Amor Falso | YM

Único

El sol se aleja, el cielo está gris, la noche aparece de a poco, unas cuantas estrellas acompañan a la luna en todo su esplendor.

El viento mueve suavemente las cortinas de los ventanales, mientras yo, aún en la cama te lloró en silencio nuevamente, recordando el pasado una vez más. Sufro en soledad con mi corazón en agonía, pidiéndole a la luna un poco de su brillo ya que en mí ha dejado de existir. Mi alma se marchita poco a poco sin poder hacer algo al respecto, solo permanezco entre las sábanas, esperando a que ellas me tragen o tal vez yo desaparezca entre sueños dulces.

Estoy ahogado en mi pena, extrañando cuando jurabamos juntos a querernos siempre, ahora sólo son promesas rotas que le hacen burla a mi dolor. Restregándome en la cara la ilusión que estaba viviendo en esos momentos, recuerdos que aún están presentes día tras día, siendo un total martirio para mi cansada mente.

Su nombre se a tatuado en mi piel, quema, arde y por más que intente lavarla no sale, estando ahí, justo al despertar, trayendo recuerdos nuevamente de qué una vez él me toco, amo y beso cada parte de mi ser. Deseando su tacto en mi piel, haciéndome compañia en las noches frías donde solamente sus brazos podían brindarme calor. Ahora me pregunto constantemente ¿Qué me faltó? Si di todo de mí, cada parte de mí estuvo en sus manos, mi corazón incluido; ahora sólo quedaban piezas rotas, agonizando lentamente en lugar de sanar.

Ví colores en un cielo gris, y creé una falsa historia de amor, donde ambos éramos los protagonistas.

Cada noche te demostré que estabas mejor en mis brazos, en cambio, decidiste mirar hacia otro lado; así fue que lo conociste a él.

Un lindo chico, sutil y elegante. Él es todo lo contrario a  lo que soy, y creo firmemente en que su linda sonrisa fue la que te cautivo, pero... Habías dicho que no había sonrisa más hermoso que la mía.

Así empezaron a llegar las excusas, las peleas constantes por un poco de tu atención, dijiste que yo estaba paranoico, pero sólo estaba aterrado de lo que fuera a pasar.

Y no fue una sorpresa cuando me dijiste que tenías un nuevo amor, pero dolió en el alma que ahora no sea yo quien ocupe tu corazón. Aún sigue doliendo, aún sigo esperando a que cruces la puerta y vengas a mis brazos diciéndome cuanto me amas. Sé que tendría que superarlo... Pero fueron nueve años, los mejores de mí vida los que pase a tu lado.

Mis amigos festejaron nuestra ruptura, comentando lo mucho que lo habían deseado solo por el hecho de que eras un total amargado. En realidad eras muy malo socializando. Pero dolió, dolió como no podrías imaginarlo cuando dijeron que a pesar de todo lucías muy bien junto a él. Ahí empecé a cuestionarme mis amistades.

Mi vida fue un total caos, tener que dejar de hacer el café por la mañana por qué solo tú lo tomabas, acostumbrarme a cocinar solo una ración de comida en lugar de dos, o por ejemplo, desear las buenas noches antes de ir a la cama. En lugar de eso, volteó a nuestro retrato, ése donde ambos estabamos de vacaciones en Haití, y te deseo buenas noches aunque el silencio responda por ti.

Tu madre aún llamaba a mi casa, empecé a sospechar de que ella no sabía de nuestra ruptura porque siempre preguntaba cuando iríamos a verla, yo quería, no iba a negarlo, pero sería incómodo que por casualidad nos encontremos ahí, y estés con él. No podría soportarlo, duele cuando aún la herida no a sanado.

Así que mientras el dolor avanza y mi corazón sana, lloró tu ausencia, recriminándome una y otra vez el no haber peleado por tí aunque no hubiera guerra que ganar.

Es imposible romper lo que ya está roto, pero cada vez que escucho una nueva noticia sobre ti, me resquebrajo un poco más, haciendo que nuevas lágrimas bajen por mi rostro. Sonrió fingiendo que estoy bien, aparentando felicidad, no queriendo que te enteres del daño que me hace saber de tu compromiso, aunque mi sangre hierva y mis puños se aprieten de rabia, solo sonrió. Anhelando ser él por un instante y tenerte nuevamente en mis brazos aunque me engañe a mi mismo con un bonito final.