Rosas con Espinas

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Cuando era niña solía visitar cada cierto tiempo la casa de mi bisabuela, Lita, una mujer de carácter dulce que siempre saltaba de su silla por cansada que estuviese para atender a sus hijos. Ella solía contar graciosamente como a sus catorce años sus padres la casaron con un hombre veinte años mayor, no recuerdo escuchar ni una sola vez en que se quejase de aquello, de su vida o de su infancia perdida...

Creci entonces en esta familia de pensamientos un tanto machistas, dónde temas como la sexualidad o el feminismo eran completamente tabú. Fui la mayor de una larga lista de bisnietos, con una mentalidad diferente y tan silenciosa como un ratón, pase años escuchando conversaciones mientras me hacía la tonta y por dentro juzgaba todas aquellas actitudes. ¿Por qué mi bisabuela permitió que la casaran con un completo desconocido? ¿Por qué permitió que la llevarán al sufrimiento de vivir en pobreza bajo el estereotipo de que debía tener muchos hijos para complacer a su esposo? ¿Por qué aún años después ni siquiera se quejaba? Aquel absurdo machismo de la época le había robado su infancia, sus oportunidades de ser una mujer increíble... ¿Y mis tías, mis primas, mi abuela, mi madre? ¿Por que seguían los mismos pasos?

Mi respuesta llegó con su muerte, por tétrico que parezca. Mi bisabuela falleció y fue enterrada al lado del hombre con quién se casó hace tantos años, en el testamento de mi bisabuelo se especificaba que al morir mi bisabuela su ataúd debía ser enterrado encima del de mi bisabuelo, pero Lita de negó. Aún en sus últimos momentos pidió ser enterrada a su lado, como su igual. Fue durante su funeral que me llene de historias muy diferentes...

Lita nació en una época dónde el machismo y los matrimonios arreglados era algo tan normal como ir los domingos a misa. A las niñas se les criaba con esta mentalidad así que cuando le dijeron que se casaría, ella ni siquiera de negó pues a sus catorce años no conocía nada más. A pesar de ello no se convirtió en una mártir más de los matrimonios arreglados, fue inteligente y aún con las ideas de la época en contra supo encaminar su vida. Estaba casada y ya no había vuelta atrás, su solución fue aprender a formar un equipo, impulsar su pequeña familia entre ambos. Cuando nació su primera hija, mi abuela, entendió que una vida de pobreza no era lo que quería darle a su hija, así que con dieciséis años comenzó a estudiar aun con el machismo en contra y su esposo, ahora su amigo y compañero, la apoyó pues las acciones de Lita cambiaron su destino.

Lita fue maestra y enfermera, inteligente, trabajadora y con un corazón tan grande que pasó a ser conocida por todo el pueblo gracias a su bondad, aprendió a amar y construyó junto a su compañero de vida una hermosa casa desde los cimientos para sus nueve hijos, soportó la perdida de uno de ellos y la crianza de los demás; no como una mujer sumisa, sino como una mujer fuerte y llena de amor por los suyos. Lita dedicó su vida a luchar silenciosamente contra aquellas absurdas ideas, les dió libertad a sus hijos de amar a quienes quisiesen, les alentó s estudiar, a crecer y ser buenas personas.

Algunas veces escuché a Lita comparar a las mujeres de nuestra familia con flores, solía decir que sus niñas éramos como las rosas de su jardín, todas de diferentes colores, hermosas y delicadas. Sin embargo ella nunca corto las espinas de aquellas flores y en mi inocencia le pregunté porque se las dejaba si podían hacer daño. Ella tan solo contesto que una rosa no sería una rosa sin sus espinas... Por supuesto no lo entendí, pero hoy se que simbolizan la fuerza que tiene cada una de nosotras. Somos rosas, de pétalos bellos y corazones nobles, pero de espinas filosas dispuestas a crecer, a defendernos y luchar.

Aquella dulce y pequeña mujer marco la vida no solo de su familia sino de todos aquellos que la conocieron, el machismo le arrebato su infancia, pero su valor labró su camino.

Las hijas de Lita, mis tías fueron las primeras mujeres de la calle en asistir a la universidad, trabajaban y estudiaban y hoy todas ellas son profesionales; eligieron a quien amar, que camino seguir, mis tíos, son hombres responsables que cuidan de los suyos, cortando la cadena de violencia tan normalizada en aquellas épocas.

Tal vez la vida de Lita hoy no sea parte de lo que consideramos feminismo, pero para mí el ser feminista es ser una guerrera y sin duda Lita lo fue. El dieciséis de abril del 2017 Lita fue enterrada junto a su esposo como su igual, su compañera. Aquel día observé a mis tías, mis primas, mi abuela y mi madre y vi en sus rostros a Lita, mi bisabuela no tuvo opción en su época, pero creo opciones para sus hijas y ellas para sus hijas. Hoy las redes sociales difunden cientos de noticias sobre el feminismo y creemos que es la primera vez que la mujeres comienzan a alzar sus voces contra los pensamientos retrogradas e injusto, pero lo cierto es que mujeres como Lita impulsaron esto. Hoy no sería quien soy sin las enseñanzas de mi madre, mi abuela, mis tías y primas... Y aunque aun quedé mucho camino por recorrer se que cada generación seguirá impulsando a la anterior.

Este día de la mujer se lo dedico a Lita, cuya tumba hoy es adornada de rosas blancas llenas de espinas.

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