Capítulo 23

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Estaban siendo unos días realmente ajetreados en Sneabroch. La feria de ganado comenzaría en menos de una semana, como consecuencia, no paraban de llegar personas interesadas en participar, ya fuera con sus propias reses o comprando algunas. Todo aquello unido a las tareas de organización, mantenían a May muy ocupada.

Cuando ella y Kendrick dieron a conocer a todos la buena noticia, ninguno se privó de mostrar su sincera alegría por la pareja. Desde entonces cada uno de los habitantes de Sneabroch estaban atentos a May por si necesitaba algo. Especialmente su doncella, la cual estaba muy interesada en conocer más datos sobre el embarazo. May se sentía muy arropada por todos los que allí vivían, sin embargo, le faltaba la compañía de su adorada Beth.

En aquel instante, esperaba sobre los escalones principales la llegada de su amiga. Sentía los nervios en el estómago, y es que estaba muy ilusionada por volver a verla. Esperaba impaciente mientras acariciaba su abultado vientre ya casi como una manía que había tomado en los últimos meses. Parecía que hasta el bebé estaba ansioso por la llegada de la pelirroja, pues no paraba de moverse en su interior.

No supo expresar lo que sintió cuando la vió cruzar por la puerta principal de Sneabroch. Era como si el nudo de su garganta se hubiera deshecho por completo ante la visión de su amiga. Los ojos se le llenaron de lágrimas y bajó, casi sin darse cuenta, los escalones que la separaban de Beth. La pelirroja, contagiada por su entusiasmo, desmontó rápidamente del caballo para estrechar a May entre sus brazos.

El tiempo se ralentizó, por unos instantes solo existían ellas dos en la faz de la tierra, unidas por ese abrazo ahora imposible de quebrar. El avanzado estado de gestación de May no supuso ningún impedimento para que se apretujaran la una contra la otra entre lágrimas de alegría.

—¡May! Pero estas, estas...—intentó hablar sin que las palabras pudieran salir de su garganta, mientras miraba el vientre de la morena.

—¿Enorme? —sugirió entre risas. Ambas rieron.

—Muy hermosa. —la contradijo Beth con cariño.

—Tú pareces una flor en primavera. —sonrió. — Y creo que sé a qué se debe. —aseguró mientras miraba disimuladamente a Cormac que desmontaba en aquel momento.

El joven formaba parte de la escolta que había traído Beth consigo. La pelirroja sonrió coquetamente al saberse descubierta.

—¿No piensas saludar a tu primo? —las interrumpió Kendrick mientras se preparaba para abrazar a su querida pelirroja.

—Solo lo haré porque veo que estas tratando a May como se merece. — aclaró en tono de burla antes de rodear a Kendrick en un abrazo afectuosamente.

Pronto tanto Cormac como el resto de la escolta de Beth, se acercaron para recibir instrucciones de Kendrick. Las jóvenes aprovecharon para ir al interior de la casa.

Hacía demasiado tiempo que no estaban juntas, tenían muchísimas cosas que contarse, porque aunque se habían escrito con regularidad, el papel no era suficiente para contarlo todo. No perdieron ni un segundo y comenzaron a hablar lo más rápido que pudieron mientras degustaban un bizcocho con té en el salón.

Más tarde, bajo la insistencia de Beth, ambas se dirigieron al dispensario, donde la pelirroja no se quedó tranquila hasta que examino a May. Todo parecía ir bien, tanto May como el bebé estaban en perfectas condiciones.

—¿Crees que nacerá pronto? —cuestionó la futura madre mientras la pelirroja terminaba de acomodar su vestido.

—Podría nacer en cualquier momento. —aseguró Beth haciendo un relámpago nervioso recorriera el cuerpo de May.

Tierra Salvaje | Saga Salvaje I Donde viven las historias. Descúbrelo ahora