๛ treinta y cuatro.

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⚠️ advertencia: contenido sexual explícito.

Nuevamente, el sábado había llegado más rápido de lo que ambos esperaban. Charlotte yacía en la cocina de su departamento preparándose un café helado mientras Jean se daba una ducha, habían dejado a Nathaniel con los padres de Jean a petición de Adrielle, quién quería pasar tiempo con su nieto y también darle un poco de tiempo a solas a la pareja. Los brazos de Jean rodearon a Charlotte por la espalda y escondió su rostro en el cuello de esta, repartiendo besos húmedos en la pálida piel de la chica, haciéndola reír.

—Hm, estás algo cariñoso, ¿no?

—Claro, ¿por qué no sería cariñoso con mi novia? —respondió con otra pregunta— Necesito aprovechar que te tengo para mi solo todo el día.

Las grandes manos de Jean sostuvieron fuertemente las caderas de Charlotte y la obligó a voltearse, acorralándola así entre su torso y la encimera. Se permitió a sí mismo apreciar una vez más el delicado cuerpo de su novia, cubierto únicamente por una camisa de él que estaba desabotonada en su totalidad dejando ver así su lindo cuerpo y su lencería color negro a juego, se veía hermosa.

Aunque era Charlotte, su Charlotte.
Ella siempre se veía hermosa.

—¿Qué estás preparando? ¿Hay para mi? —cuestionó Jean observando a su novia hacia abajo, le causaba ternura lo pequeña que era en comparación a él— ¿Es algo frío?

—Es café helado, y sí, es para ti.—contestó Charlotte levantando la mirada para toparse con los ojos ámbar de Jean observándola con un brillo singular en ellos— ¿Por qué me miras así?

—¿Así cómo? —preguntó apegándose aún más al cuerpo de Charlotte.

—No te hagas el bobo, Jean, sabes a lo que me refiero.

Jean suspiró fuertemente y con habilidad dirigió sus manos hasta la espalda de su novia por debajo de su propia camisa hasta llegar al broche de su sujetador. Charlotte se sobresaltó ante el tacto de los fríos dedos de su pareja y cruzó rápidamente sus brazos sobre su pecho en el momento en que Jean movió sus dedos, desabrochando así la prenda.

—¿Q-Que haces? —habló atropelladamente entre balbuceos sin ver a Jean a los ojos— Jean...

—Ugh, ¿realmente creíste que no iba a estar caliente? Esta mañana te frotaste contra mi muslo intencionalmente y anoche te restregaste contra mi toda la noche, no creas que vas a dejarme con las ganas.

Con sumo cuidado tomó los brazos de su novia y los quitó de su pecho, dejando caer así la prenda que cubría sus senos. Se quedó embobado viéndola, no importaba cuantas veces viese su cuerpo completamente desnudo, este seguía cautivándolo tal y cómo la primera vez y a menudo solía cuestionarse que había hecho para merecer a semejante ángel en su vida.
Estiró uno de sus brazos lo suficiente cómo para alcanzar la hielera que estaba sobre la encimera y de ahí sacó un hielo, sintiendo de inmediato el frío en las yemas de sus dedos.

—¿Que haces?

—¿Sabías lo sensible que es esta zona? —dijo tranquilamente mientras comenzaba a deslizar el hielo lentamente sobre las clavículas de Charlotte pero en dirección al valle de sus pechos— Ey, no te sobresaltes.

La pecosa exhaló fuertemente y evitó por sobre todas las cosas mirar a quien era su pareja. Su cuerpo entero estaba tenso mientras sentía cómo el hielo se deslizaba y derretía debido al calor corporal de su cuerpo, y odiaba admitirlo, pero se sentía demasiado bien.

—Sobretodo por aquí..—murmuró rodeando la aureola con el hielo, haciendo que la fémina mordiese su labio con fuerza— Tantas terminaciones nerviosas... ¿Que crees que pasaría si froto el hielo aquí?

troublemaker | jean k.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora