Capitulo 1

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"como una llamada puede dar un vuelco a la vida"

Keitlyn

Me desperté sobresaltada por los gritos procedentes del piso de abajo, tanto que casi me caigo de la cama que se movía a mi ritmo.

-¡Qué no joder!- mi hermano como siempre no respetaba los 10 últimos minutos de apacible sueño que me quedaban por cumplir para tener un día perfecto...y yo los días malos los relacionaba con ese grito a horas intempestivas-, ¡Estoy hasta las narices de esta puta familia!- se oyó la puerta principal cerrarse de un portazo.

Perfecto, ya no podría volver a dormirme, el maldito Allek siempre me hacía lo mismo, por a o por b al final ningún día oía el desagradable sonido del despertador, "deberías agradecérmelo", se atrevía a decirme a veces, idiota...

Me levante y me sujete la cabeza entre las manos... otro día increíblemente increíble en el maravilloso mundo de mi vida, la ironía brilla en ese hecho. Miré el reloj en forma de araña que había sobre la puerta de mi cuarto, las 7:30, en fin...

Bajé aun en pijama y justo me dio tiempo a oír el sonido del motor del coche de mama encendiéndose para salir al trabajo. Miré la encimera de la cocina y como el 70% de las mañanas allí había una nota con la perfecta caligrafía de mi madre que, para ser médico, no había descuidado en ningún momento de su vida: "Keitlyn he dejado la cena preparada en el refrigerador, haz que tu hermano se la coma por favor, volveré tarde pero necesito que me esperen levantados, tengo que hablar con ustedes". Novedad.

Necesitaba una ducha rápido, había vuelto a soñar por la noche, esos sueños... y me había levantado empapada de sudor; tome una manzana y subí al baño de mi cuarto. Me permití 15 minutos en la ducha para lavarme el pelo también que había amanecido rebelde sobre mi cabeza. Me puse unos vaqueros y una camisa sencilla acompañados de un moño en lo alto de mi cabeza.

Recogí la mochila y mire el calendario de mi cuarto: 18 de junio. Hacía meses había dibujado soles y arcoíris alrededor de esa fecha, era el último día de clase, acababa por fin el primer año de instituto, por aquel entonces, ese día parecía un espejismo, algo que le pedirías inmediatamente al genio de la lámpara si te concediera tan solo un deseo, poder salir con mis amigos, olvidarme del estúpido de mi hermano y de mi madre... aunque ella no se mereciera olvidarla, ella me había olvidado a mi hacía tiempo... estaríamos en paz...

Pues bien, ahora que por fin había llegado el día señalado en mi calendario con alegría, ya no lo sentía así,... ahora era un día más... uno de tantos...

Sumida en mis pensamientos no oía el timbre de la puerta que martilleaba toda la casa sin éxito para el sujeto que lo quemaba. Lo que si me sacó de mi estado de inconsciencia en el que a veces me evadía fue el sonido de mi telefono (try- P¡NK) Neil...

-Lo siento...- dije sin mucha efusividad-, estaba empapada...

-¡KEITLYN! LLEGAMOS TARDE... COMO SIEMPRE!!!

-Vale, vale, ya bajo...- le dije colgándole el teléfono.

Recogí mis cosas y bajé abriendo la puerta con fuerza, allí estaba él, como cada mañana, mi mejor amigo. Neil me sonreía desde el umbral y sus ojos brillaban semejantes al cielo más azul que ni Moccia podría haber imaginado en sus mejores días. Aunque a mí me dieran ganas de pegarle, o estuviera enfadada con él por despertarme de mi "coma", él nunca me negaba aquella sonrisa mañanera.

The Story Of Our LifeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora