Capítulo 8

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Narrador omnisciente:

Dreyfus: El Rey Arthur de Camelot, ¿Pero que estará haciendo en Lionés?.

Hendrickson: Yo me encargaré de el. Dreyfus tu encárgate de los 8 Pecados Capitales.

Dreyfus: Lo hago por el Reinó.

[...]

Xx: ¡HABRÁN LA PUERTA! —gritó un Caballero Sacro y la puerta se abrió reflejando a Arthur en la entrada con su acompañante.

Hendrickson: Soy uno de los Maestros de los Caballeros Sacros, soy Hendrickson, entiendo que eres el Rey de una nación al Sur, pero al parecer sin enviar un emisario antes es considerado descortés, ¿No crees?.

Arthur: Soy Arthur Pendragon, soberano de Camelot, lamento mi falta de descortesía. Hace años el Rey de Lionés me ofreció su ayuda y vine a expresar mi gratitud.

Hendrickson: ¿Agradeces con un ejército a tu espalda?.

Arthur: Supuse que no me darían una audiencia —menciono el, su acompañante solo chasqueo los dedos y la ilusión desapareció. Solo quedando Arthur y su acompañante.

Hendrickson: Ya entiendo y comprendo sus motivos, sin embargo, lamento informarles que el Rey a caído enfermó y se encuentra reposando, Deberá volver otro día.

Arthur: Con mayor razón no puedo regresar. Mi compañera tiene la habilidad de curar la enfermedad del Rey.

Hendrickson: Apreciamos su buena voluntad, pero por favor váyase —pidió pero Arthur se quito el casco y sonrió.

Hendrickson: Apreciamos su buena voluntad, pero por favor váyase —pidió pero Arthur se quito el casco y sonrió

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Arthur: No, no lo haré.

Hendrickson: Niño, ¿Qué has dicho?.

Arthur: Maestro Hendrickson, veo que esta lidiando con un problema que quiere alejar de los forajidos. Pero deseamos ofrecer asistencia para resolver el problema.

Mientras tanto en los calabozos de Lionés se encontraban Elizabeth y Sariel el cual el último mencionado se había lastimado.

Elizabeth: ¿Dónde estoy? Hace un momento estaba en el Sombrero de Jabalí —ella vió a su alrededor y al voltear a su costado estaba Sariel intentando levantarse tomando su hombro donde fue el área afectada—. Sariel —lo llamo acercándose preocupada.

Sariel: Estoy bien, tranquila —dijo levantándose, pero sintió a alguien detrás de él—, ¿Eh? —volteo pero no vio a nadie y volvió a voltear al escuchar otra voz.

Mujer: Bienvenidos a Lionés, Majestades.

Elizabeth: ¿Fuiste tu quien nos trajo aquí?. Te lo suplico queremos regresar —al querer acercarse a la mujer, desapareció y Elizabeth grito al escuchar un ruido poniendo a Sariel en guardia.

Hawk: ¿¡Dónde rayos estamos!? ¡Estaba seguro que saldríamos!... —comenzó a correr en dirección de la puerta—. ¡Ilusión de cerdo rostizado! —al terminar de decir eso la puerta se tiro permitiendo que el pudiera salir, grito al terminar de dejar salir todo—. ¡Misión Cumplida! —avisó mientras salían.

The Cursed LoversDonde viven las historias. Descúbrelo ahora