Parte 1

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No estaba preparado para lo que se avecinaba, hasta ahora su vida había sido fácil, sus padres le habían cumplido cada uno de sus caprichos, salía cada fin de semana con sus amigos, pagaban sus clases de baile, le compraban cada nuevo modelo de iPhone que salía a la venta…, su buena situación económica había permitido que todos sus deseos fuesen órdenes para sus progenitores, pero el último año eso había cambiado, la empresa empezó a recibir más gastos que beneficios, las clases de baile de Soobin empezaban a ser un estorbo, y el día menos pensado empezarían a perder sus pertenencias, por eso sus padres empezaron a buscar desesperados una solución y esta no era ni más ni menos que un matrimonio de conveniencia entre Soobin y la hija de los empresarios más ricos de la ciudad.
Soobin tenía la esperanza de que los padres de la chica no estuviesen interesados en semejante desfachatez, pero para su sorpresa había mucho loco suelto, y estos había aceptado una cena en su casa para conocer a Soobin , el mundo se estaba volviendo loco y el único cuerdo era él, y por desgracia su opinión no tenía ni voz ni voto.
En estos momentos deseaba haber nacido en la otra punta del globo terráqueo, estaba seguro de que solo en corea la gente estaba tan loca como para arreglar un matrimonio solo para salvar su reputación.
Y para su mala suerte, esto era algo que pasaba muy a menudo entre la alta sociedad coreana.
Maldita sea, ¿por qué tenía que pagar él el alto precio de los problemas empresariales de su familia? ¿Acaso él era un objeto? ¿Su existencia no valía nada? Nunca se había sentido tan abandonado, sus padres dejaron de ser padres, ya no les importaba su hijo ni su bienestar, se pasaban día y noche hablando de su casamiento, como si aferrarse a esa idea fuese lo único que los mantenía con vida, y así era.

Se acercó la hora de la cena y era ya la tercera vez que su madre entraba a su cuarto para ver si estaba listo, su estómago le dolía, lo que menos deseaba en el mundo era que esa familia entrase por la puerta, deseaba con todo su ser retroceder en el tiempo, y poder respirar como lo hacía antes, sin sentir esa presión en su pecho.

-Soobin , están a punto de llegar, baja ya, y por favor compórtate, ya sabes lo importante que es esta cena- dijo su madre asomándose en la puerta y bajando las escaleras tras dar el aviso.

-Si mamá, me comportaré, o no, quien sabe..- Su madre ni siquiera lo escuchó, ya se encontraba en la planta baja.

Tras un largo suspiro bajó las escaleras, empezó a bajar escalón a escalón, despacio, deseando tropezarse y partirse una pierna, pero no ocurrió.

Tras unos 15 minutos se escuchó el timbre y su padre se acercó a abrir la puerta, Soobin caminó hacia allí sin muchas ganas, no sentía ningún tipo de interés por conocer a la chica, a decir verdad nunca se había sentido atraído por una y esta no iba a ser la excepción, pero en la puerta le esperaba una sorpresa, detrás de la chica con la que debía contraer matrimonio había un chico, que parecía unos dos años más joven que él, bastante guapo a decir verdad, al final la cena no sería tan aburrida como pensó, se fijó más al detalle en el chico, este llevaba un traje ajustado que le sentaba demasiado bien, su cabello era rubio, el nombrado notó su atenta mirada y decidió hacer lo mismo, observándolo con parsimonia de pies a cabeza, sin ningún pudor, terminaron su escrutinio mirándose a los ojos por unos segundos, hasta que su madre interrumpió su duelo de miradas.

-Soobin , ¿No vas a decir nada? ¿No has visto lo guapa que está Bahiyyih?- La voz de su madre lo sacó de su ensimismamiento, ni siquiera había visto a la chica, se giró y la observó, esta era guapa, no lo iba a negar, pero no se podía comparar con el chico.

-Ah, claro…, estás muy guapa..- dijo cruzando miradas por primera vez con ella, esta le sonrió tímida.

-Muchas gracias, tu también estás muy guapo- se colocó un mechón de pelo tras su oreja de forma coqueta, pero sus coqueteos no llamaron la atención de Soobin, quien volvía a poner su atenta mirada en el chico que ahora se encontraba observando el salón de su casa con interés.

Se dirigieron a la mesa y las sirvientas (que pronto tendrían que despedir si su plan no salía como esperaban) empezaron a traer el primer plato.

-Estamos encantados de estar hoy aquí con vosotros, Bahiyyih estaba deseosa por conocer a Soobin, ah por cierto, este es nuestro hijo Kai, es dos años menor que ella- dijo el padre de ambos presentando a su hijo, por fin habían llegado al punto interesante de la conversación, pensó Minho.
-Sus hijos son realmente hermosos señor Huening- dijo la madre de Soobin muy sonriente, por fin después de muchos meses estaba de acuerdo con algo que decía su madre, hermoso se quedaba corto para describir al rubio, claro que era mejor no decir eso en voz alta si no quería ganarse un bofetón.

Después de la cena sus padres salieron hacia el jardín para enseñar sus instalaciones a los invitados mientras la cocinera preparaba el postre y Soobin observó cómo Kai se acercaba a la gran fuente, lo siguió sin hacer ruido a unos metros de distancia.

Frunció el ceño cuando observó al chico lanzar una moneda en su fuente y se acercó a hablarle.

-¿Tan necesitados de dinero nos ves que nos lanzas monedas?- el joven dio un pequeño salto por el susto y se giró.

-Vaya creí que estaba solo- llevó su mano derecha a su pecho por el sobresalto mientras se sentaba en el bordillo- solo... pedía un deseo a la fuente..

-¿Y se puede saber que has pedido?- se acercó a él.

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1004 palabras
Publicada 08/03/22

ʟᴀ ғᴜᴇɴᴛᴇ ᴅᴇ ʟᴏs ᴅᴇsᴇᴏs // ADAPTACIÓN Donde viven las historias. Descúbrelo ahora