Parque de diversiones

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He Yu estuvo toda la semana insistiendo a Xie Qing Cheng para que lo acompañe al parque de diversiones, incluso compró las entradas y se las puso sobre la mesa esperando que eso lo convenciese de acompañarlo. Pero todos sus intentos fueron en vano. El solo quería tener una cita, pero no importa lo que hiciese parecía que Xie Qing Cheng no quería llevar a ese plano. Un poco enojado y desilusionado, decidió ir solo al parque. 

Cuando llegó el ambiente brillante y lleno de gente por le hizo olvidar por un rato su tristeza. Pero la mentira solo le duró hasta que quiso subirse al primer juego. En la montaña rusa todos iban sentados de a pares. Se sentó junto a un total desconocido intentando imaginar en su cabeza que era Xie Qing Cheng, pero no sirvió de nada, fue juego tras juego, pero todos parecían necesitar de dos personas para que entrasen juntas y no le quedó otra que compartir los lugares con gente al azar, incluso se ofreció a acompañar a un niño cuya madre estaba en silla de ruedas y no podía subir a los juegos. Mientras iba a juego tras juego con el mismo niño imaginaba a Xie Qing Cheng y como habría sido de niño a esa edad, todo inocente y con padres que lo querían. Se hizo tarde y la compañía temporal tuvo que irse. 

El quedó solo, igual que cuando era un niño. Sus padres nunca se interesaron en llevarlo a ningún lado. Y ahora nuevamente, estaba sin nadie a su lado. 

Comenzaba a atardecer cuando vio la rueda de la fortuna y quiso subirse a la misma. Nuevamente le pidieron que alguien suba con él pero He Yu no deseaba estar acompañado. Así que subió solo, y desde arriba veía como las familias y amigos se divertían. Una lágrima rodó por su mejilla mientras estiraba su mano para alcanzar la mano inexistente de Xie Qing Cheng. -Se ve lindo acá arriba ¿no?. Quería que veamos juntos este paisaje. - le dijo al vació mientras su mano se cerraba con impotencia. 

Cuando bajó, las luces de la rueda de la fortuna ya estaban iluminadas. El parque pareció volverse mágico. Camino unos pasos queriendo alejarse de la felicidad de la gente que lo rodeaba, cuando ya cansado vio un puesto de esos de tiro al blanco que tenía un gigante oso de peluche de tamaño humano. No supo porque pero pensó que sería una buena idea regalárselo a Xie Qing Cheng.  Y si Xiege no no quería, bueno se lo quedaría él, para recordar el momento.

 Pidió comprarlo, pero el vendedor le dijo que no estaba a la venta, solo logrando juntar 80000 créditos podría obtenerlo. Incluso ofreció más plata de lo que el oso valía , pero el vendedor se opuso firmemente. ¿Quien podría creer que iba a encontrar a un hombre de principios acá? Sin otra opción, He Yu decidió intentarlo, estuvo una hora lanzando pelotas, pero después de tanto esfuerzo apenas pudo juntar 2500 créditos, muy lejos de lo que necesitaba , pero ya era la hora de cierre y el puestero se negó a venderle más oportunidades. Vió por última vez al oso de peluche tan inalcanzable e indiferente a su mirada como la persona que ama. Una voz lo sacó de sus pensamientos --Cámbielo por algo de lo que pueda llevarse.--le dijo fríamente el puestero del lugar. He Yu miró todas las cosas que estaban en el puesto pero no encontraba nada que pareciera apropiado hasta que frenó su mirada en dos tazas, una al lado de la otra,  un zorro y  una coneja.  ¨Xiege nunca tiene tazas para ofrecerme cuando voy a visitarlo¨ pensó.

 Cuando al día siguiente llevó las tazas a la habitación de Xie Qing Cheng, este las miró con extrañeza pero al menos no las tiró. Fue el primer regalo que aceptó de él, por eso cuando Xie Qing Cheng tiempo después le dijo que todo había terminado entre ellos y las había tirado, su corazón se derrumbó. Sabía que ya no quedaba nada entre ellos, ni siquiera un simple juego de tazas.  

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