Estoy aquí para ti

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Batman gruñó en la oscuridad, sus dedos estaban apretados fuertemente a las caderas de Superman, pero sin dejar ningún indicio de la fuerza que estaba ejerciendo. El hombre de acero, el omega, gruñó también en respuesta ante la embestida salvaje, pero placentera que dio el alfa. Sus manos estaban aferrada a sus hombros y dejó caer su cabeza sobre el hombro del Caballero de la noche, cualquier cosa con tal de no tener que mirarlo a la cara y que el hombre pudiera leer su vergüenza. Sintió la respiración pesada y agitada sobre su cuello, el aroma del alfa intentando marcar territorio sobre él y las manos apretarse a su alrededor cuando el orgasmo los golpeó ambos.

Clark se tapó el rostro avergonzado por sus propios recuerdos ¡Maldita sea! Tendría que haber estado más atento con su calendario de celo, en cambio, el inicio del mismo lo había golpeado en medio de una misión de vigilancia con Batman. Y menos mal que solo había estado el alfa. Aunque, no podía decir que estuvo mal, en realidad, fue bastante Interesante. Sacudió la cabeza. Por Rao, había llorado de tanto placer, había dicho tantas cosas sucias en el momento No sabía como Batman seguía teniendo el valor de mirarlo a los ojos después de eso, él lo estuvo evitando las siguientes semanas después de aquello.

Y ahora, ¿Cómo le decía a Batman que ese desliz del que juraron nunca volver a hablar, que él mismo dijo que nunca quería recordar, ahora tendría nombre e identidad? Ni siquiera sabía quién estaba detrás de la máscara o el tipo de alfa que se ocultaba bajo la misma. Batman fue muy bueno empotrándolo contra la pared del edificio, pero también era muy bueno siendo un verdadero dolor en el trasero cuando quería. Nunca lo hizo de menos por ser omega, pero tampoco nunca lo defendió de comentarios insufribles e insultos hacia su género. Ni siquiera estaba seguro de qué tipo de persona era o cómo iba a reaccionar a eso.

Se quedó mirando el papel que anunciaba el embarazo positivo confirmando así sus sospechas de las últimas semanas. Esto no podía estar pasando y, definitivamente, no a él, no con Batman. Aunque siendo sinceros, solo a él se le ocurría abandonarse a los brazos del placer sin ningún tipo de protección. Al menos sabía que Batman no era del todo perfecto, porque también había pasado por alto aquel punto tan importante.

—Felicidades, Sr. Kent.

El omega saltó en su sitio al sentir la voz tras de él. Miró hacia atrás y se levantó súbitamente cuando vio a Bruce Wayne leyendo el papel por encima de sus espaldas.

—Bruce, eres tú Me has asustado.

Clark se llevó una mano al pecho en son dramático, el alfa soltó una risa tranquila y se paseó por su lado, rodeando al omega como si fuera un depredador a punto de lanzarse. Le quitó el papel, lo leyó de nuevo, aunque eso ya lo había hecho cuando Clark no se dio cuenta.

—¿Quién es el afortunado?

—Definitivamente, yo no.

—¿No estás feliz? —Bruce le devolvió el papel doblado y se sentó en el sofá del frente.

Clark lo conoció hace unos años en una de las galas de Empresas Wayne. Comenzaba entonces a cambiar su campo en el periodismo, no más reseñas y opiniones sobre un nuevo comercio o apertura en la ciudad, se pasó al lado más oscuro con la aparición de Superman y terminó en Gotham siguiendo una pista peligrosa en la fiesta de Bruce. Claro que se lo encontró, mientras hurgaba por los pasillos para ver si encontraba algo, por supuesto que Bruce lo pilló e intentó ligar con él, para distraerlo. Clark lo empujó tan fuerte que le rompió una costilla, pero el hombre echó la culpa a una mala caída contra el escritorio y su resistencia delicada gracias a anteriores contracturas y no a la verdadera fuerza que se ocultaba tras el omega. La amistad vino después cuando el alfa le ofreció en broma una cita informal a cambio de no demandarlo, pero entonces Clark no era un experto leyendo las burlas de Bruce que venían con dobles sentidos y se lo tomó literal.

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⏰ Última actualización: Mar 06, 2022 ⏰

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