R e f l e j o

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Horacio continuó viendo hacia el espejo, encontrándose incapaz de apartar la mirada del reflejo de sí mismo que le devolvía el objeto. Delineó cada detalle de su cuerpo con la vista, moviéndose de un lado y hacia otro en diferentes poses tratando de averiguar si su apariencia terminaba de convencerle.

La decisión fue sí mientras una pequeña sonrisa se apoderaba de sus labios.

Había comprado el crop top y la falda más como un impulso que otra cosa, no estando seguro si estaría satisfecho con la forma en que lucirían en su cuerpo una vez probadas las prendas al llegar a casa.

Porque por supuesto no se probaría aquello en un lugar público.

La inseguridad apareció para carcomer sus pensamientos poco a poco, apareciendo como una pequeña nube gris que amenazaba con convertirse en una tormenta de maltrato hacia sí mismo.

Dio un paso hacia adelante, acercándose más al espejo que le permitía prestar mayor atención a los detalles de su piel que le había costado aceptar. Las cicatrices producto de su trabajo y de la pérdida de peso se hicieron más evidentes, y Horacio no quiso pensar en que llegarían a opacar el outfit que había elegido, pero aquella idea ya había hecho mella en él antes de que se diera cuenta.

Sus manos se dirigieron hacia las zonas de su cuerpo que no lucían tan perfectas como solían hacerlo hacía años atrás. A través del espejo vio un reflejo fantasma de su apariencia en aquel entonces, visualizando el contraste con su yo actual, con el que seguía reconciliándose.

Porque no podía permitirse olvidar el primer pensamiento que tuvo: lo bien que se había visto a sí mismo en ese atuendo.

Y no estaba seguro si acaso necesitaba esa afirmación escuchada de otra voz que no fuera la suya, pero al abrirse la puerta de su habitación de forma inesperada, sería algo que no podría evitar.

—Horacio, ¿te gustaría salir a cenaaaaar ho-ho-hoy?

La voz de Volkov fue lo primero que escucho, siendo que la puerta al abrirse había sido silenciosa. Pronto se giró en sí mismo sin pensarlo, encontrándose con la mirada sorprendida del mayor, y recordando lo que tenía puesto.

Sus brazos inútilmente intentaron ocultar la piel expuesta, pero era demasiado tarde para eso. Su piel morena se calentó en un sonrojo.

—¡¿Qué acaso no sabes tocar?!

—Yo- Yo...

Horacio reaccionó más pronto y tomó una de las almohadas en su cama, lanzándola hacia la cabeza ajena.

—¡Fuera!

El suave golpe recibido pareció ser suficiente para despertar a Volkov de su ensoñación, y pronto salió de la habitación. Horacio se apresuró a la puerta, con la intención de colocar el seguro y así evitar que el otro siquiera pensara en volver a entrar en aquel momento.

—Podrías salir con ese atuendo si quisieras.

Alcanzó a escuchar Horacio a través de la puerta, y aquellas palabras llamaron lo suficiente su atención para continuar escuchando.

—A-A la cena, me refiero. Aunque, bueno, no respondiste a mi pregunta si quisieras ir pero, en caso de que así lo quisieras, eh, pues de todas formas ya estarías vestido, ¿no es así? —Seguido de un profundo suspiro—. Joder. L-Lo que quiero decir es disculpa por haber entrado sin permiso a tu habitación, Horacio. —Pasaron un par de segundos en los que el menor pensó que había terminado—. Y también que se te ve muy bien el atuendo que tienes puesto... Aunque, por supuesto que a ti te queda bien todo. —Soltó una pequeña risa, de la que pudo percibir cierto deje de nerviosismo. En respuesta, una sonrisa volvió a surcar los labios de Horacio.

Desde su posición, aún contra la puerta de la habitación, todavía podía ver su reflejo en el espejo. Y de nuevo, decidió que el primer pensamiento había sido el correcto.


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Idea original<3

Idea original<3

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● Reflejo ● - VolkacioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora