Capítulo 1 (Parte 2)

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Una vez dentro del vehículo, ambas nos abrochamos el cinturón y con un sonido sordo mi amiga baja la palanca de frenos y arranca el coche. Al contrario que mi amiga, que conduce mientras canta a grito pelado la canción "Side to side" de Ariana Grande, yo me decido por mirar por la ventana, no sé por qué no puedo quitarme de la cabeza el encuentro con ese chico, puede que me lo haya imaginado todo, teniendo en cuenta de que me he quedado medio tonta al verlo, puede ser que haya estado medio tonta todo el rato o tonta entera vaya. Suspiro hondo mientras alejo todos los pensamientos inútiles que no hacen más que rayarme sin ningún motivo y me concentro en el paisaje por el que pasamos, solo hay árboles y gente, bueno y casas, pero no es nada que no haya visto más de cien mil veces por lo que me dedico a contar las veces que mi amiga destroza las canciones que canta, que por cierto, son muchas.

Cuando llegamos a casa lo primero que noto es el olor a pizza recién hecha, algo que abre mi apetito aún más y parece que a mi mejor amiga también le pase lo mismo porque un rugido hace que la mire sorprendida. Ella está tan tranquila como siempre, bueno para ser sincera, parece un poco más nerviosa que de lo normal y no sé si es porque hoy va a cenar pizza otra vez, algo que le encanta, o por cualquier otra cosa misteriosa que no me apetece pensar ahora mismo. Dejo a un lado cualquier pensamiento extraño y me centro en las tres enormes cajas de pizza familiares que hay sobre la mesa del salón.

- ¿Tres cajas? -pregunto sorprendida.

- Teniendo en cuenta que tu amiga come más que un oso... sí, tres cajas. -contesta mi hermana saliendo de la cocina con tres platos en la mano.

- ¡Sí! -grita emocionada Cassy.

- No sé dónde echas toda la comida que comes. -digo mientras examino su delgado cuerpo.

- ¿Estás segura de que quieres saberlo? -al principio no caigo en la cuenta de lo que dice, pero cuando por fin lo entiendo arrugo la nariz y me río.

- Asquerosa. -me limito a decir.

Mi querida amiga y mi amada hermana ríen al unísono como si hubieran contado un chiste, puede que tenga que ver con la cara de asco que he puesto al imaginarme a mi mejor amiga yendo al baño. No es una imagen para nada agradable.

Así sin más, Cassydi agarra una de las tres cajas de pizza, un plato y se sienta en el sofá individual que tenemos al lado de la mesa del teléfono, se tapa con una manta y pone la caja de pizza encima de su regazo mientras sujeta el plato con una mano. Cuando pasa mi hermana por su lado le hace un gesto con la mano que tiene libre en dirección al mando de la televisión, diciendo que se lo pase, y como no, mi hermana se lo da. Durante unos segundos Cassydi cambia de canal hasta que da con el programa de los Hermanos gemelos que reforman casas, últimamente ve mucho ese programa.

- A veces pienso que esta es tu casa y no la mía. -le confieso mientras le arrebato el mando de las manos.

- Ya sabes que soy una más de la familia. -me guiña un ojo.

- Más bien pareces un parásito en esta casa. -le saco la lengua mientras subo el volumen de la tele.

- Yo también te quiero. -me tiende una porción de pizza que yo se la cojo encantada.

La miro durante unos segundos detenidamente, realmente parece alguien más de la familia, siempre la he considerado más como una hermana que como una amiga. Desde el primer momento en que nos conocimos, fue como si nos conociéramos desde toda la vida, como si siempre hubiéramos estado juntas, fue algo raro pero bastante agradable. Nunca dejamos caer a la otra, siempre que caemos, caemos juntas y nos levantamos juntas. Reímos, lloramos y celebramos siempre juntas. Como verdaderas hermanas.

- Me vas a desgastar la cara de tanto mirarme. -no me había dado cuenta de que llevo varios minutos mirándola- Se que te gusto mucho. -hace una pausa- Por eso te dejo que me des un besito. -pone morritos mientras se acerca a mi cara.

- Preferiría besar a una babosa, gracias. -le pongo la mano en la cara mientras la empujo hacia atrás.

- No sabes lo que te pierdes. -me lanza un beso.

- Prefiero no saberlo. -ambas nos reímos.

- ¡Guau! Pedazo jardín. -exclama mientras mira la tele- Ojalá tuviéramos un jardín así, sería genial para fiestas. Kai, cuando vayamos a vivir juntas, tenemos que buscar una casa con ese jardín. -niego con la cabeza.

       - Date por satisfecha que consigamos una casa de al menos 40 m². No sé si lo sabes, pero somos un poco pobres. -le señalo con el dedo.

- Por eso hemos hecho la entrevista. -enarco las cejas.

- ¿Hemos? -pregunto, ella abre los ojos y sonríe tímidamente, como si hubiera cometido algún error.

- Si, la entrevista que era para mi, en realidad era para las dos. -me encuentro muy confundida en estos momentos- Verás, no te enfades, me parecía que sería genial que las dos trabajásemos en el mismo lugar, así estaríamos juntas y ganaríamos dinero, dos cosas en uno.

- Si pero... ¿Acaso has hablado por las dos en esa entrevista? ¿Cómo es que ni siquiera me han preguntado nada?

- Si, bueno... el chico que me ha entrevistado me ha preguntado el por qué no estabas conmigo y le he dicho que te daba mucha vergüenza, que te ponías muy nerviosa y eso te hacía tener ataques de ansiedad que provocaban desmayos, etc. -debe ser que mi cara es un poema- El pareció entenderlo y por eso hice la entrevista por las dos.

- ¿Te has vuelto loca? -pregunto al rato de asimilarlo todo, o al menos de intentar asimilarlo. 

- Es que sabía que si te lo decía no querrías hacer la entrevista.

- Mi hermana te va a matar cuando se entere. -la anuncio.

- ¿A quien voy a matar? -dice mi hermana al entrar al salón.

- A Cassydi. -miro a mi hermana- Resulta que la loca de mi amiga ha hecho una entrevista de trabajo por mi sin siquiera decirme nada. -espero a que mi hermana se sorprenda pero hace todo lo contrario. Se ríe.

- En realidad fue idea mía. -abro los ojos como platos.

- ¿Cómo?

       - Me pareció buena idea que empezases a trabajar, así ganas dinero y te demuestro que no te tengo siempre vigilada, así sales y conoces a gente. -levanto una ceja.

- Creo que las dos os habéis vuelto locas. Me lo podríais haber dicho. -ambas se encogen de hombros mientras vuelven toda su atención a la televisión de nuevo.

- Te hubieras negado. -dicen al unísono.

Como sé que aunque siga diciendo que me parece una locura de idea y de que si me lo hubieran dicho le hubiera dado una oportunidad no voy a conseguir nada, lo dejo pasar sin antes gruñir en desacuerdo. Aunque mi hermana me diga que no me tiene vigilada, es mentira, si no me tuviera vigilada me dejaría trabajar sola y no con Cassydi. Está claro que Kate quiere que siempre esté acompañada y no entiendo el por qué, soy mayor y se cuidarme sola, pero parece que ella no piensa lo mismo.

Ahora que lo pienso, el encuentro con el camarero ahora cobra sentido. Estoy cien por cien segura de que ese chico ha sido el que le ha hecho la entrevistas a Cassidy, por eso había dicho que la conocía y seguramente por eso sabía que mi amiga nunca paga, porque de algo de lo que estoy segura es de que a mi amiga le encanta hablar y contar siempre todo incluso ni aunque siquiera le pregunten por ello.

Mientras mi hermana y mi supuesta amiga discuten durante toda la cena sobre que color de muebles le vienen mejor a las casas, yo me limito a recrear en mi mente todo lo sucedido en aquel bar, y poco a poco voy entendiendo muchas situaciones, como por ejemplo el por qué el chico ese me miraba tan serio, seguro que pensaría que era un bicho raro después de a saber lo que le contaría mi querida amiga. A medida que voy recordando cosas, me voy cabreando más y más.

Definitivamente, estas dos chicas que tengo al lado esta vez se han pasado al menos diez pueblos, pero no tengo más opciones que respirar profundo y dejarlo pasar, porque sé que aunque intenté discutir, jamás ganaría contra dos completas locas.

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