—¿Por qué no intentaste llamarlo después? ¡Llevamos dos días perdidos y vamos a perder la campaña por tu incompetencia! —reclamó Suzy a su asistente y respiró para tranquilizarse—. No me interesa cómo lo arregles, pero necesito que lo hagas rápido.
Suzy sentía que los nervios la vencían, ya no le importaba desquitarse con la primera persona que veía, lo que necesitaba era una solución.
Se había esforzado tanto por conseguir un acuerdo entre la empresa de Min Ho y la agencia de Suzy, así pretendía acercarse y reconquistar al hombre que todavía amaba. Necesitaba que él la perdonara, pues ella se había equivocado al elegir primero el trabajo antes que al hombre que amaba.
Tenía aspiraciones para llegar muy lejos, se caracterizaba como una mujer ambiciosa, pero supuso que Min Ho la apoyaría ciegamente y, sin duda se equivocó.
—¿Ahora quién te puso de ese humor? —preguntó Fei al asomarse en la puerta.
—Mi trabajadora que no pudo realizar una simple llamada —golpeó el escritorio con la palma de su mano, enfurecida.
—Tranquila, no vayas a espantar a tu visita.
Suzy la miró, y, detrás de Fei, apareció su amiga que no veía durante varios años.
—IU —corrió a abrazarla—tanto tiempo sin verte. Estás más hermosa que antes.
—Gracias —respondió alegre.
Al romper el abrazo, las tres jóvenes tomaron asiento.
Entre ellas existía un lazo muy fuerte desde que se conocieron, habían asistido a la misma universidad y siempre se apoyaban. IU se destacaba por ser la que tenía la cabeza en los hombros, Suzy era la chica tierna y dulce del grupo, y Fei se encargaba de alimentarlas.
—¿Les traigo algo para tomar? —ofreció la asistente.
—No, muchas gracias —Fei se acercó a la joven—. Luego de la forma en que te trató será mejor que huyas, está sacando lumbre hasta por los oídos —las dos rieron, y Fei cerró la puerta cuando la chica se retiró.
—¿Segura que eres Suzy? No recuerdo que fueras una chica tan sulfúrica —bromeó IU—. Creo que me dejaste sorda al oírte gritar —rio, divertida, con la expresión de Suzy.
—Es que estamos a punto de perder un gran proyecto si no arreglamos ciertos aspectos con la empresa.
—Pero puedes enviar a tus modelos a otra compañía.
—La cuestión es que Min Ho ya había hecho tratos conmigo.
—¿Min Ho? —su visita la miró, asombrada—. ¿Acaso hablas de tu ex novio Min Ho?
Suzy asintió y guardó los papeles en el primer cajón del escritorio.
—El mismo.
—¿No supiste que estaba ocupado con su fiesta de compromiso?
—¿Qué? —frunció el ceño ante la sorpresa.
Esperaba que hubiera escuchado mal, mantuvo sus ojos para que alguien le aclarara el malentendido, pero Fei asintió con un gesto de disculpa, y Suzy frotó su sien.
Su mundo se venía encima. Tuvo que enterarse por otra boca los planes de Min Ho. No estaba convencida que una boda la pudiera detener. Esa boda no debía realizarse y, si el se casaba, tenía que ser Suzy la mujer que le pondría el anillo a él.
—¿No lo sabías?
—No —sonrió disgustada por la noticia y tragó el nudo en su garganta—. No creí que fuera en serio con ella.
Se sostuvo en la esquina del escritorio para no desvanecerse por la noticia. Era fuerte la impresión de la noticia, pero lo importante es que se enteraba en el momento justo para actuar.
—No me digas que querías reconquistarlo.
—Les traigo un poco de café —interrumpió Fei.
—Los dos muy cargados —pidió IU.
Fei salió corriendo del ambiente tenso que se formaba en la habitación.
IU meneó la cabeza en desaprobación a las intenciones no pronunciadas de su amiga.
La conocía muy bien. Era obstinada cuando tenía un gran interés, y esta vez estaba muy determinada a destruir a quien se atravesara en su camino.
—Por el amor de Dios, tú lo abandonaste —exclamó.
—Lo amo.
IU agachó la cabeza y cubrió sus ojos asimilando dichas palabras.
—Permite que sea feliz. Ella también lo ama, y ambos lo merecen.
—¿Estás diciendo que no lo valgo? —preguntó indignada.
—Amiga. Suzy —se levantó y se acercó a la joven—, escúchame bien, perdiste tu oportunidad hace mucho y no hiciste nada en el momento. Incluso te lo advertí en repetidas ocasiones. Atrévete a negarlo —humedeció sus labios secos preparándose para dar otro golpe temiendo a una reacción violenta—. Me ofrecí para ayudarlos en su boda.
—¿Tú qué?
—Olvídalo. Olvida a Min Ho—aconsejó IU—. Te estarías haciendo un favor y también a ellos. Él es feliz.
—Lo amo y no voy a renunciar —declaró—. Además, sé que me ama.
—¿Y eso qué?
—¿No deberían estar juntas las personas que se aman? El me ama, yo lo amo, no veo ningún problema.
IU se levantó de su asiento, sin dar crédito a la necedad de Suzy, meneó la cabeza hacia los lados con desaprobación.
Si fuesen otras circunstancias, ella no se habría entrometido en las decisiones de Suzy, pero su actitud estaba fuera de control.
No supo en qué momento dejó de ser la chica dulce que todos adoraban. Por supuesto, tenía sus aspiraciones elevadas, aunque no imposibles de alcanzar con el tiempo. No obstante, ahora estaba frente a una adicta al trabajo, alguien que le interesaba su propio bienestar. Incluso comenzaba a verla como una mujer narcisista.
—¿Cuántas veces te pedí que fueras paciente? ¿Cuántas ocasiones él se mordió la lengua para callar lo que pensaba? —suspiró—. Tengo que irme. Por favor, piensa en lo que te dije. Eres mi amiga y deseo lo mejor para ti.
Tomó su bolso y salió de la oficina con una sonrisa.
Algo en el interior de Suzy le molestó al escuchar esas palabras y la cólera se encendió en ella, pero no se molestó por seguirla.
Su amiga se equivocaba si creía que su amistad la haría cambiar de opinión.
—¿Ya se fue Ji Eun? —preguntó Fei con las tazas de café en la mano al no ver a la chica.
—Sí —respondió malhumorada—. En un rato reviso los documentos. Y deja mi café en el escritorio.
—¿Por qué no la detuviste? Quería platicar con ella.
—Estoy ocupada y no puedo desperdiciar mi tiempo.
—Uy, qué amargada —dijo divertida.
—¿No tienes mejores cosas que hacer?
—Sí.
—Recuerda dejar mi taza. Puedes tomarte la de IU.
—Como ordene, señorita.
Fei se acercó, colocó la taza en el escritorio y se retiró en silencio.
Cuando su amiga cerró la puerta, Suzy apoyó su cabeza sobre sus manos intentando tranquilizarse pensando en las opciones para volver a tener a su amado.
Ya lo había buscado, si tenía que pedirle de mil maneras perdón, encontraría las formas más románticas de hacerlo. Sin embargo, sabía que eso no bastaría.
Necesitaba recuperar a su Min Ho a cualquier precio, incluso si tuviera que convertirse en mala del cuento para lograrlo, entonces vendería su alma al diablo porque ella era la única dueña de su corazón ya que Tn sólo era una sustituta temporal.