-September, 2012

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Alguien le dijo a Yoongi que el amor y el arte, muy a menudo, tienden a reflejarse entre sí; la primera vez que lo escucho fue de la maestra Son, que casi con un tono sublime, le explico aquellas cosas que podrían influir más que las partituras en medio de una presentación.

El amor, las correlaciones del mismo, aquellas cosas que a simple vista no parecen ser compartidas; los mínimos detalles, aquellos que implican lo máximo antes de interpretar una canción o una melodía.

Su postura era innegable, de la misma forma, su presencia en el salón era tan importante que cualquiera de sus estudiantes se doblegaría a su paso ejerciendo un enorme grado de respeto. Ella y sus tacones de punta quedaron impresionados la primera vez que lo escucharon; Yoongi la había visto antes, Namjoon la había mencionado después de su examen de admisión en la universidad.

—Tan aterradora que no creo que quieras cruzártela por los pasillos. Escuché que es la misma que entrena a los estudiantes que buscan una beca.

Sí, el amor imita al arte... En ese caso su música tendría muchas cosas que reflejar.

La maestra Son se puso de píe un día antes a su presentación para la beca, volcó las partituras dejando hojas en blanco, acompañada por su mirada severa y pesada. —Mañana, solo por un instante —ella murmuró por lo bajo, solo para ellos dos—, olvídate de la técnica y recuerda las cosas que te llevaron hasta ese instante. Sí el amor es arte y en todo caso, el arte es amor; encárgate de hacer que eso se sienta. Sé que puedes lograrlo.

¿Cuál sería la diferencia sí Yoongi no podría lograr todas aquellas cosas? ¿Qué cambiaría? ¿su talento se pondría en duda? ¿Las estrellas dejarían de brillar? O solo de por sí, ¿cada uno de sus sueños moriría?

Yoongi y sus grandes amores, sus caprichos y cosas que solo él, basándose en su pura experiencia, podría entender. Una beca, aquello no es más que una beca; una última —o primera— canción para definir su futuro. Una última oportunidad que puede sentirse como un parpadeo. Algo que vale más que sus converse de la suerte o los calcetines perfectos para sus zapatos de vestir; una última canción, para entender que el arte, su arte, imita todos los actos de amor en su vida.

¿Cuál es la diferencia entonces?

No lo sabe, incluso si lo piensa todo el camino de vuelta a su casa y toda la noche. No tiene ni la más mínima idea mientras quita las arrugas de su camisa en la mañana mientras escucha a su madre chocar las tazas en la cafetería.

Si el arte es amor, en consecuencia, todos sus sentimientos mezclados podrían resultar en arte.

Aunque no lo sabe.

No puede estar seguro de algo así.

Hay un par de cosas que Yoongi aprendió en su corto tiempo de vida, algunas son completamente innecesarias y otras probablemente terminarán salvándolo de una amenaza inminente de muerte. Puede ser un poco claro y admitir que no sabe mucho sobre el amor pero... si sobre música, y de alguna que otra cosa sobre arte; aquello es de utilidad cuando sube al auto de su padre y prende la radio para disipar los nervios que tambalean por todo su cuerpo. Una de las viejas canciones que su padre disfruta por las tardes suena en todo el auto y sus manos temblorosas no atinan a bajar el volumen con rapidez.

El examen para su beca marca un poco más de presión en su vida de la que realmente le gustaría, pero, ¿qué significa realmente? ¿Define tanto su futuro?

Su madre tomó una fotografía con él parado frente a su puerta, solo en caso, solo por si la suerte se pone de su lado. Ella preparó café con vainilla y galletas de avena para el desayuno, y prometió sobrarle lo mejor del almuerzo, de la misma manera, le aseguro un abrazo sin importar el resultado. Hyorin fue un poco más dura y solo le dio una palmada en la espalda para después poner una moneda en su bolsillo.

Tastes just like home.    (ksj+myg)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora