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El rubio mayor de los hermanos Minamoto pateó la puerta del vagón junto al tercer guardián, encontrandose con un sereno espectro, vestido con el antiguo uniforme de la academia Kamome, sonrió victorioso.

—Séptimo misterio.—llamó al menor.

—Me preguntaba qué fue lo que detuvo el tren, así que fueron ustedes...—movió la mano, mirando al dúo con un semblante serio.—Si vienen aquí a buscar a Aoi-chan, ¡es una pena!

El pelirrojo soltó un ruido confundido, acercandose junto al rubio al espectro.

—¿Piensan que una chica indefensa que se queda sola por esta cantidad de tiempo estará bien?—sonrió.—Ya es demasiado tarde, además, la alma de los kannagis son irresistibles para los espectros, ya debe haber sido devorada por los tipos de aquí.

—¡Tú...!—el tercer guardián saltó, dispuesto a atacar al de menor estatura, siendo detenido por Minamoto.

—Cálmate, la herramienta demoníaca todavía funciona, por lo que significa que Akane-san aún debería estar a salvo.—explicó en un susurro, acercándose al oído del pelirrojo.—Sólo esta intentando provocarnos, ¿verdad?

—Di lo que quieras.—dijo indiferente, tomando entre su mano su Haku-joudai, sacando su arma y su gran capa negra.—Que Aoi-chan muera, es la única manera de que Yashiro viva.

—Aoi, voy a abrir un camino... Para que sigas adelante y encuentres a Akane-san.—el rubio detuvo de nuevo al pelirrojo.—Yo... te alcanzaré después de exorcizar a este espíritu maligno.

El pelirrojo abrió la boca en forma de o sorprendido, accediendo y corriendo a salir del vagón del tren, pidiendo al mayor de los Minamoto que no perdiera contra el séptimo.

Sin embargo, este corrió hacia el pelirrojo, intentando detenerlo de huir, pero no logró atacarlo, al ser detenido por el arma del rubio.

—¿A dónde crees que vas?—cuestionó risueño, pero la sonrisa no le duró mucho al ver que el espectro escapaba de su agarre.

El mayor de los Minamoto abrió por completo el techo del vagón, sonriendo por tener más espacio, sorprendiendo de paso al fantasma, quién por el despiste, terminó siendo golpeado al piso por el rubio.

—Sé lo que estás pensando, que estás haciendo el trabajo sucio, ¿no? Si sacrificas a Akane-san la esperanza de vida de Yashiro-san se extenderá, no hay manera de que Kou o ella estén de acuerdo en matar a alguien, bajo esa perspectiva, eres un asesino. ¿No importa que hayas matado a otra persona si es para salvar a la que amas? Qué imprudente, ¿crees que matarla resolverá todo?—preparó su arma para atacar al fantasma y rió.

—Que no hay otra manera de extender la esperanza de vida de Yashiro. ¿Qué tal esto? Si Akane-san muere, y la esperanza de vida de Yashiro se prolonga, mataré a Yashiro-san.—incrustó su arma en la espalda del menor y se acercó a su oído.

—¿Entiendes las consecuencias de tus acciones? Hay otra forma de salvar a Yashiro-san sin necesidad de matar a Akane-san, pero me obligas a deshacerme de ti, entonces, ya puedes desaparecer.—alzó su arma ante la mirada desesperada del menor, pero sus planes fueron inetrrumpidos por su hermano menor, acompañado de Yashiro, quién ignorando a los dos familiares, se acercó preocupada al espectro y lo abrazó.—Oh, Kou.

—¿Qué es eso de que hay otra forma de salvar a Senpai?—preguntó furioso, no entendía el por qué su hermano mayor no se los había contado antes, podrían haber evitado todo este conflicto.

—Cómo has oído.—dijo el tercer guardián entrando al vagón con la peli-violeta en sus brazos, quién al ver a su mejor amiga se zafó del agarre de este y corrió hacia ella, siendo recibida por esta.

—¡Si hay otra forma de salvar a Nene-chan, dinósla! ¡No es necesario hacer todo esto, por favor!—pidió la fémina al borde del llanto, abrazando a la pelicrema.

—Está bien, solo porqué lo dice Akane-san, tenía pensado acabar con este espíritu maligno, pero me habéis convencido.—habló el rubio mayor, ante las miradas espectantes de los demás.—Aoi, ¿harías el honor?

—Claro, yo formo parte del primer misterio de la academia, los tres guardianes del reloj, pero hay algo que no sabíais, ni el séptimo lo hacía, en la parte más oscura de la academia se halla el cuarto guardián del reloj, Yūrei, este posee el poder de cambiar el futuro de una persona sin ningún contratiempo.

—¿Y ahora lo dices?—preguntó el espectro, poniéndose de pie, con el agarre de la pelicrema en su mano.

—A Yūrei no le agrada nadie, ¿sabes lo difícil que es tratar con él? Cuando recién empezé y lo conocí, no me decía nada y cuando le saludé, me abofeteó, fue la última vez que lo vi, Mirai y el viejo no lo van vuelto a ver tampoco, desapareció. 

—¿Tendremos que ir a la academia como si nada hubiera pasado ahora?—preguntó la de puntas verde, enfadada. 

—Ao-chan no puede salir, pero el séptimo en cambio si, de alguna manera, no puedo quedarme aquí cuidandola en caso de que se niegue y ocasione un desastre en la academia, tenemos que ir. 

—Vigilaremos a este espíritu maligno, no sabemos cuando pueda aprovechar un despiste y atacarnos. 

—¡Hanako-kun no es un espíritu maligno!—la pelicrema defendió al espectro. 

—Lo que digas, Yashiro-san, será mejor que vayáis a la academia si queréis salvarla, ¿no? Yo me puedo quedar con Akane-san.—al decir esto último el pelirrojo frunció el ceño, pero no se quejó, dejaron a los dos solos y se fueron al mundo exterior, llegando a la puerta de la academia.

—¿Y ese lugar oscuro, dónde está?—preguntó el rubio menor. 

—No lo sé, pero tengo una idea de dónde está.—llevó a todos a un rincón viejo de la academia, dónde era el antiguo edificio, y en efecto, la oscuridad dominaba un gran espacio, el pelirrojo dió una pequeña patada a la pared, rompiéndola en pedazos. 

—¡Ah!—gritó maravillada la fémina al encontrarse con un espacio precioso, no era colorido, en cambio contenía colores oscuros, era como el espacio de Yako, pero era muy diferente, del negro cielo colgaban relojes de todos los tamaños, indicando cada uno una hora diferente. 

—Es hermoso...—soltó inconscientemente el tercer guardián. 

Todos observaban maravillados ese mundo totalmente diferente, se adentraron por completo, en busca de Yūrei. 

Pronto se dieron cuenta de que los relojes no indicaban la hora, sino el tiempo restante de vida de todos los estudiantes de la academia, y eso lo sabían por la velocidad en que se movian las agujas, si a uno le quedaba mucho tiempo de vida, las agujas se movían muy lentamente, casi ni se notaba el movimiento, en cambio, si les quedaba muy poco, las agujas iban múy rápido. 

De abajo de los relojes colgaba un papel con los nombres de todos, ahí encontraron el reloj de Yashiro, entristeciendo al ver que las agujas se movían velozmente.

El rubio cogió las dos agujas dispuesto a cambiar su velocidad, sabiendo que era imposible, pero quería intentarlo. 

Lo único que logró fue que un gran estruendo se escuchara, asustando a todos y obligando a los dos misterios sacar sus armas, el séptimo su cuchillo de cocina y el tercer guardián su reloj, esperando a parar el tiempo por si algo se derrumbaba. 

Un reloj totalmente negro bajo rápidamente del oscuro cielo, volviendo a asustar a los cuatro, se abrió el cristal de este y salió un conejito negro, siendo notado como un mokke. 

Del reloj salió un líquido negro, como si fuera petrolio, el líquido se movió, atrapando entre hileras al cuarteto y alzandolos unos centímetros, todos se retorcieron intentando escapar de esa asquerosidad. 

Lo que era como la "pared" del reloj se abrió como una puerta corredera dejando ver nada, sólo se veía todo oscuro detrás de eso, como un agujero negro, pero afortunadamente salió el que esperaban que saliera. 

˗ˏˋ 𝙀𝙡 𝙘𝙪𝙖𝙧𝙩𝙤 𝙜𝙪𝙖𝙧𝙙𝙞𝙖𝙣  ˎˊ˗  Teru Minamoto x MaleReaderDonde viven las historias. Descúbrelo ahora