☯ Sentimientos Reflejados En Ojos Tan Brillantes Como Las Gemas De Rubí ☯

300 15 0
                                    


Hades, como mayor de los hijos de Crono, era bastante consciente de todo lo que hacían sus hermanos menores, especialmente los dos más pequeños, siendo los amoríos de Zeus a lo que menos prestaba atención, y las "relaciones" que tenía su hermano Poseidón, ya fueran las que acaban con el nacimiento de su descendencia o la que tenía actualmente con un hombre ruso del que aparentemente se había hecho amigo, o lo más cercano a amigo que pudiera tener Poseidón, ya que a las propias palabras de este mismo, era un hombre insolente y molesto, pero igualmente se mantenía con él por más que lo insultara, por lo cual, Hades sin hablar de nada con Poseidón, decidió ir al lugar donde ese ruso del que hablaba siempre su hermano menor.

El ambiente de Moscú en esos tiempos era sumamente blanco gracias a que estaban en pleno invierno, y encontró en poco tiempo al hombre del que hablaba su hermano gracias a dos cosas: Poseidón le dió dos claros rasgos de ese ruso, el primero era que siempre tenía un abrigo de felpa de color borgoña, y el segundo es que tenía ojos bermellón que podrían parecer intimidantes por ese siempre ceño fruncido que tenía, aunque el ser humano le quitaba todo lo intimidante que pudiera parecer.

Entre toda la población de Moscú, solo encontró a un hombre que cumplía con esos rasgos, el cual, ese día a pesar de que estaba haciendo un terrible frío que por las calles vacías se notaba que ni los propios rusos lo soportaban, estaba a una orilla del Río Moscova, dejando sobre una parte no congelada flores de colores muy específicos: verdes, azules y rojas, y las dejaba correr con la fuerza del río.

En ese ritual que francamente no sabía por qué podría hacerlo, gracias al hecho de que Poseidón le había dicho también que ese hombre, era totalmente ateo, no creía en ningún dios a pesar de que se vió cara a cara con su hermano menor, así que no podía ser alguna ofrenda para un dios, pero sí le demostró que Poseidón tenía razón en algo: ese humano era insolente, ya que a pesar de que solo estaba a unos pasos de él, no le prestaba atención, seguía dejando flores en el ese río casi congelado una por una muy lentamente, y no fue hasta que dejó la última que suspiró, volteó a verlo, y afiló la mirada sin mostrarle alguna expresión precisa.

No dijo nada o hizo nada, solo se quedó mirándolo unos segundos, segundos que aparentemente usó para razonar gracias a que pudo adivinar quién era en pocos segundos.

–Hades del Panteón Griego...padre mío, los dioses están muy concentrados en molestarme últimamente–dijo ese hombre de ojos bermellón frunciendo el ceño, mostrando esa expresión intimidante de la que había oído hablar.

El ruso no estaba interesado en quedarse escuchándolo, eso era claro, ya que había decidido irse sin ni siquiera preguntarle a qué había venido, lo que lo hizo a él fruncir el ceño y detenerlo al tomarlo de un brazo, sin embargo, esto no fue bien recibido por el de cabellos grises, quien aprovechando ese punto de apoyo su brazo sostenido, puede que haya usado algún tipo de técnica marcial o no para inclinarse con el lado con el cual no estaba siendo sostenido y levantar con fuerza una de sus piernas, logrando golpear en el cuello al dios del inframundo, que lo soltó y aún haciendo fuerza con esa pierna logró mandarlo al piso cubierto de nieve y ponerse sobre su espalda, usando su peso para mantenerlo allí.

Ha Poseidón se le había olvidado decirle un pequeño detalle de ese médico, y es que era bueno al tratarse en combate cuerpo a cuerpo, no era simplemente de los que se defendían con palabras, él era ingenioso y táctico, y eso Hades lo supo al ver que se aprovechó de su guardia baja para darle una patada certera y ponerlo contra el piso con nada más que un movimiento bien ejecutado.

Detrás de la Mirada [ Hades & Caroline ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora