3: Alguien esta en la puerta.

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El taxi se detiene en la entrada. Marina no está segura de si es una buena idea, pero está dispuesta a arriesgarlo todo si eso significa mantener a su hija segura y a salvo, incluso si es solo por la noche. Le paga al taxista, se baja del auto y camina lo más rápido que puede hacia la puerta principal. Está lloviendo a cántaros. Hace frío y el viento no ayuda.

Mariana sostiene a Regina con fuerza contra ella en su cadera derecha. Afirma con fuerza la manta cálida que cubre a la bebé de la lluvia, pero no a ella misma. Cuando llegan al tercer y último paso hacia la puerta de entrada, el cabello de Mariana está completamente mojado. Tiene que secarse el agua que le cae por la cara. Mientras se para frente a la puerta, deja el asiento del automóvil a sus pies. Duda unos segundos antes de tocar el timbre. Un millón de preguntas pasan por su mente a la vez: "qué pasaría si".

Mira a Regina una vez más antes de volver a taparla y cuando está a punto de presionar el botón el taxista le grita:

"¡Señorita! ¡Olvidaste tu cochecito!" Conduciendo lentamente de vuelta en su dirección.

Intercambian una mirada y la mirada que ella le dirige hace que él se rinda. Se baja del auto y se cubre lo más que puede y va a abrir la cajuela de su vehículo para sacar la carriola y colocarla al lado del asiento del auto.

Después de agradecerle nuevamente su ayuda y recordarle que lo dejó en el auto, el taxi sale del camino de entrada a la carretera principal. Mariana ahora está de pie frente a la puerta con la decisión de presionar el botón del timbre o la de devolverse, esta vez para siempre y nunca regresar.

Presiona el timbre y espera un rato, pero hace frío afuera y como se mojó por la lluvia, presiona el timbre una vez más. Regina empieza a llorar y Mariana hace todo lo posible por calmarla. Sabe que su hija está demasiado cansada y necesita dormir.

La puerta se abre.

"Regina! ¡Mi bebé!"

El bebé deja de llorar al instante. Mariana quiere decir algo pero se queda sin palabras al ver a Ana frente a ella. Ana aleja a Regina del brazo de Mariana. Una parte de ella realmente deseaba que hubiese sido Alta, como si hubiera sido un déjà vu desde la primera vez que entró en la casa con Valentina. Pero esta vez, ella está aquí con la bebé correcta. Y ella está mirando a esta hermosa mujer que está tan conmocionada y sorprendida como ella.

"Buenas noches Ana. ¿Puedo entrar? ¿Por favor?" Pregunta Mariana.

Ana casi se olvidó de que Mariana seguía parada afuera porque estaba muy concentrada en el bienestar de Regina. Aunque mantuvo la puerta abierta de todos modos. Su expresión facial pasa de la sorpresa a la ira y luego a la preocupación en fracciones de segundos. Se mueve con la puerta como señal para decirle a Mariana que entre.

"¡Gracias!" dice suavemente Mariana al entrar a la casa. Ana cierra la puerta detrás de ella y allí están paradas una frente a la otra esperando que alguien hable primero.

"Ana, sé que dijiste que me fuera de tu casa. Y no tengo la intención de quedarme. Lo prometo. Regina es la única razón por la que estoy aquí. Tú misma lo dijiste al principio, 'la consistencia es importante' para las chicas. Y también lo es la estabilidad. Y ahora mismo, eso es exactamente lo que necesita Regina. Necesita un hogar, necesita un..."

Ana sostiene su mano frente a ella para interrumpirla.

"Vamos a acostar a Regina". Ana habló en voz baja mientras se giraba para mirar a Regina.

Mariana queda atónita por la respuesta de Ana pero no dice nada por si enfada a la mujer. Camina hacia las escaleras y casi deja a Mariana en la entrada. Pero Ana se vuelve para mirar a la joven cuando no la siente seguirla y Mariana deja caer la bolsa que estaba en su hombro opuesto y camina apurada para alcanzarlas quiénes ya subían algunos escalones en la escalera.

Una vez que llegaron a la habitación de las niñas, Mariana corre hacia la cuna de Valentina y no puede evitar darle otro tierno beso a su otra hija sin despertarla. Ana deposita lentamente la bebé en su cuna. Regina cierra los ojos tan pronto como su cabeza toca la almohada y antes de que Ana la cubra con mantas secas y cálidas, está profundamente dormida.

La atmósfera en la habitación de repente cambia drásticamente. Hace un minuto, las dos mujeres solo estaban enfocadas en la bebé que tanto extrañaban y ahora, aquí están, de pie en el lado opuesto de las cunas, mirándose, en silencio.

Este silencio está matando a Ana, le molesta y no puede más. Mariana lo nota enseguida. Así que camina hacia Ana, le susurra.

"Necesitamos hablar."

"¿Aquí?" pregunta Ana.

"Sí, quiero decir no aquí. ¿Podemos hablar en algún lugar donde no haya-"

Ana se aleja de la habitación y Mariana va tras ella.

"¡Ana, por favor, espera!"

Ana se detiene frente a la habitación donde dormía Mariana.

"Sabes, toda la tarde y en lo que va esta noche, todo lo que podía pensar era :¿Por qué Mariana me ocultaría esta información crucial? ¿POR QUÉ?"

Los sonidos de la última palabra hacen eco en el segundo piso del pasillo. Sin pensarlo, Mariana agarra a Ana de la mano y la lleva dentro de la habitación y cierra la puerta detrás de ellas. Ana se sorprende por el repentino contacto físico entre ellas. Es como si una corriente pasara por su cuerpo y encendiera algo en ella que aún no puede describir. Entonces Ana hace lo que mejor sabe hacer y retira su mano de la de Mariana y cruza sus brazos contra su cuerpo. Es una forma de protegerse a sí misma, pero también una forma de evitar hacer algo que ha querido hacer por sí misma desde hace un tiempo.

"Te lo dije, Ana, cuando fuimos juntas al hospital y supe cuan asustada y herida estabas, simplemente no quería agregar más dolor del que ya sentías en ese momento. Lo siento. Sé que me equivoqué. Desearía poder retroceder el tiempo y contarte todo si supiera que hoy sería diferente a como todo lo es. De verdad lo siento Ana."

Ana mira intensamente a los ojos de Mariana. Puede ver el dolor en ella y percibe el dolor en su voz. Pero Ana no dice nada. Se aleja lentamente de la puerta hasta que llega al banco junto a la ventana y se sienta mientras exhala lo suficientemente fuerte como para que Mariana la escuche.

Otro largo momento de silencio llena la habitación. Mariana está de pie, cerca de la puerta detrás de ella. Y por primera vez desde que llegó aquí, mira a su alrededor y la habitación se siente como si nunca hubiera estado aquí. La cama está hecha pero ya hay sábanas nuevas y un edredón nuevo encima. "¿Alta ya cambió todo? ¡Vaya, eso fue rápido!" Ella piensa para sí misma.

Ana se aclara la garganta y eso trae de vuelta a Mariana al presente. Mariana camina lentamente hacia Ana pero en el último segundo decide sentarse en la esquina de la cama.

"Ana, por favor perdóname. Sabes que me preocupo por ti. Nunca hubiera hecho o dicho nada para herirte o con el propósito de lastimarte. ¿Lo sabes, no?"

Ana cierra los ojos al sonido de la palabra. Los flashbacks comienzan y ella recuerda la sensación cuando tocó la hierba. Los olores de la esencia del perfume de Mariana que le llegaban mientras estaba sentada a su lado. Todavía puede olerlo en ella ahora, pero apenas está allí. Cuando vuelve a abrir los ojos, Ana ve que los ojos de Mariana están llorosos.

" Te perdono."

¿Ahora qué? | MSHD MaryanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora