XIV-VI: I Hate Myself And Want To Die

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Noir

Entro al cuarto y lo primero que inunda mis fosas nasales, es el olor a mierda y basura de este chiquero de porquería.

¡Genial! De nuevo me toca limpiar este jodido lugar, ¡Yupi!

Suspiro agotado y entro en el cuarto cargando las bolsas de la compra en la mesa, la cual está llena de platos sucios y alimañas.

¿Desde cuando él no se ocupa de este jodido lugar?

Digo, tampoco es que haya tenido mucho tiempo afuera.

¿Acaso 5 años fueron suficientes para dejar que todo se vaya a la deriva?

Tal parece que así fue.

Me revuelvo el cabello y tiro a un lado los platos, los cuales caen estrepitosamente en el suelo, armando un escándalo super deseable para mí.

¡Joder!

¿Y dónde está él?

Camino por el cuarto, sorteando en cada paso, el evitar caer en trampas o pisar algún desperdicio que él haya dejado por ahí.

Sobre todo ahora, que se ha vuelto...sumamente ordenado.

Y sí, todo esto es en jodido sarcasmo.

Llego hasta la puerta de su habitación –la cual está entreabierta– y paso sin ningún cuidado, ya que mi atención está en cada recodo de este lugar, en su búsqueda.

—¿Estás aquí?

No obtengo respuesta.

Camino por todo el lugar y verifico lo que ya me suponía.

Que efectivamente él no está.

¿Dónde putas te metiste?

Salgo de su pequeña habitación, la cual está conformada por una cama –si es que se le puede decir así– metálica y un colchón bastante viejo y raído por las ratas; sus mantas en su tiempo eran de un hermoso color oro, pero ya en la actualidad, parece más bien un trapo de coleto de color tierra.

Sí, hasta ese paso él ha llegado a arruinar todo.

Las paredes desnudas y raídas por la humedad, se empiezan a caer de a pedazos, y tengo que ser sumamente cuidadoso para no caer con un pedazo de piedra o cemento.

¡Maldición! Desde hace mucho le dije que había que arreglar esto...¿Pero dónde mierda está?

Me empiezo a cabrear en demasía y doy grandes zancadas por todo el apartamento, evitando tropezar con las botellas de ron que están tiradas en el suelo –que ciertamente, no son pocas– mientras le llamo. —Markus, ¿Dónde carajos estás?

Gruño de frustración al no obtener respuesta y me presiono la sien con el dedo, para así controlar la migraña que está empezando a joderme la puta cabeza.

¿Dónde mierda andas Markus?

—¡Markus! —Grito y salgo al pasillo, sin importarme un demonio las alimañas y las bolsas que traje de mi viaje.

En este momento, lo único que me importa es saber dónde está ese maldito idiota.

Camino por los pasillos de la planta y me acerco a la escalera que me lleva a los pisos inferiores del edificio.

A lo lejos, se escucha algo de música y cosas cayendo.

¡Ahí estás maldita sea!

Bajo las escaleras rápidamente pero sin precipitarme y verifico en la entrada de cada piso, si este es el originario del ruido.

House of Wolves [W #01]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora