Recuerdos de alguien perdido

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No necesitaba más para recordarla, un simple vestido sacado de mi armario que ella misma se había probado, unas simples zapatillas que nos han acompañado a miles de caminatas entre las dos, las cuatro paredes que tantas risas han escuchado salir de nuestras bocas, un aroma tan dulce como su voz, o quizás un sabor tan amargo como ese sentimiento en el estómago y la garganta al pensar en cómo acabó todo, hecho cenizas.

Historias De Un Corazón RotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora