Capítulo XVII

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La chica apenas podía correr bien con sus sandalias, aún así se apresuró a llegar a la alcoba del rey. Cruzó una esquina y chocó contra alguien colapsando al suelo, tirando las cartas que traía consigo. Cada una con el sello de cada reino.

- ¡Yachi! ¿Estás bien?- preguntó el guardia con el que se topó.
A Yachi no le dio tiempo de responder al ser alzada otra vez por el guardia.
- Ah, em... gra-gracias, Yamaguchi.

Yamaguchi sonreía dulcemente. Yachi no quería soltar su mano, sin embargo podía sentir su sangre subiendo a sus mejillas rápidamente, por lo que no tuvo otra opción que soltarlo y voltearse de la vergüenza. Se agachó para recoger los sobres, así como lo hizo Yamaguchi para ayudarla.

- Los demás reinos insisten mucho para que Kageyama vaya, ¿verdad?

Soltó Yams viendo los sobres.

- S-sí... Es porque Kageyama es nuevo en esto.
- No, creo que es más porque todos están muy curiosos sobre sus habilidades.- replico Yams con otra sonrisa. Yachi sintió arder sus mejillas.

- B-bueno... Muchas gracias.- dijo mientras le quitaba rápido las cartas a Yams y salía corriendo otra vez.

- ¿Eh? Ah-

Y así como se la topo se esfumó. Yams se quedó viendo como desaparecía en los pasillos, haciendo ver como si su cabello y vestido flotaran.

- Debe ser frustrante, ¿no?- dijo una voz áspera tras de él, haciendolo sobresaltarse.

- ¿De qué hablas?- pregunto, aunque sabiendo a lo que venía el rubio.

- Bueno, que intentes hablarle y ella solo huye. Jamás los he visto a ustedes tener una conversación normal. Los dos son demasiado nerviosos y amables, que jamás llegan a intercambiar más de dos oraciones.

- Tal vez tengas razón Tsukki, pero aún así no voy a dejar de intentar. ¡Nos vemos luego Tsukki!

Ahora era Tsukkishima el que veía la espalda de Yams irse en otra dirección.
Soltó un resoplido con dolor.

Nunca lo admitiría en voz alta, pero siempre dolía. Cada vez más y más. Cada vez que su mejor amigo se alejaba más de su alcanze. No culpaba a Yachi por esto. Se culpaba a él mismo por no ser normal. Sabía que sonaba egoísta, pero lo quería para él solo. Hacia lo posible por mantenerlo a su lado, y aveces lo conseguía. Aún así, Yamaguchi siempre preferiría a Yachi.

Tsukkishima hubiera dado cualquier cosa para que esa sonrisa fuera ddirigida a él. Pero no todo en este mundo se puede. Teniendo estos pensamientos una voz estruendosa llamo por detrás, seguido de un gran golpe en su espalda que lo dejo sin aire.

- ¡Tsukishimaa!- saludó Tanaka.- ¿Por casualidad no has visto a Noya?

Tsukishima lo veía con disgusto.

- No deberías estar ha-
- Oh, esa estúpida regla. Vamos, muestra un poco de espíritu. Puede que Kageyama sea el rey, pero yo soy mayor que él. Sigue siendo un niño, no sabe lo que hace.- Tsukishima dudo eso último.
-Qué hay de Hinata. ¿Lo has visto?

Y lo pensó un momento. Nadie estaba cerca. Nadie los veía. Si hacía que Tanaka se dirigiera con la mandarina andante, ya no sería su problema.

- Si no está entrenando, debería estar comiendo otra vez fuera de horario.

Tanaka sonrió agusto. No duro mucho.

- Oi.

Llamó una voz grave. Por supuesto, así de mala era su suerte. Tanaka, a pesar de haber dicho que Kageyama no era su rey, se paró firme ante la presencia de este. Tsukishima no hizo más que mostrar su cara disgustada.

Era Medieval [ A Haikyuu Fan Fiction ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora