer esto como un ciudadano común, aunque tenga que aguardar pacientemente por Taehyung el resto de su vida. Incluso si Taehyung encuentra una familia antes, hasta podría esperar por otro niño o niña que pueda formar parte de su vida y cambiar la de ambos. Como última opción, claro está.

—Vale —responde con tristeza.

—Cualquier novedad, correré a informarte, o te llamarán antes de que yo lo haga. Debes tener paciencia, Seokkie. Ya sabes cómo es esto.

Hoseok asiente y desvía la mirada, sopesando la realidad y luego poniéndose de pie para marcharse con un pequeño «nos vemos luego».

—No me habías comentado nunca sobre eso —dice Namjoon con notoria sorpresa, caminando hacia su refrigerador para fisgonear sin encontrar nada en realidad, algo que demuestra en su expresión disgustada—. Necesitas ir al supermercado con urgencia.

—Soy malo en eso.

—Te puedo acompañar. —Le enseña sus hoyuelos, mientras retorna a su lado en el sofá—. Pero, dime, ¿cómo es eso de la adopción?

—Oh, bueno, sabes que siempre he querido ser padre. —Namjoon asiente—. Y pensé en que si no me ponía en marcha ahora para intentar adoptar, no lo haría nunca. Además, lleva años y años que la lista avance, sobre todo porque las familias son preferencia..., y como voy a adoptar solo. —Lo deja en el aire—. Tal vez me salga algo en unos cinco años más.

—¿Y cuándo iniciaste?

—Hace un año y poco más. —Sonríe a medias, recordando el día en que se lo contó a Yoongi.

—¿Y... él estaba de acuerdo?

—¿Quién?

—Ash, ya sabes, Yoongi. —Namjoon blanquea los ojos como si fuese obvio. Que lo es, sólo que Hoseok no habla sobre él.

—Ah, sí, lo estaba. Es mi vida, sabes, tampoco es que tuviese que estarlo del todo. No iba a prohibirme nada.

—Lo entiendo. —La mano de Namjoon acaricia su muslo con suavidad y se aleja apenas él observa la acción—. Lo siento.

—No pasa nada —asegura Hoseok con suavidad.

—Bueno —se aclara la garganta—, lo que quiero decir es que lo entiendo. Tanto él como yo, como todos, sabemos que serías un gran padre y que eso te haría muy feliz. Así que te apoyo para lo que necesites. Aunque —Hoseok sabe inmediatamente lo que está por decir—, yo sí movería mis hilos por dentro. Ese niño ya sería tuyo.

—No es justo.

—Nada es justo en esta vida, Hobi, pero sí considero que no deberías esperar tanto tiempo.