SICILIA, ITALIA. │ HAYLEY.
Ya era mi quinto día aquí y estaba ya por perder la maldita cabeza. Continuaba encerrada en la habitación de mi secuestrador desde hacía días, sus hombres me habían dado la opción de conocer la mansión en la que estábamos que al parecer le pertenecía al jodido Masen Clynner, pero me negué todas esas veces que me ofrecieron.
Hoy en la mañana llegó uno de los hombres a dejarme unas bolsas con ropa que supuestamente me había comprado su capo. Todo eran pantalones cortos, algunos pantalones largos de mi estilo, ropa interior de mi talle y hasta zapatos. Rebusqué bien en el momento en el que no encontré blusas.
¿Qué carajo esperara que me ponga?
Al final me decidí por robar la camisa que estaba sobre el sofá, me puse sostén y unos shorts de jean claros. Algo que yo claramente usaría en verano, solo que sin la camisa.
Luego de horas aburridas en la habitación, el almuerzo llegó, lo comí y la empleada Laura entró a recoger nuevamente mi plato ahora vacío. Ella sonrió al instante que vio que había comido todo, ya me había hartado de no comer porque si no comía no conseguía nada, solamente matarme de hambre yo misma.
Ayer me había quedado toda la noche despierta pensando que cómo estarían las cosas en Londres, extrañaba el clima oscuro de mi ciudad, y también a Peter, sin olvidar a mamá. Quería saber si me estaba buscando, o si mi secuestrador había sido tan escurridizo como para que ella no pensara que él me había secuestrado.
He visto muchas veces como mi mamá reaccionaba a los secuestros, siempre se ponía mal, y eso que era de sus agentes, no me podía imaginar lo desesperaba que estaba pensando en que yo estaba secuestrada. Pensando que ya pude haber sido violada o peor, que ya estuviese muerta.
Me ponía mal pensar eso, pero quería terminar con esto lo antes posible. Masen me quería por algo, eso era obvio, no me quería para mantenerme aquí, capaz me quería para sacarle información a mi madre, o que ella abandonada la idea de atraparlo.
—Laura, ¿Masen se encuentra en la mansión?
Sus ojos se posaron en los míos y respondió: —No lo sé señorita Hayley, ahora mismo se lo averiguo.
Salió de la habitación rápido y mientras esperaba a que volviera me puse de pie y caminé hacia el baño para ver mi reflejo en el espejo. Mi cabello estaba perfecto como nunca lo había estado, tenía unas bolsas oscuras bajo mis ojos que demostraba que no dormía nada.
Por no comer los primeros cuatro días había perdido peso y no me gustaba para nada la idea de verme esquelética. Amaba mi cuerpo, a mis ojos eran perfectos, a los ojos de otros también, pero eso no me importaba.
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Obsesión Desafortunada ©
AléatoireBetrayals 1 ✔️ Todo una obsesión desafortunada. Lo que todo comienza con una obsesión termina siendo una locura. Él la acecha como nunca antes lo había hecho y ella solo lo observa. Dos almas gemelas pueden encontrarse sin ser realmente conocidos a...