Prólogo

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Conduzco con Alyssa ebria en el puesto de copiloto, en ningún momento deja de cantar

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Conduzco con Alyssa ebria en el puesto de copiloto, en ningún momento deja de cantar. No es una molestia verla así, siempre ha sido una chica alegre y el alcohol lo único que hace es prender aún más la chispa que lleva en su interior.

—Llegamos—le aviso una vez que estaciono frente a nuestra casa.

—Quería seguir cantando—hace un puchero.

Niego divertido, bajo para abrirle la puerta y ella se lanza con total confianza en mis brazos. La llevo adentro, sigue riendo y balbuceando un montón de cosas que no logro entender al cien por ciento.

—¿Más mojitos? —pregunta tratando de ir a la cocinar.

Niego y la atrapo envolviéndola en mis brazos, dejo un beso suave en su frente, otro en su nariz y el último sobre sus labios, me sonríe y antes de que pueda seguir cantando, la levanto para que rodee mi cintura con sus piernas, así la llevo a nuestra habitación.

En el corto camino me besa, trata de provocarme moviendo su lengua de esa manera que me gusta, baja por mi cuello y reparte besos mientras intenta quitarme la camisa.

—Alyssa—gruño cuando llegamos.

—Fóllame—suplica apretando sus piernas a mi alrededor.

—No puedes ni mantenerte en pie, bebé—dejo un beso en su cuello—. Duerme, mañana prometo hacer todo lo que te gusta.

De un salto se suelta y levanta sus brazos sonriendo.

—Estoy bieeeen, estoy bieeen—ambos reímos—. Solo necesito tenerte entre mis piernas—vuelve a hacer un puchero, ella sabe que no hay manera que le diga que no ante eso.

—Si es lo que quieres, harás tú el trabajo—respondo y fingiendo seriedad, cruzo mis brazos.

Ella sonríe como si se hubiese ganado el mayor premio y eso solo hace que la ame más. Se acerca y me quita la ropa torpemente. Cuando estoy completamente desnudo, me empuja a la cama.

Coloco los brazos detrás de mi cabeza y la observo, mi polla ya está dura, pero verla desnudarse hace que palpite con anticipación. Cuando queda sin nada, extiende sus manos y da una vuelta exhibiendo su preciosa piel morena.

La boca se me hace agua y tengo que recordarme que está ebria para no atraparla y follarla como un salvaje. No es la primera vez que lo hacemos así, y en estos casos prefiero que sea ella la que tenga el control.

Sube a la cama y gatea seductoramente hasta donde estoy. Me besa y el sabor a mojito invade mi boca, su lengua rodea la mía y succiona, al mismo tiempo lleva su mano a mi miembro y comienza a bombear lentamente, haciendo una ligera presión en la punta.

Sus labios descienden por mi cuello, desliza su lengua llegando mi pecho y muerde suavemente. Sigue bajando, repartiendo besos por cada abdominal y cuando por fin creo que va a llegar a mi polla, se desvía lamiendo los oblicuos, incitándome.

Quiero que tú quieras [Elbdo #2] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora