Una y otra vez
Soy tan patética.
Y no pueden hacerme cambiar de opinión, no.
Y ahí iba yo, con la mochila sobre el hombro y, como siempre, con una sonrisa avergonzada plasmada en el rostro.
Bonita costumbre
Maldita consiencia. Leo mira sobre su hombro al oír el sonido de mis pasos antes de rápidamente volver su vista al frente, o mejor dicho al césped. El maldito está aguantando la risa.
- Aquí estoy yo -digo sentándome en la banca al lado suyo
-Ya lo sé, no soy ciego Laura -dice soltando un suspiro
No le pregunto qué si está bien, se que no lo está, lo cierto es que nunca lo está. Leo me mira de reojo unos segundos y, se que ha notado que se que no está bien pero prefiero hacer como que no me he dado cuenta
-Te odio- le digo y me mira levantando una de sus pobladas cejas -, o lo intento.
Suelta una carcajada tan poco propia de él que, algunos de los estudiantes se giran a verlo para comprobar si es verdad. Tan anormal para ellos y tan rehabilitante para mi.
Me mira a los ojos y apartó la mirada casi al segundo. Finjo que mirar a los simios que se hacen llamar estudiantes que pasan a unos metros son lo más interesante que he visto en mi vida
-¿Qué sucedio esta ves ? -pregunta tomándome por la barbilla y lo miro con los ojos llorosos antes de volver a apartar la mirada-. Lau, mírame
No puedo, no quiero, pero su agarre en mi barbilla me ayuda a verlo a los ojos nuevamente. Sus ojos, de un color verde tan hermoso, tan apagado y tan único. Todo el lo es. Al menos para mí.
No digo nada pero, se que lo nota en mi mirada, esa misma mirada que el me dedico hace apenas unas semanas, una en la que solo había tristeza y dolor acumulado. Esa mirada al que solo nosotros podemos apagarlo el uno al otro, el a mi y yo a el.Nos ayudamos juntos. Siempre fue así, desde que nos conocimos. Y no puedo estar más feliz de haberlo conocido. Un día donde más nesesitaba un ancla a la realidad, y incluso antes de darme cuenta para impedirlo, el ya era la mía.
Y ciertamente, yo la suya.
Me abraza y le correspondo, un abrazo, una mirada, una sonrisa, un guiño o simplemente un insulto de el me hace sentir plenamente llena. Llena de esperanza y esa seguridad, de esa sensación que me hace sentir como si fuese dueña del mundo cuando claramente no lo era
-¿Leo?
-¿Lau?
-Gracias.
-Siempre estaré para ti, no lo olvides, Loquita
-Tu también chico misterioso. Cuentas conmigo para lo que sea,no lo olvides jamas
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_Lo siento_
RomanceLaura Hamilton, una joven estudiante de la preparatoria. Siempre ha vivido en una burbuja de vida perfecta, hasta que, un día el maestro anuncia la llegada de un nuevo estudiante, Leo Garza. Ambos son polos opuestos, y apesar de que Laura intenta a...