Uno

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—¡Espera!

MinHo alzó la cabeza cuando escuchó el llamado de JiSung. Le sonrió y extendió su mano derecha hacia el menor, retomando su caminata cuando la mano de Han encontró la suya y entrelazó sus dedos.

—Creí que ya te habías ido a casa —comentó Lee observando distraídamente los árboles rodeando el camino a su hogar, la ligera brisa primaveral avanzaba junto a ellos, arrastrando así un par de hojas secas color marrón por el delgado camino.

—Hmm, sólo descansé un poco y me sentí mejor —JiSung se encogió de hombros, utilizando su mano libre para cubrir su rostro de los rayos del Sol casi ligero en el cielo—. Además, me gusta volver a casa contigo.

MinHo asintió, observando de reojo a su acompañante y mejor amigo. JiSung solía cansarse con demasiada frecuencia y tenía moretones en la piel. Últimamente parecía haber perdido peso, aunque no demasiado. Para Lee era realmente difícil ocultar su preocupación por el chico que prácticamente vio crecer. Le dolía aceptarlo, pero JiSung era débil físicamente. MinHo no podía recordar cuándo fue la última vez que lo vio correr en algún torneo improvisado del pueblo, tampoco hace cuánto tiempo Han no tenía la necesidad de llevar una caja de pañuelos consigo todo el tiempo.

Tal vez hace un año las cosas estaban normales, pero MinHo no podía afirmar o negar algo como eso.

—La próxima vez deberías irte temprano —murmuró relamiendo sus labios, esperando que Han no se moleste por continuar con el tema—. Debes descansar correctamente, Sung.

—Ya dije que me siento mejor, MinHo —suspiró HanJi y continuó hablando con un tono algo irritado. Estaba molesto—. No es como que me vaya a morir o algo así por caminar un poco.

—No deberías decir cosas como esas...

—Ya lo hice, ¿algún problema? Si gustas puedo empezar a trotar para demostrarte que estoy tan sano como tú, Lee.

MinHo rodó los ojos, pero no pudo ocultar la pequeña sonrisa. JiSung solía tener un humor extraño para afrontar las cosas, pese a ello, siempre conseguía arrastrarlo en sus tontas ideas. Así era Han, y MinHo jamás sintió la necesidad (ni tampoco tenía el derecho) de pedirle que cambie, JiSung era perfecto tal y como era.

Vaya...

—Idiota —se limitó a decir, buscando molestarlo un poco.

—Renueva tus insultos, anciano.

MinHo lo observó con una expresión entre indignada y divertida mientras JiSung le dedicaba esa preciosa sonrisa burlona. El mayor se colocó en frente suyo y presionó ligeramente los costados de la cintura de Han con sus dedos repetidas veces hasta verlo retorcerse.

Empezaron a juguetear de esa forma, empujándose mutuamente hasta desviarse del camino a casa y perderse entre los frondosos árboles. Corrieron por el césped entre los troncos a mitad del bosque cálido, compartieron risas entre el canto del viento y algunos pájaros y terminaron rodando por una pequeña colina de margaritas hasta caer entre más árboles y arbustos. Los rayos del Sol iluminaban sus rostros a través de las hojas verdes.

Ahora JiSung estaba sobre MinHo, intentando hacerle cosquillas pero fallando inútilmente cuando éste lo tomó de las muñecas.

—Eso es trampa —reclamó JiSung entre respiraciones agitadas, aún sin dejar de sonreír.

—Dijiste que estabas tan sano como yo, ¿verdad? —devolvió MinHo mordiendo su labio inferior para controlar sus risas—. Además, fuiste tú el que se abalanzó sobre mí.

—Empezaste a molestarme primero.

—Me llamaste anciano.

—Oh, lo siento tanto, anciano.

In Another Life┊MinSung ♡ HanKnowDonde viven las historias. Descúbrelo ahora