Part I: * puzzle pieces *

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Dedicado a mi querida JonnieVyr ✨🐿️

~• 💙 •~

Cuando por fin Félix decidió dejar de comerse la cabeza con todos los documentos que tenía enfrente suyo, se tiró hacia atrás para reposar su cuerpo en el espaldar de la silla. Masejeó con algo de presión su cien, en un vano intento de aliviar el dolor de cabeza que cargaba desde hacía un buen rato.

Alzó la cabeza para observar en dirección al reloj digital que estaba colgado en la pared, viendo que faltaban veinte minutos para las doce de la noche; al caer en cuenta de ello, soltó un suspiro agotado.

Su jornada de trabajo en la estación había acabado hace unas dos horas atrás, pero no tenía problemas en irse sobre la hora, en primera porque de todas maneras no había nadie esperándolo en casa, y en segunda porque estaba consumido en todo ese caso que llevaba dos meses sin poder dar por cerrado.

Desde muy chico había tenido la ilusión de ser policía y servir a la comunidad, en principio solo era un anhelo que con el tiempo fue aumentando, aunque desgraciadamente debe admitir que el impulso final para por fin una vez ejercer la carrera, había sido el horrible recuerdo de haber visto a su madre siendo agredida por unos maleantes cuando él tenía tan solo 15 años. Ya para cuando acabó la secundaria, a la edad de 18 años, se inscribió en la academia de policía.

El resto ya es historia.

En todos los años que llevaba de servicio como policía, nunca le había tocado un caso que lo sacara tanto de quicio. Había estado con casos más largos, unos que incluso podían durar años hasta verse resuelto, dos meses no eran nada de hecho; en sí, su tormento no era la duración del caso, sino a la persona con la que se enfrentaba y daba su esfuerzo por arrestar.

Se hacía llamar, La Coccinelle.

No se sabía casi nada de ella, más allá de ser una mujer de entre unos 25 a 28 años de edad, de tez clara, cabello negro azabache, grandes ojos azules... y nada más, la descripción más superficial de un delincuente que había tendido jamás.

Y la razón de todo eso era que aquella chica era demasiado esquiva y ágil, alguien astuta que siempre se las ingeniaba para huir a toda costa y no ser vista. Existían muy pocas imágenes de ella, las cuales habían provenido de cámaras de seguridad cuando ella tenía un mínimo descuido, y de allí que por lo menos tengan una descripción de ella.

Cabe decir que La Coccinelle no era un nombre que ella utilizaba de "manera oficial", había sido un nombre en clave que él mismo le había dado cuando su caso se le fue asignado y vió que para ocultar su verdadera identidad, esa chica utilizaba una máscara roja con puntos negros. Ese detalle le recordó a las catarinas y por eso le dió ese seudónimo.

Porque sí, ni su nombre como tal sabían, intentaban buscar en la base de datos cualquier indicio que les proporcionara por lo menos un nombre, pero no encontraban nada. Ella era demasiado precavida, pues ni rastros de ADN dejaba.

Era como estar lidiando con un fantasma.

Volvió a soltar un suspiro mientras empezaba a recoger y acomodar todos los documentos esparcidos en su escritorio y los empezaba a guardar de manera ordenada en la carpeta que llevaba el expendiente entero del caso de La Coccinelle.

Lo guardó en un cajón del escritorio, para después levantarse de la silla y proceder a estirar sus músculos entumecidos. Recogió su celular, abrigo, y las llaves de su departamento; buscó entre ellas una llave adicional que era la de su oficina para poder cerrar la misma, una vez apagó todas las luces.

Cierra la boca, Graham // FELINETTEDonde viven las historias. Descúbrelo ahora