📖SETENTA Y TRES📖

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Eran poco más de las 8 cuando llamaron finalmente a la puerta. Hange y yo nos habíamos dejado caer en la cama, mientras ella me contaba como había sido entrenada cuando se unió a la legión, me moría de risa cuando contaba como había quedado de cabeza por los aires la primera vez que uso un equipo de maniobras.

-lo siento chicos, la guardería cerró hace un buen rato, vuelvan por su pequeño después - bromeó Hange al abrirles.

-las guarderías no son tiendas - le reprochó mi padre. No sonaba como si estuviera de buen humor, pero al menos no era su mismo tono de los últimos días.

-como sea, ya que interrumpen tan tarde, ¿qué tal si cenamos? - comentó mi amable anfitriona.

Me escondí detrás de ella para hechar un vistazo a mis padres, estos se miraban en actitud de confidentes y al final aceptaron.

-¡koinu! - saludo mi madre entrando al apartamento.

Se lanzó a abrazarme antes de que pudiera correr, me atrapó y dejó por todo mi rostro sus húmedos besos. Cuando por fin me soltó, Levi, siendo menos empalagoso, me abrazo y revolvió el cabello.

-¿qué tal la escuela? - pregunto mi padre.

La puerta se cerró y mi madre se ofrecio para preparar la cena, mientras Hange fingía amnesia sobre lo que comimos.

-pues todo indica que será un gran año - dije fingiendo analizar mi día - mi profesor favorito me dará clases, en mi salón está Carla y Niggel, enfrente está Kikyō, Ymir fue a vernos hoy y justo ahora Hange me contaba como fue cuando se unió a la legión...

-¿y la tarea? - pregunto mi madre mirando mal a Hange al descubrir las sobras de la comida.

-la hice junto a Carla y Kikyō, bueno mas bien, yo la hice, ayude a Kyo y Carla me copio - explique.

Levi ya se había sentado en la mesa y yo lo había seguido mientras hablaba. Hoy yo estaba de gran humor, así que ese era el motivo por el que casi daba saltitos por toda la casa acaparando la atención de todos (como un buen Arai).

-y bueno, en la escala de 1 al 10, donde 1 es “no tan grave” y 10 es “casi nos matamos”, ¿qué tal su reunión de hoy? - bromee para distraer la atención de la pobre Hange que no sabía cómo explicar que había mandado a traer cuanta comida chatarra se le atravesó.

-para tu madre fue un 9 y para mí un 5 - respondió tras pensarlo, mi padre.

-ja, más bien para mí fue un 10 y para ti fue un 9 - le corrigio Ami.

-¿tan mal estuvo? - pregunto Hange medio en burla. Me guiño el ojo, pero por supuesto que intentaría sonsacarle información a mis padres.

-casi tanto como que comieran chatarra - se negó a hablar mi madre.

-si te sirve de consuelo, mi almuerzo me lo devore - dije sentandome junto a Hange.

-¿solo tú? - cuestionó Levi, a sabiendas de que con Carla y Kikyō siempre organizabamos una especie de picnic.

-y mis amigas claro - confesé ladeando la cabeza, sonreí tímidamente - y Niggel... E Ymir...

-¿por qué no me sorprende? - añadió Ami, miro acusatoriamente a Hange una vez más cuando al abrir el refri encontró unas sobras de pastel.

-ah no, ese si es completamente mío - se defendió Hange corriendo a salvar a su preciado pastel - de este no les di porque está envinado.

-menos mal - dijo mi madre. - Kai, me ayudas, ya que parece que tienes mucha energía.

Solté una risilla, cuando en respuesta Levi se quejo o más bien, soltó un soplido de alivio, cuando mamá me habló a mí y no a él. A papá realmente le gustaba cocinar, pero si había pasado todo el día con Ami, prefería hacerse a un lado, pues ella era muy intensa a la hora de cocinar pues no le gustaba nada; lo que me recordaba al diario... ¿Levi habrá aprendido a cocinar la comida favorita de Ami luego de lo de Farlan? Tenía la certeza de que papá ya sabía cocinar desde antes de conocerlos, pero había platillos que seguro gustaban a Ami y que solo Farlan preparaba. ¿Cómo habrán sido esos detalles para ellos después de la tragedia?

Ami cocino tarareando e interrumpiendose a si misma para darme instrucciones. Yo las seguí gustoso, pues estaba acostumbrado a la compañía de mis padres y normalmente, la primera semana de clases tenía la necesidad de recuperar el tiempo que pasaba en clases.

Al final, los 4 nos sentamos a comer un poco de sopa, una buena guarnición de verduras y pollo asado.  Me sorprendía el modo en que algo pareciera loborioso, se hacía en menos de una hora si era mamá quien lo hacía. Hange intentó hacer hablar a mis padres durante toda la cena, pero ninguno cayó en sus juegos; las risas no faltaron desde que el tema de los primeros guisos de Hange salieron a la luz (sobre todo cierto estofado a mitad del bosque); luego, aunque quise quedarme más tiempo, nos tuvimos que retirar de la casa de Hange.

-¿y bien, pequeño? - pregunto Ami, colocando su brazo sobre mis hombros, mientras caminábamos a la estación de trenes. - ¿qué tal tu día?

-eso ya lo habías preguntado antes - le recordé dando un boztezo.

-si, pero siempre me cuentas todo con lujo de detalles - razonó mi madre acercandone más a ella.

Tenía la sensación de que algo importante había pasado, no siempre insistía demasiado en que hablase o más bien, justo ahora parecía empeñada en tener algo en lo que distraerse. Levi no estaba distinto, salvo que su modo de lidiar era mantener su expresión neutral y fingir prestar atención.

Aún así, sea cual sea la razón de su actitud del día me decidí a contarles mi día tal como había transcurrido (omitiendo claro, nuestra pequeña travesura del año); tarde todo el camino a la estación y varias estaciones más, hasta que agotado por la larga jornada me quede dormido sobre el hombro de Ami.

-se parece tanto a ti cuando te conocí... - susurro Ami al pasar su mano por mi cabello. Eso fue lo último que escuché antes de que Morfeo al fin me atrapara entre sus brazos.

Levi's diaryDonde viven las historias. Descúbrelo ahora