prologue

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Las sirvientas corrían de un lado a otro, apuradas

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Las sirvientas corrían de un lado a otro, apuradas. No había mucho tiempo para terminar de preparar a su señorita, Isabell Frist, la única hija del duque Frist, una hermosa dama codiciada por todos los hombres de su edad, era como una flor, su belleza era tan irreal que parecía un ángel.

—¡Rápido, no hay mucho tiempo para terminar de preparar a la señorita! — Isabell se estaba poniendo nerviosa al ver lo desesperadas que estaban sus sirvientas.

—¿Qué es todo este escándalo? —Entró la duquesa Rachel, una mujer con un hermoso y llamativo cabello rojo, ella portaba un vestido de color negro con detalles en dorado y joyas.

—Madre...— Isabell trató de sonreírle, su relación no era tan buena, su madre siempre la trataba como una niña tonta y frente a los demás su madre hablaba como si Isabell fuese lo más importante en su vida.

— ¿Aún no estas lista? ¿Cuánto más tardarás? Eso te pasa por estar leyendo esos ridículos libros que lees, no haces nada más que perder tu tiempo leyendo historias. Deberías estar tomando clases de etiqueta.

—Sí, madre...— Su etiqueta era perfecta y eso todo el mundo lo sabía, no por nada era conocida como una delicada flor, sus modales eran impecables, pero su madre deseaba algo más que eso, ella quería que su hija aprendiera la etiqueta de una emperatriz, su madre quería que Isabell fuera la futura emperatriz, aunque su hija no esté a favor de eso.

—Más te vale que te apures o llegaremos tarde por tu culpa. —Su madre se retiró de la habitación de Isabell, haciendo que todos suspiren, la duquesa era una persona con un carácter muy fuerte, si hacías algo que no le gustaba, nadie sabía lo que les sucedería, pero era seguro que algo bueno no era.

Finalmente las sirvientas terminaron de arreglarla, ella vestía un hermoso vestido negro con algunas joyas y llevaba el cabello suelto. Cuando salió de su habitación fue hacia la entrada de la mansión, donde estaban sus padres. Su padre, Regis Frist vestía un traje negro con dorado, los tres estaban vestidos de negro.

—Isabell—Escuchó la grave voz de su padre llamarla. —Te ves bien hoy.

—Muchas gracias padre. — Le sonrió suavemente, para su suerte su relación con su padre era buena, él la consentía y mimaba, siempre que necesitaba algo, él estaba allí. Él realmente era un buen padre, no como su madre que solamente era buena con ella frente a la aristocracia.

La duquesa era falsa como una moneda de dos caras, siempre te sonreía y después te apuñalaba por la espalda, su padre sabía cómo era ella, pero ellos se casaron porque sus abuelos lo desearon. Aun así Regis adoraba a su hija, no entendía como un ser tan puro como ella era hija de una serpiente, él tampoco era un santo, había matado más de millones de personas, pero siempre trataba de mejorar por su hija, por su pequeño sol. 

 

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𝑴𝒂𝒈𝒊𝒄Donde viven las historias. Descúbrelo ahora