13.Cuentos de penes

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DIA TRES- Sabado mediodia

- Disculpa, la ganadora de la busquedad del tesoro, Rileygh Phillips, ¿podrías por favor, pasarme el protector solar? —dijo Namjoon a la morena que se acostaba junto a él en la piscina la tarde siguiente.

—Me encantaría, Kim Namjoon, ganador de la búsqueda del tesoro del fabuloso equipo verde —contestó Ryleigh, dándole la botella de loción bronceadora que estaba junto a su silla.

Al otro lado de ella, Quinn soltó un resoplido de asco, y Ryleigh levantó sus gafas de sol para mirar a su amiga.

—Lo siento, Quinn, perdedora de la búsqueda del tesoro, ¿tienes algo que decir? —preguntó Ryleigh.

—Sí —contestó Quinn—, sois unos imbéciles.

—Oh, ouch —Ryleigh miró a Namjoon—. ¿Escuchaste cómo nos llamó, ganador de la búsqueda del tesoro Namjoon?

Namjoon se sentó y se puso un poco de protector solar en la mano antes de frotarlo sobre su pecho tatuado. —Escuché eso, Ryleigh, ganadora de la búsqueda del tesoro. Suena como si alguien fuera una mala perdedora. Y estuviera muy celosa.

—No estoy celoso, y perdí —dijo Hunter, mientras nadaba hasta el borde de la piscina y descansaba sus brazos sobre el borde.

—Eso es porque gané, y tú puedes venir conmigo en el viaje de una semana a Venecia —dijo Ryleigh.

La sonrisa en la cara de Hunter creció. —Oh sí, sí. Buen trabajo, nena. —Luego miró a Quinn, que estaba frunciendo el ceño—. Lo siento —dijo, sin disculparse realmente.

—Sabía que debía haber ido a bucear con los muchachos —refunfuñó Quinn, y luego se empujó de su silla—. Voy a nadar. Imbéciles.

Ryleigh y Namjoon se rieron mientras ella se alejaba furiosa y luego se acomodaron en sus tumbonas.

—Pobre Quinn. No creo que haya perdido en nada antes en su vida —comentó Hunter, secándose con una toalla mientras se paraba junto a ellos.

—No creo que tuviera ninguna oportunidad con Hobi en su equipo. ¿Cómo iba a saber que necesitaba mantenerlo atado para que no saliera corriendo antes del último desafío? —dijo Ryleigh—.Aunque me siento un poco mal. Tal vez debería darle tu lugar en el avión, Hunter.

Hunter gruñó. —Sobre mi cadáver —dijo, y luego se paró sobre ella para sacudir las gotas de agua de su cabello mientras ella chillaba y se rendía

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DIA TRES- Sabado por la noche

La camara reboto arriba y abajo como si Carlos estuviera corriendo de nuevo, y cuando Jungkook apareció a la vista, se detuvo.

—Lo siento, Sr. Jungkook —dijo Carlos, luchando por recuperar el aliento—. Me quedé dormido. Estuve con la película toda la noche.

—Está bien, Carlos—dijo Jungkook, apartando la mano de la cámara hasta donde debía estar el hombro del tipo—. Estamos a punto de empezar, así que llegas justo a tiempo. Vamos a tomar unos cócteles especiales antes de que empiece la fiesta.

—Sí, señor. Estoy listo.

Carlos lo siguió desde las puertas de cristal del vestíbulo hasta el patio exterior que había sido preparado para la fiesta. Había destellos de cientos de luces de colores que brillaban en el cielo nocturno y el sonido de una banda pop sobre la cálida brisa del océano.

Siempre ContigoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora