📖SETENTA Y DOS📖

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La primera campanada interrumpió lo que era, en gran medida, la idea más descabellada de Carla. Esta un 99.99% seguro de que se refería a Armin, Michele y Eren, cuando dijo que tenía a 3 personas que podrían decirle lo que había sucedido en la reunión; el único problema de las dos primera opciones era que Kikyō tendría que ser quien acudiera a ellos y bueno, ella nunca haría algo así. Y en cuanto a la tercera persona, implicaría que Mikasa supiera algo al respecto (de hecho así era, por ser seguramente quien llevaría acabo el traslado) y le contará a Eren; esto último era complicado, pues Mikasa sabe que hay cosas que no debe decirle a Eren para que Carla no las sepa. Nuestra última opción era...

-¡Trío Problema! ¡Por aquí! - grito Hange cuando nos vio salir por la puerta principal.

El día escolar había acabado, sin nada fuera de lo común o diferente a colo había transcurrido la primera mitad del día. De hecho, luego del descanso y de que Ymir tuviera que volver a la biblioteca con los unicornios, la palabra “normal” describía a la perfección al día.

Y ahora, tal como nuestros padres habían prometido, o por lo menos los míos, Hange ya nos esperaba lista para darnos asilo en su casa esta tarde.

-creí que estar demasiado tiempo con Carla era un peligro - comenté mientras, la propia Carla, Kikyō y yo nos acercábamos a Hange.

-¿eso te dijeron? - se burló Carla. - no lo niego, pero tremenda excusa mal pensada, mis padres le pidieron a Hange que me cuidaran está tarde.

-los míos igual - coincidió Kikyō.

Nos habíamos despedido de Niggel momentos antes. Así pues, llegamos hasta donde Hange que nos recibió con una gran sonrisa.

-¿qué tal su primer día, tropa contratiempo? - nos preguntó a modo de saludo.

-bueno, hoy no nos regañaron - puntualizó Carla toda orgullosa.

-nuestro profesor de este año nos conoce los suficiente como para no engancharse en discutir con nosotros - explique divertido.

-sabía decision - aceptó Hange. - ¿y tu pequeña cabecilla?

-estuvo bastante bien mi día, incluso Ymir se pasó un rato con nosotros - añadió Kikyō.

-asi que a ella también la aislaron, no me sorprende... - Hange parecía más divertida que molesta con aquel comentario - en fin... Vamos a casa, sus padres me autorizaron pedir comida al restaurante en lugar de envenenarlos con mis guisos.

La casa de Hange, consistía en un apartamento, cercano al Distrito Stohess (por lo que abordamos el tren un par de estaciones para llegar), bastante sencillo, ni muy grande ni muy pequeño. Era mi casa favorita, pues nunca sabía que cosas extrañas podía encontrar en la mesa junto a la cocina; aunque el día de hoy, ese lugar estaba vacío.

Mientras Hange pedía la comida, los 3 le contábamos a ella sobre todo nuestro día con lujo de detalles, solo omitimos nuestro pequeño plan para infiltrarnos en la biblioteca y para robar el álbum que nos menciono Ymir. Así que, la comida pasó entre risas y bromas, lo normal cuando estábamos con ella.

-por cierto... - dijo Carla mirando a todos lados - ¿y Hannes?

-lo cuidan Falco y Gabi - explicó Hange.

-¿están en la ciudad? - pregunto Kikyō sorprendida.

-si, bueno se quedarán bastante tiempo, unos 9 meses o más -la excomandante sonrió divertida - la pequeña Gabi tendrá un mini Falco, así que querían que se alejara un poco de su trabajo y se cuidara.

-ah, entonces Hannes se volvió el experimento de carne y hueso de ellos - razonó Carla divertida - si sobreviven un día con el, seguro estarán preparados para su propio bebé.

-eso mismo pensó Eren - se burló Hange - aunque quizá Falco y Gabi si lo están tomando más como un entrenamiento militar que como un experimento de paternidad.

-típico - soltamos los 3 menores al unísono, antes de estallar en carcajadas.

Pasaban de las 3 de la tarde para cuando terminamos de comer y a falta de la presencia de nuestros padres, tuvimos que hacer la tarea ahí mismo... Bueno, al menos Kikyō y yo, pues Hange se la paso soplandole las respuestas a Carla y de vez en cuando a mi. Así pues, dieron las 6 cuando nos dedicamos al 100% a inventar con Hange; y si, “inventar”, pues le ayudamos a idear un nuevo aparato que seguro no funcionaria como muchos otros que habíamos planeado en este mismo lugar.

Fue cerca de las 7 cuando sono el timbre por primera vez. Se trataba de Michele y Armin.

-servicio de guardería: “Legión de Cuidado Infantil”, díganme ¿cuál es su niña? - bromeó Hange al abrir.

-una rubia de ojos claros y sonrisa tímida - le siguió el juego Armin.

Hange nos miró a los presentes pensativa, luego negó con la cabeza.

-nop, no hay nadie así, yo solo tengo una diablillo amarilla con cara de ángel.

-si se llama Kikyō, entonces es nuestra - dijo Michele.

-¡oh, eso cambia todo! - Hange soltó una risa y llamó a la menor de nosotros - ¡Cabecilla, tus padres llegaron por ti!

Mientras Kikyō se despedía de nosotros, Armin y Michele agradecieron a Hange por su tiempo y minutos después la puerta se cerró. Pará volverse a abrir media hora más tarde, está vez con el llamado de Eren y Mikasa, quien ya sostenía a Hannes en sus brazos.

-parece que Falco y Gabi sobrevivieron - celebró Hange saludando el pequeño.

-mejor de lo que esperábamos, serán buenos padres - confirmó Eren.

-claro que sí - aceptó Hange y llamó a Carla - ¡Diablillo sin causa, ya es hora!

Carla se despidió apresuradamente y se fue alegremente con sus padres. Hange volvió después de despedirlos.

-y quedamos la versión miniatura de Levi y yo - se burló Hange sentándose frente a mi en la mesa. - veamos, ¿por qué crees que estén tardando tus padres?

-porque estarán discutiendo con Historia o quizá están buscando el diario de mi padre - me aventure a decir.

-¿Eh? ¿Ya comenzó a buscarlo? - se alteró la castaña.

-si, no se porque, pero ha sido un problema los últimos días - confesé.

-¿sospechan de ti?

-quizá al principio, pero no creo que siga siendo así.

-¿lo traes contigo?

-si, no puedo dejarlo oculto en casa, estoy seguro de ellos saben donde podría esconderlo.

-ah, pequeño Kai, te acabas de meter en un lío bastante feo.

-ya lo sé...

-¿al menos ha válido la pena?

Lo pensé un momento. Si era cierto que mas de la mitad de lo que había leído era muy doloroso y trágico, pero ahora podia entender la preocupación de mis padres y entendía que eso que no decían, seguía doliendoles cada día. Así que supongo que:

-completamente...

Si, valdría la pena el riesgo.

Levi's diaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora