Valentina Cisneros
Después de lo que me ocurrió tenía que durar varias semanas en reposo, es decir que tenía que esperar para volver a la universidad y lo más difícil es fue no ir a la academia, pero cuando pasa cuatro semanas considero que ya es hora de volver, me alisto y tomo mi mochila para que salir, busco a mamá en su habitación pero no está, bajo las escaleras y voy a la cocina y tampoco, salgo al jardín por la puerta trasera y allí la encuentro, esta sentada en la mesa sola con sus lentes puestos, un libro en sus manos y una taza de café.
La veo muy concentrada que no me nota, camino hacia ella y se da cuenta que estoy allí, me posiciono frente a ella y retira su mirada de lo que está leyendo y me mira y cuando ve que voy a salir frunce el ceño.
—Mamá iré a la academia, nos vemos más tarde —le aviso pero ella detiene.
—Eso si que no lo voy a permitir, esa academia también fue la culpable de lo que te pasó y te has estado recuperando bien como para volver allí y recaer —se niega a dejarme ir y hago un puchero.
—No mamá te juro que eso no volvera a pasar, dejame ir, sabes muy bien que me encanta bailar y la danza es mi vida además recibiendo terapia con la psicóloga estaré bien —le insisto ya que desde la mañana que abrí los ojos pensé en que hoy volvería, por lo cual estaba muy contenta y ahora no es justo que mamá no me deje ir, ella me mira entrecerrando los ojos y parece pensarlo.
—Esta bien, te daré un voto de confianza pero si vuelve a ocurrir Valentina no solo dejaras de asistir a esa academia si no que no volverás a una, el baile es para que lo disfrutes, no para que poco a poco te estés matando de hambre para ser delgada, ya estas advertida —me dice accediendo y sonrio feliz dándole un beso en la mejilla.
—Gracias mamá, te amo, te veo luego —me despido y salgo de la casa.
Tomo un taxi dándole la dirección de la academia y me deja allí, entro a esta luego de pagar la tarifa y bajar, miro el lugar y sonrio, estoy de regreso, veo que aun la clase no ha comenzado así que he llegado a tiempo, me acerco a mis compañeras y ellas me saludan, algunas preguntan sobre mi estado incluyendo Marianna y sus amigas a lo que yo les respondo amable.
Nunca las he odiado ni me han parecido malas personas pero las evitaba porque Aline y Daniela las odiaban y yo no podía hablarles a ellas siendo estas últimas mis supuestas amigas y hablando de ellas, notan mi presencia y me miran con burla comenzando a cuchichear, típico de cuando estan hablando mal de alguien pero yo simplemente ruedo los ojos y las ignoro, pero ellas no hacen lo mismo conmigo y se acercan a mi.
—¿Por qué has venido? No tienes derecho de estar acá después de la vergüenza que le has hecho pasar a la academia en la competencia, y que sepas que hemos ganado un premio pero no ha sido gracias a ti —escupe Aline con superioridad y cuando voy a replicar Daniela se adelanta.
—Además mirate como te has puesto de gorda en estas semanas, de nada sirvieron las dietas, ejercicios y consejos que te dimos, ahora eres Valentina la gorda y ya sabes que para estar en esta academia debes tener un cuerpo perfecto, así que no tienes nada que hacer acá —me insulta y yo aprieto los labios, son unas completas estúpidas así que no me quedo callada.
—Primero ustedes no son quien para decirme si debo o no estar acá y segundo lo que me pasó también fue culpa de sus dichosos consejos y yo de tonta para seguirlas los tome, pero gracias a lo que ocurrió aprendí a valorar mi vida y no pienso volver a esos hábitos y escuchen esto que les diré —tomo aire y prosigo —Ustedes también deberían buscar ayuda, si siguen haciendo eso terminarán matándose lentamente, se que soy la menos indicada para decirles esto pero solo quiero evitar que toquen fondo como yo lo he hecho y que estén al borde de la muerte para que reaccionen, la anorexia no es para nada un chiste y ustedes deben saberlo —les aconsejo y ellas sienten vergüenza con esto último que les digo ya que la atención de todos esta puesta sobre nosotros, se que no debí decirles esto frente a todos ya que esto es algo personal, pero ellas con sus actitudes me han llevado a hacerlo.
—Callate, tu no sabes nada, además acá la única anorexica eres tu, aunque no espera...pensandolo bien tu no eres anorexica porque se debe ser delgada para ello y tu ya pareces una vaca, es por eso que Oliver me ha preferido a mi porque ya tu le das asco —sigue Aline insultandome y cuando me dice esto último siento como un nudo se forma en mi garganta pero me recupero de inmediato ya que no pienso dejar que ella me haga daño con sus comentarios, lo que pasó es pasado y allí se quedará.
Decido no decir nada más e ignorarlas para no alterarme y provocar una pelea porque con lo burlonas que son pueden sacarme de mis casillas y llegar a eso y es mejor evitar.
Camino hacia otra parte para estar lo más lejos posible de ellas, me adentro a los vestidores y una vez allí no puedo evitar mirar mi figura en el gran espejo que tengo frente a mi, me observo con atención y veo que tal vez ellas pueden tener razón pero luego sacudo la cabeza deshaciendome de ese pensamiento ya que no quiero volver a atormentarme y mucho menos tener la tentación de volver a retomar esos hábitos, aunque debo confesar que a veces extraño llevar ese estilo de vida, se lo he comentado a la psicóloga y ella me dice que ese síntoma es producto de la recuperación y que debo evitar a toda costa pensar en ello, por lo que cuando esos pensamientos me atormentan me distraigo en cualquier cosa para evitar pensar en eso y solo así logro estar tranquila.
Cuando escucho la voz del profesor ordenando a todos que se acerquen para comenzar con los estiramientos me apresuro a salir y cuando el me ve allí frunce el ceño con confusión y se que le sorprende verme acá después de muchos días y es entendible, aun así me acerco a él con una sonrisa y lo saludo.
—Profesor Dalton ¿cómo ha estado? Que gusto volver a verlo —lo digo y el sonríe leve.
—Muy bien y también me da gusto verte recuperada, es una suerte —responde pero parece algo incómodo.
—Si, afortunadamente viví para contarlo —bromeo pero a él no le causa gracia —Ahora me siento mucho mejor y estoy lista para integrarme nuevamente a las clases —le informo y el frunce los labios rascando su nuca y eso no me da buena espina.
—Valentina yo...bueno sobre eso quería hablarte, creo que lo mejor será que no continúes en la academia, verás lo que pasó fue algo que nos afectó a todos acá y no puede volver a repetirse por lo que lo ideal será que no asistas más a la academia, ya sabes para evitar que ese inconveniente suceda de nuevo —me dice allí frente a todos y pienso en insistir pero me abstengo y solo asiento, puedo ver la cara de burla de Aline y Daniela pero vuelvo a ignorarlas y tomo mi mochila para salir sin decir nada más ni mucho menos mirar atrás.
Una vez en la calle camino alejándome de allí y de nuevo siento un nudo en la garganta, el cielo está nublado y se ve tan apagado como yo, mamá tenía razón, no debi haber venido pero yo soy terca, mis ojos se cristalizan y camino mirando al suelo sin ver por donde voy hasta que choco con alguien, subo mi mirada para disculparme pero cuando lo veo solo me limito a abrazarlo...
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¿Cuál es tu opinión sobre el profesor?
Quiero saber qué piensas de este capítulo, así que deja tu comentario.
Besos y abrazos.
Chanti
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Valor de mujer
Novela JuvenilValentina Cisneros es una joven bailarina de danza que ama bailar y ha pasado la mayor parte de su vida en la academia de danza "Cisne" la cual está próxima a una competencia y Valentina será una de las concursantes, pero las exigencias la llevarán...